“José”, una tierna criatura de 3 años, esperaba a su madre ayer, en medio de la putrefacción. Ella recolecta pedazos de cartón en el contenedor de la basura del mercado central de Chinandega.
Era mediodía y Rosa del Carmen Hernández le compró una bolsa de fideos y arroz, que el pequeño degustaba en cada bocado con los dedos, lo que casi compartía con las moscas en el lugar.
“Solo por hoy lo traje por la necesidad, pero ya me voy. Recojo bolsas, papeles y pichingas”, dijo la señora ocupada en meter en un saco un legajo de pliegos.
“No tengo esposo, mis hijos son tres, pero ya están grandes, ya trabajan”, refirió la mujer mientras trataba de calmar la desesperación de la criatura. La mujer habita cuadra y media al sur en la entrada del reparto La Florida, situado al sur de la ciudad.
UN POCO ENTRE LA POBREZA
El tráfico meridiano es intenso, los conductores, a pesar del trajín, no dejaban de echar un vistazo a la miseria advertida en el lugar donde se acopia toda la basura del centro popular de compras en pleno casco urbano.
“Por todo lo que recojo me dan 50 pesos”, refirió la señora Rosa del Carmen Hernández, que al final brindó su edad: 30 años.
Roberto Almendárez, filólogo originario de El Viejo, lamentó la situación del niño en esas condiciones paupérrimas.
50 córdobas es lo que recibe Rosa del Carmen Hernández, de 30 años, por los materiales que recoge entre los desperdicios del mercado central diariamente.