Según el cura párroco Javier Solís Roque, desde hace tiempo la feligresía le externaba la inquietud de proteger este templo, porque era profanado por individuos ajenos a la iglesia.
“Que en el costado sur hacían actos indecorosos contra la moral y actos indecentes y lo ocupaban como lugar de urinario, rayaban las paredes con grafitis, dañando los atrios de ese lugar con bicicletas y patinetas, hasta tomadores de licor, se escondían grupos que causaban cierto temor a la feligresía”, comentó Solís.
Manifestó que expusieron esa inquietud al Instituto de Cultura y después de un tiempo dicha institución recomendó que lo que se necesitaba era educar a la población para no destruir más el templo. Sin embargo lo que realmente se necesitaba era la protección de la iglesia, cuyo costo sería de 1.2 millones de córdobas.
Explicó que a través de un desembolso anual que realiza la Asamblea Nacional a este patrimonio se logró obtener un millón de córdobas y la Alcaldía aportó los restantes 200,000 córdobas.
ERA NECESARIO
Doña Blanca Norori dijo que la obra era muy esperada por la comunidad de Niquinohomo, porque este templo era el único de la meseta de Los Pueblos que no tenía protección.
“Fue una lucha muy difícil para lograr este sueño. Esta parroquia para nosotros representa una obra maravillosa porque es un monumento histórico que tiene más de 300 años de haber sido construido, pero que desgraciadamente no se le estaba dando el cuido necesario. Nuestro templo cuenta con imágenes bellas en su interior, como El Resucitado, que solo en Guatemala existe una imagen similar”, dijo Norori.