En tiempos de escasez de trabajo, el desempleo se ha convertido en uno de los mejores estímulos para emprender. La historia de la Talabartería El Buen Gusto, de Masaya, es un ejemplo que confirma esta regla.
Después de diez años de desempeñarse como vendedor y asistente de compras de una talabartería —que tras el fallecimiento de su dueño redujo su personal—, Ramón García Méndez vio como única opción de sobrevivencia iniciar un negocio propio.
Para asegurar que sobreviviría en el intento, decidió mantenerse en el sector que mejor conocía: la talabartería.
En 2011 se llenó de valor y los pocos recursos que tenía los invirtió en la compra de maquinaria básica para instalar un taller. Además, aprovechó los contactos que había establecido en su trabajo anterior para conseguir clientes para sus productos, así como artesanos que los elaboraran, ya que no dominaba la técnica para hacer los productos de cuero.
Las primeras piezas que elaboró fueron vainas o cubiertas para machete, producto que actualmente sigue sosteniendo sus ventas. “Tengo una empresa que me las sigue comprando por mayor”, dice.
AMPLIÓ LA OFERTA
Pero la oferta tenía que diversificarse, ya que el cuero permite ofrecer una amplia variedad de productos. De las vainas pasó a las fajas, luego a billeteras, cojines, arneses para caballos y para coches, albardas, estuches para celulares, polainas, hasta que llegó a las monturas de lujo de todos los estilos, que son usadas casi exclusivamente en los desfiles hípicos y que se han convertido en el mayor atractivo de su taller.
“Además de importantes clientes locales que encargan modelos específicos también he mandado monturas a El Salvador y Costa Rica a través de intermediarios y a Panamá porque ahí tengo un amigo que las vende”, dice García, cuyo taller elabora entre cuatro y cinco monturas mensualmente y tienen un costo promedio de 4,500 córdobas. La elaboración de cada una toma al menos una semana.
La mayoría de las piezas son labradas a mano de acuerdo con las especificaciones del cliente.
Pese a que en estos cinco años ha logrado posicionar sus productos en el mercado local e incluso exportarlos, García reconoce que sacar adelante el negocio no ha sido fácil ya que ha enfrentado dos grandes obstáculos: problemas con la materia prima y problemas con la mano de obra.
La mala calidad del cuero que se produce en Nicaragua, muchas veces presenta fallas que impiden elaborar estas monturas que requieren de un cuero impecable. Entonces hay que comprar las piezas de cuero procesado localmente, el pie cuesta unos 52 córdobas, mientras que el extranjero cuesta hasta 70 córdobas el pie. Se hacen los cortes y los retazos se usan principalmente para hacer llaveros.
PARA MEJORAR LA CALIDAD
En cambio, el resto de piezas se hacen mayormente de vaqueta que es cuero más rústico y se compra por tira a un valor de entre novecientos y mil córdobas cada una.
El otro obstáculo que ha enfrentado es la carencia de mano de obra calificada que actualmente solventa capacitándose él mismo y compartiendo artesanos calificados con otras empresas similares. “Ellos me hacen trabajos en sus casas en las horas que tienen libres”, dice García, quien adicionalmente emplea de forma permanente a otras tres personas.
Además, para compensar la carencia en la parte de diseño y seguir mejorando la calidad de los productos que ofrece, se inscribió en un curso de dos años en la Universidad Politécnica de Nicaragua (Upoli). “Para mí es necesario porque en este negocio hay que estar diseñando constantemente diversas piezas como cubiertas de celulares y otras que se pueden innovar”, dice García.
Con la fe en que continuará superando los obstáculos que encuentre en el camino, García se ha fijado varias metas: incrementar sus ventas en el exterior a través de los intermediarios y continuar posicionando sus productos en el mercado local al que planea introducir una línea de carteras para mujer. “Esto elevará las ventas y me permitirá seguir capitalizando el negocio cuya inversión actual es de unos cuatro mil dólares”, sostiene García.
Contacto
Talabartería El Buen Gusto está ubicada de la iglesia San Sebastián una cuadra al sur y tres cuadras al este, en el barrio Monimbó, Masaya.
Puede obtener información a los teléfonos 2523-0931 y 8370-9847, o a través del corre electrónico: [email protected]
