En la historia de las elecciones norteamericanas nunca se había dado un caso similar a lo que está sucediendo actualmente: dos candidatos que están prácticamente empatados en popularidad e igualmente empatados en el rechazo hacia ellos de los votantes. El ciudadano norteamericano no va a votar porque esté convencido de que el candidato del partido al que pertenece sea de su agrado, sino que va a ejercer su voto en desagrado del candidato del otro partido.
El caso de Trump no es un fenómeno único, es una situación que está tomando fuerza en muchos países. Es una reacción de rechazo a todo lo que signifique el “estatus quo”, lo cual, el candidato Donald Trump ha sabido aprovechar. Situación sumamente peligrosa, donde existe una tendencia de revivir lo que se podría calificar como el “neo-fascismo del siglo XXI”, cuyas características son: el nacionalismo, rechazo a la globalización en términos económicos, rechazo a todo lo que signifique inmigrantes, ya sea por motivos de religión, raza o sencillamente porque son diferentes.
Los seguidores de esta doctrina quieren deshacer lo que se ha avanzado y que ha creado condiciones muy favorables, como lo han sido los tratados de libre comercio que han servido para desarrollar a pueblos que estaban sumamente atrasados en todo sentido, el caso más típico es el de la China. Por otro lado, la Unión Europea, dentro de lo posible, ha sido un instrumento muy importante para limar las grandes diferencias y desconfianza que tradicionalmente han plagado a los europeos y ha sido la causante de las guerras más terribles que ha conocido la humanidad. Prueba de esto es que parte de la campaña del señor Trump han sido todos estos temas, tocando las fibras que llevan intrínsecamente el norteamericano de raza blanca, con una educación media y baja.
Debe de tomarse en cuenta lo que está pasando en Gran Bretaña, en donde en la votación Brexit (23 de junio del 2016) los británicos decidirán si se quedan o se van de la Unión Europea, o regiones dentro de los países miembro de la Unión Europea que están planteando independizarse, como el caso de Cataluña en España, y Bélgica, hechos que yo llamo el síndrome de la balcanización de Europa. El caso de la enorme popularidad de Marine Le Pen, del Frente Nacional (partido ultraderechista-ultranacionalista y antinmigración). Las posiciones extremas de los países de Europa del Este, principalmente con Hungría y Polonia. Lo sucedido en Austria, en donde un neofascista estuvo a 30,000 mil votos de ganar la elección.
Dentro del Partido Demócrata, la señora Clinton ha tenido que lidiar con un anciano populista, el cual coincide en ciertos puntos con Donald Trump. Su estrategia se concentra en no contestar a los insultos, sino buscar la total unificación del Partido Demócrata, alrededor de los temas importantes y navegar, como decimos en Nicaragua popularmente, “con bandera de pendejo”; para luego de la gran convención de Filadelfia atacar a su verdadero rival, Donald Trump, utilizando a los tres mosqueteros (Obama, su marido Clinton y Sanders) para enfocarse en quitarle la máscara con la que el señor Trump se ha venido cubriendo, en base con los datos que han sido celosamente escondidos al pueblo norteamericanos sobre las declaraciones de impuesto de los últimos ocho años del señor Trump. Esto estallaría como una bomba entre los seguidores del señor Trump, que piensan que él es una persona que les va a mejorar los bolsillos lo cual es al fin y al cabo el principal aliciente del pueblo norteamericano, al darse cuenta que la persona que ellos admiran y en la que creen, no es nada más que otro miembro del “estatus quo” que utiliza las leyes para no pagar o pagar el mínimo de impuesto.
Por su parte la señora Hilalary Clinton, tendrá que girar hacia los principios tradicionales del Partido Demócrata, como se lo está pidiendo a gritos Jeffrey Shaun King , escritor, pastor, activista de los derechos civiles y editor del New York Daily News, el cual le golpea la mesa para recordarle que el Partido Demócrata siempre ha sido el partido de los trabajadores.
El autor es abogado.