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El dilema de Clinton y Trump

Ambos partidos y ambos candidatos tienen un serio problema que consiste en, ¿cómo lograr la unidad de sus conglomerados después de tan dura campaña como han sido estas primarias?

Los resultados de las primarias en Indiana, el pasado martes, dejaron en claro que en el campo republicano Donald Trump, tras la retirada del senador por Texas Ted Cruz y el gobernador de Ohio, John Kasich, es el candidato de ese partido. En el demócrata, aunque Hillary Clinton perdió ante su rival, el senador por Vermont, Bernie Sanders, matemáticamente es casi imposible que este le impida coronarse como nominada en julio próximo. En pocas palabras los dos candidatos para aspirar a la presidencia de los Estados Unidos son, desde ahora, Hilary Clinton y Donald Trump.

Ambos partidos y ambos candidatos tienen un serio problema que consiste en, ¿cómo lograr la unidad de sus conglomerados después de tan dura campaña como han sido estas primarias?
Trump enfrenta una tarea mucho más difícil, a mi manera de ver, que su contendiente. Su discurso ha sido contra el establishment, tras ofender durante la campaña a latinos, musulmanes, mujeres, negros, discapacitados físicos y a los propios conservadores. Trump pareciera tener a la mayoría del país en contra, pero es a través de esa retórica que ha logrado conectarse con el malestar de las bases republicanas que lo han catapultado hasta donde está. Trump ha rediseñado las reglas a tal punto que pocas lecciones de campañas anteriores sirven ahora. “Ha obligado al mundo político a ingerir una dosis considerable de humildad”, escribe el profesor Larry Sabato, de la Universidad de Virginia. Su dilema, de ahora en adelante, es cómo reconciliar ese discurso con los grandes electores de su partido, para unificarlo.

¿Podrá Trump convencer a los jerarcas del partido de que se aglutinen alrededor de su persona, como los expresidentes George H. W. Bush y George W. Bush, o el propio Jeb Bush, quien se retiró de la contienda después de conocer los resultados en Carolina del Norte? ¿Podrá atraer alrededor de él a personajes de su partido como John McCain, Mitt Romney, Mike Huckabee y sobre todo los sectores más conservadores que se agrupan en el llamado Tea Party? Ese es su dilema.

En el campo del Partido Demócrata, Hillary Clinton (quien es más al centro) confronta el mismo problema pero de diferente ángulo. El senador Sanders, con su discurso anti establishment y sus propuestas en contra del gran capital, ha logrado incorporar a la campaña a miles de jóvenes que se sienten identificado con dicho mensaje. ¿Podrá la señora Clinton captar para ella dichas simpatías tomando en cuenta que es considerada como una figura relevante que defiende los intereses del complejo financiero?

Una buena negociación con el senador por Vermont podría salvar las diferencias, sobre todo si ella se comprometiese a incorporar en su agenda algunos de los puntos que Sanders propone, no tan radicales pero que se vean como un verdadero aporte del precandidato socialista Sanders a la futura agenda presidencial.

Pero la mayor arma que la señora Clinton guarda, para convencer no solo a Sanders sino también al voto latino, afroamericano, de mujeres y de otras minorías, es la figura del actual presidente, Obama, quien presenta un fenómeno de popularidad cada día más ascendente. En el fondo lo que se está jugando en esta elección no solamente es las dos terceras partes del Senado, ni la cámara de representantes en su totalidad, lo que se juega es el legado de Obama, que tiene para la historia el mérito de haber abierto el sistema de seguro de salud a miles de norteamericanos, un sistema que todavía no puede compararse con el desarrollado en algunos países europeos, pero es un instrumento que definitivamente cambia el panorama de salud en esa nación.

Obama tiene que salir a dar la batalla por Clinton, porque en el fondo él sabe que una victoria republicana significaría ver socavadas o borradas muchas de sus conquistas y objetivos. No tiene pues otra alternativa y él es en este momento una carta que otorga ventaja.

¿Quién va a ser el próximo presidente de los EE. UU.? Todo dependerá de la habilidad de cada uno. Sobre todo poder aglutinar a sus bases. El que vaya dividido seguro que pierde. Ese es el dilema, en unos pocos meses sabremos quién lo resolvió a su favor.

El autor es abogado.

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COMENTARIOS

  1. Lucho
    Hace 8 años

    El Sr. Pereira es un buen escritor y además curioso, pero para opinar en política y sobre todo norteamericana, es aconsejable haber vivido y trabajado en los EUA y por mucho tiempo. Aun así, es muy difícil opinar pues es necesario sumergirse en lugares como el Capitolio, Wall Street, periodismo crítico avanzado etc. Está bien que le de su apoyo al muy impopular Sr. Obama y a la muy odiada Sra Clinton, pero que no venga con otros cuentos vistos de largo donde los vientos son rancios y muy difíciles de apreciar.

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