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Sí es posible tener mejor rendimiento

La diversificación e implementación de mejores prácticas, ha elevado los ingresos de productores de Pancasán y mejorado su calidad de vida.

Hace cuatro años José Ananías Suárez —como muchos otros habitantes de la zona rural— estaba dispuesto a abandonar su natal Pancasán (Matiguás, Matagalpa) en busca de una vida mejor. En cada ciclo agrícola las condiciones del clima y el agotamiento del suelo reducían el rendimiento de los granos básicos que junto con su padre y hermanos sembraban en las 35 manzanas de tierra que poseen. Esto lo obligaba a buscar trabajo en las fincas cercanas para obtener un salario que le garantizara la alimentación de su familia.

Actualmente gracias a la diversificación e implementación de mejores prácticas, ha elevado sus ingresos y mejorado su calidad de vida. “Ahora además de maíz y frijol también trabajos con café y cacao, y como el cacao da todo el año siempre tenemos dinerito”, afirma Suárez.

Como Suárez muchas campesinas que enfrentan múltiples obstáculos para acceder a la propiedad de la tierra y a recursos para financiar sus actividades productivas, Sandra López logró obtener ingresos propios por primera vez en su vida y aunque la tierra sigue siendo propiedad de su esposo ya es dueña de cuatro vacas que le generan ingresos todos los días por la venta de la leche que producen.

Suárez y López son dos de los 417 socios de la Cooperativa Flor de Pancasán que en los últimos tres años han mejorado su nivel de vida al diversificar su producción e implementar mejores prácticas agropecuarias con el apoyo del proyecto Aprendizaje para la Integración de Género (LGI, por sus siglas en inglés).

“Este proyecto trabajó en cuatro ejes fundamentales para garantizar la seguridad alimentaria: mejorar rendimientos productivos, diversificar la producción, fortalecer las estructuras políticas de la cooperativa y sensibilizar a hombres y mujeres sobre la toma de decisiones en el hogar”, detalla Marvin Antonio Molina, coordinador técnico de Lutheran World Relief (LWR).

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DIVERSIFICAN CULTIVOS

“Al inicio costó que las mujeres asistieran a los talleres, pero después se fueron involucrando más y al final salió que las mujeres producen más que los hombres, ellas fueron más eficientes a la hora de producir”, dice Ciro Estrada, coordinador de proyecto de la Asociación para la Diversificación y Desarrollo Agrícola Comunal (Addac).

La iniciativa impulsó a los involucrados a combinar la producción de granos básicos para el consumo y para la obtención de ingresos, la de café y cacao cuyas plantaciones se reactivaron e incrementaron.

En café, cuyo rendimiento promedio era de nueve quintales por manzana, las mujeres lo elevaron en nueve quintales por manzana mientras que los hombres solo lo incrementaron en dos quintales por manzana. Y el cacao, que rendía en promedio seis quintales por manzana ,las mujeres lo elevaron en ocho quintales y los hombres solo seis quintales.

La mejoría se logró con capacitaciones constantes, días de campo en parcelas demostrativas, un adecuado manejo del suelo, en el caso de las plantaciones de cacao se injertaron los árboles con variedades más productivas, se mejoraron las técnicas de poda.

“Eso demuestra que cuando se les dan todas las condiciones, cuando se les da asistencia técnica, asesoría y capacitación ellas son más eficientes que los hombres a la hora de producir, además, cuando se da una mayor comunicación entre hombres y mujeres y hay una mejor relación eso también se traslada al campo, hay una mejor producción y por tanto mejoran los ingresos de los hogares”, afirma Estrada.

Debido a los buenos resultados que produjo esta iniciativa desarrollada por LWR con el apoyo de Addac se planea , según Molina replicarlo en otras comunidades del norte del país, la próxima podría ser Rancho Grande.

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Ser exportadores directos

Visibilizar el aporte de las mujeres en la actividad agropecuaria y facilitarles el acceso al crédito es el aporte más importante que deja el proyecto Aprendizaje para la Integración de Género (LGI, sigla en inglés), que ejecutó en los últimos tres años Lutheran World Relief (LWR) y la Asociación para la Diversificación y desarrollo Agrícola Comunal (Addac), dice Levy del Carmen Mesís, secretaria del Consejo de Administración de la Cooperativa Flor de Pancasán (Pancasán, Matiguás).

Según Mesís aunque el proyecto está concluyendo la cooperativa está preparada para garantizar la sostenibilidad del proyecto. “Como ahora tenemos la certificación de Comercio Justo podemos conseguir mejores precios para el café y cacao que sacamos, ya estamos buscando nuevos mercados y en el futuro podemos conseguir compradores directos para convertirnos en exportadores directos”, aseguró.

 

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Injertos para mejorar

Injertar los árboles de cacao, con clones o estacas de otros árboles más productivos, ha sido una de las técnicas que le ha permitido a los socios de las Cooperativa Flor de Pancasán (en Pancasán, Matiguás) elevar el rendimiento de este cultivo que apenas era de seis quintales por manzana.

“Un poquito después de un año ya el árbol injertado comienza a echar las frutas y uno sabe si serán más productivas o si serán pura cáscara”, dice Salomón Suárez, productor de Pancasán.

Además de injertar los árboles, la aplicación de bioinsumos para el manejo y control de plagas y el de rastrojos para nutrir el suelo garantizan el incremento de la productividad y la calidad del cacao.

“Además con el injerto de descope es más fácil cortar las frutas y se pueden colocar hasta mil doscientas plantas y del otro solo 625”, sostiene Suárez.

El proyecto piloto

El proyecto Aprendizaje para la Integración de Género (LGI, por sus siglas en inglés), que inició en 2013, fue una iniciativa piloto que se desarrolló paralelamente en Nicaragua, India y Uganda. En el país invirtieron 210,000 dólares que fueron aportados por el Banco de Recursos de Alimentos y benefició a 417 socios de la cooperativa Flor de Pancasán, de los cuales 143 son mujeres.

“A través del tiempo se ha evidenciado que la mujer obtiene muy buenos incrementos productivos y hace mucho bien a su organización cuando esta más capacitada y empoderada y, sobre todo, cuando el hombre valora y respeta este esfuerzo. El enfoque ha logrado que los socios y socias entiendan que complementando sus habilidades, aprendiendo juntos se puede vivir en comunidades más justas”, dice Marvin Antonio Molina, coordinador técnico de Lutheran World Relief.

Economía cacao café productividad rendimientos archivo

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