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Flora Ortiz Tórrez

“Es fundamental innovar”

Desde los 8 años aprendió a hacer las rosquillas que luego salía a vender, pues esta fue la actividad que le permitió a su madre, al quedar viuda, sacarla adelante a ella y a sus siete hermanos

Desde los 8 años aprendió a hacer las rosquillas que luego salía a vender, pues esta fue la actividad que le permitió a su madre, al quedar viuda, sacarla adelante a ella y a sus siete hermanos. Y aunque la oportunidad de estudiar una carrera alejó a Flora Ortiz Tórrez de este negocio, la vida se encargó de llevarla de vuelta a él y con un éxito que nunca imaginó. Recientemente por la calidad, innovación y liderazgo que caracteriza a su rosquillería, Delicias del Norte, le entregaron en París, Francia, el premio International Star for Leadership in Quality Award (ISLQ) en categoría oro.

A los 17 años, con el apoyo de monseñor José del Carmen Suazo, sale de El Espino para estudiar y en 1981 regresa a su pueblo natal para prestar sus servicios de enfermera. Para 1983 la guerra la obliga a trasladarse a Somoto, pero desde ahí siguió viajando a las comunidades vecinas donde ejercía su profesión, hasta que es herida en combate. Tras varias cirugías en una de sus rodillas, y con tan solo 11 años de servicio, es declarada no apta para trabajar.

“Me negaron el derecho a seguir ejerciendo, porque en la dependencia del INSS (Instituto Nicaragüense de Seguridad Social) que trabajaba no querían a gente discapacitada. Me jubilaron primero por dos años y cuando intenté que me reubicaran me negaron nuevamente el derecho a trabajar y en 1992 me jubilaron definitivamente”, relata Ortiz.

Recibir una pensión de 220 córdobas mensuales —con los que no ajustaba ni para comprar la leche de su hijo— la estimuló a emprender. Consiguió un préstamo de ochocientos dólares y abrió un bazar que ofrecía línea blanca, muebles, utensilios de cocina, ropa, zapatos y cosméticos. Su espíritu innovador la impulsó a diseñar planes de crédito para seis, nueve y 12 meses de plazo, que garantizaron la prosperidad del negocio, que se vino a pique con la llegada a Somoto de dos reconocidas distribuidoras de electrodomésticos.

Pero este segundo obstáculo que la vida le ponía, lejos de llevarla al fracaso le abrió las puertas del éxito. Comenzó a buscar opciones y un sueño la hizo optar por las rosquillas, un negocio que conocía muy bien pero que la familia había abandonado hacía varios años.

“Amanecí contando que había soñado que estaba haciendo rosquillas y la novia de uno de mis hermanos, que estudiaba Administración de Empresas, me dijo: ‘Hagamos un plan de negocio que a mí me sirva de tesis y a vos para iniciar ese negocio’”, relata Ortiz.

En el 2004 se hizo el plan de negocio y en octubre del 2005, con el apoyo de dos personas, comenzó a procesar 25 libras de harina de maíz una vez a la semana. Desde entonces ha sacado el mayor provecho a todos los proyectos y capacitaciones que han llegado a la zona y para garantizar la calidad de sus rosquillas trabaja directamente con todos los proveedores de la materia prima.

Actualmente emplea a veinte personas, incluido su único hijo, Rolando José, quien es administrador de empresas y se ha convertido en el segundo al mando en la empresa que procesa unos 15 quintales de harina de maíz semanalmente. Las rosquillas que producen además de distribuirse a nivel nacional a través de las cadenas de supermercados La Colonia y de Walmart, tiendas de conveniencia y minisúperes, también se envían a varios países de América y Europa

¿Cuál ha sido la clave de su éxito?

En este tiempo es fundamental innovar, estar siempre abierta a todos los cambios y aprender para irnos incorporando a esos cambios que se van dando, porque la tecnología va cambiando y todo cambia. Entonces no puedo decir que me voy a quedar solo con el teléfono convencional porque no puedo manejar el celular, no, tengo que aprender, ese es mi reto, ir ocupando esos espacios que abre la tecnología y ahora como mi hijo está joven todo se me hace más fácil. Nosotros tenemos nuestra página web y ahorita la estamos actualizando y pronto vamos a abrir nuestras ventas en línea. Pero de momento usted desde cualquier lugar del país me hace un pedido por teléfono y me hace el pago a través de un depósito bancario y a la mañana siguiente Correos de Nicaragua le está entregando el pedido en la puerta de su oficina o casa.

¿En qué áreas ha innovado?

En los empaques y sabores. Tenemos un logo para todos los productos, pero cinco empaques diferentes, para cada tipo de producto. Y en los sabores, porque pienso que este es un producto emblemático que los nicaragüenses que viven fuera extrañan y llevan desde aquí o los compran en los países en los que viven, pero sus hijos que han nacido en esos lugares no conocen estos sabores y hay que darles opciones para que se mantenga la tradición. Por eso decidí hacerlas con mermelada de guayaba, de coco y de piña para que tengan opciones. Para definir estas combinaciones hice talleres y degustaciones con extranjeros y con base en esos resultados definimos los sabores. También hacemos rosquillas dietéticas para diabéticos, hipertensos y personas obesas, que quieren comer sano. Estas se hacen con grasa light y muy poca sal. También hacemos palitos picantes, tuquitos picantes, palitos con ajo y palitos con orégano. Todos se hacen con la misma masa de las rosquillas para ampliar la oferta y así garantizar que se mantenga la tradición.

