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Alberto Alemán Aguirre

Taiwán mantendrá curso moderado hacia China

Un nuevo gobierno en Taiwán, dirigido por primera vez por una presidenta, mantendrá un curso moderado y cauteloso hacia China que no incluye la independencia legal, pero seguirá un concepto guía indudablemente distinto del de su predecesor.

Tsai Ing-wen, una abogada y profesora universitaria, prestó juramento como presidenta de la República de China (RDC, Taiwán) el viernes 20 de mayo. Es la jefa del Partido Democrático Progresista (PDP) o Mingjintan.

Marcando una diferencia cardinal con su antecesor, el expresidente nacionalista Ma Ying-jeou, Tsai no admitió ni proclamó su adhesión al famoso “consenso de 1992”. Este principio contiene la premisa de que ambas partes del Estrecho de Formosa reconocen ser parte de “una sola China”, pero cada una tiene una interpretación propia.

El principio fue la base para los acuerdos bilaterales sin precedentes entre el gobierno de Ma (2008-2016) y las autoridades de la República Popular China (RPC). Para Pekín, la “única China” es la RPC y Taiwán es “parte inalienable” de su territorio.

Era, no obstante, poco realista esperar que Tsai abrazara el consenso de 1992. Esto habría equivalido a “un suicidio político”, como me comentó una influyente periodista occidental. Tsai es la líder del PDP que nació con una propuesta de independencia para la isla. Obtuvo un categórico voto de 56 por ciento de los electores que le dieron su confianza esperando que emprenda políticas que detengan la creciente dependencia del mercado chino, y que están desencantados con los resultados sociales de las políticas pro-China de Ma.

Sencillamente, la presidenta no podía anunciar una política similar. ¿Cuál será entonces su política?
Tsai reconoció las negociaciones que llevaron al consenso de 1992 como “un hecho histórico”. Aseguró que mantendrá “la paz y la estabilidad” en el área y que su política hacia China continental se ejecutará dentro del marco de la Constitución de la República de China y de la Ley de Relaciones entre los pueblos del Área de Taiwán y el Área Continental.

¿Qué significa esto en la práctica? En primer lugar, esto es una afirmación de la continuidad del marco jurídico tradicional de la política hacia China que ha observado los gobiernos democráticos taiwaneses desde 1988, con ciertas variaciones o énfasis particulares, desde luego. La Constitución de la RDC establece un Estado chino. La ley en mención es un reconocimiento tácito de Taipei a la existencia separada de la RPC y de que la soberanía no se extiende al territorio continental en la realidad. No hubo palabras o alusiones a la independencia.

Un portavoz chino expresó insatisfacción. Comparó el discurso inaugural a “una hoja de examen con respuestas incompletas” y reiteró la postura oficial de que el nuevo Ejecutivo taiwanés proclame el consenso de 1992, advirtiendo de la suspensión de contactos.

Por ahora, el mundo espera atento cómo los dos lados bailarán el siguiente tango.

El autor es analista de asuntos Asia-Pacífico. Miembro de Taiwán Fellowship Program 2016. TAIPEI.
[email protected]m

Opinión China archivo
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