¿Qué garantiza la innovación?

La entrada al mercado internacional, nosotros en 2009 conseguimos nuestro primer cliente en Estados Unidos, cuando todavía en mis planes no tenía contemplado entrar a ese mercado. Mi plan siempre fue posicionarme en Nicaragua, luego salir a Honduras, Costa Rica y hasta después ir entrando al suave a Estados Unidos, porque ese mercado es más exigente. Pero llegué primero a Estados Unidos, antes que a Costa Rica y Honduras.

¿Ha sido fácil abrirse paso y sobresalir en el mundo de los negocios?

Es difícil porque el mundo de los negocios está dominado por hombres, pero eso es el reto que me he planteado, porque siempre he dicho que es cierto el hombre tiene más fuerza física, pero mentalmente somos iguales. Tanto un hombre como yo tenemos un cerebro y pensamos, y los negocios son de pensar. La fuerza física aunque no la tenga puedo pagar a alguien para que haga ese trabajo que no tengo capacidad de hacer, es ahí donde nos ganan, pero en pensar, tenemos la misma capacidad.

Es cierto, no puedo negar que he tenido dificultades, porque para producir más se necesita capital y generalmente los hombres son los dueños de todo. Estuve casada durante 15 años y en ese tiempo todo estaba a nombre de mi esposo, hasta los recibos del agua y la luz, entonces cuando me separé en 1995 me costó volver a tener todo de nuevo. Y es cierto hay hombres muy buenos, incluso yo idealizaba terminar mi vida con alguien, admiraba a una pareja que a los casi cien años seguían juntos, pero mi esposo no era así, me golpeó tres veces y me dije ‘la tercera es la vencida’ y de hoy en adelante ni una mano más, ni para acariciarme y mucho menos para golpearme. Entonces si los hombres nos apoyaran sería más fácil porque dos cabezas piensan mejor que una y entre dos sería más fácil sacar adelante un negocio, porque las mujeres tenemos un gran potencial para desarrollarnos pero desafortunadamente no siempre recibimos ese apoyo. Pero también solas, aunque nos cueste un poco más, podemos lograr las metas que nos pongamos.

¿Qué les aconseja a las mujeres que luchan por abrirse espacio en el mundo de los negocios?

Que no se den por vencidas, porque nada es imposible. Aunque es difícil hay que ir paso a paso, hacer un plan, ponerse metas y mentalizarnos que sí podemos, que con la ayuda de Dios vamos a lograr lo que nos propongamos y vamos a salir adelante. Hay que cumplir con las normas del emprendimiento, porque cada negocio tiene sus normas y hay que respetarlas. Otro aspecto fundamental es tener el negocio legalmente constituido y pagar los impuestos porque sin eso los bancos no dan el financiamiento que se requiere para impulsar los negocios y con el pago de los impuestos contribuimos a tener un país mejor y nos visibilizamos.

También es muy importante investigar y leer mucho, yo tomo todos los cursos que me ofrecen y leo todo lo que llega a mis manos, leo LA PRENSA todos los días y todas las revistas que me llegan, también libros en internet y como soy socia de APEN (Asociación de Productores y Exportadores de Nicaragua) me mantengo informada de lo que está pasando. En estos tiempos hay que mantenerse bien informadas.

¿Y sus planes futuros?

Consolidar los mercados que ya tenemos que son el mercado local, Estados Unidos, Honduras, Costa Rica, España y Francia. También estoy analizando las propuestas de dos nuevos clientes, uno en Estados Unidos y otro en España, que me están pidiendo exclusividad, entonces estoy analizando si me va mejor con estos nuevos clientes o sigo con los intermediarios que tengo ahora.

Además, para final de este año espero estar produciendo por lo menos al 80 por ciento de la capacidad que tenemos instalada en la planta que es de treinta quintales de harina de maíz semanalmente. Actualmente producimos al cincuenta por ciento, así que todavía tenemos otro cincuenta por ciento por crecer, entonces la meta es seguir creciendo e innovando tanto en sabores como en empaques y seguir investigando y dándole la mejor atención al cliente, dándole lo que quiere porque el cliente es el que nos mantiene en el mercado, por tanto es a él al que nos debemos.

Otra meta es seguir preparando a mi hijo, recientemente participé en el Congreso de Mujeres Líderes y eso me permitió analizar todo lo que he hecho y me gusta. Me gusta lo que hago, estoy muy contenta y pienso seguir haciéndolo hasta que mi hijo esté bien empapado del manejo del negocio para que pueda quedarse al frente porque a mí me gusta viajar, entonces he pensado ahorrar para que cuando me toque la edad de jubilarme él se quede a cargo y yo pueda viajar y disfrutar de lo que he logrado con mi negocio y para eso me falta poquito porque tengo 58 años y pronto será el momento de jubilarme, esta vez sí definitivamente y dejarle a él las riendas del negocio.

Flora Ortiz Tórrez

En el casco urbano de Somoto hay treinta rosquillerías y en todo Madriz 107. Pero creo que la mía desde el inicio marcó la diferencia por la visión que tengo como empresaria, que siempre trato de innovar para ser diferente”.
Flora Ortiz Tórrez,
propietaria de Delicias del Norte

 

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