El Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep) ha insistido en su demanda de observación electoral internacional en los comicios del 6 de noviembre, a pesar de que Daniel Ortega la descartó drásticamente en su discurso ante el congreso del FSLN.
Considerando que no es Ortega quien debe decidir sobre la observación de las elecciones, sino el Consejo Supremo Electoral (CSE), el presidente del Cosep, José Adán Aguerri, en su columna de este martes 7 de junio publicada en LA PRENSA ha instado a ese poder del Estado a que “conforme sus atribuciones legales definidas en el Art. 10, numeral 8 (de la Ley Electoral) reglamente la acreditación y participación correspondiente a los observadores nacionales e internacionales del proceso electoral, respondiendo así también a la demanda de una gran mayoría de nicaragüenses de todas las ideologías políticas de nuestro país.”
También algunos obispos de la Iglesia católica se han pronunciado a título personal sobre este problema fundamental, reiterando la petición de observación electoral internacional que la Conferencia Episcopal de Nicaragua presentó a Daniel Ortega el 21 de mayo de 2014. El cardenal Leopoldo Brenes, arzobispo de Managua; monseñor Silvio Báez, obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Managua; monseñor Jorge Solórzano, obispo de Granada y monseñor Rolando Álvarez, obispo de Matagalpa, deploraron por separado el anuncio de Ortega e insistieron en la observación electoral nacional e internacional para las elecciones de noviembre.
Como se debe recordar, en mayo de 2014 la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) pidió a Daniel Ortega, que ofreciera “su palabra de honor para garantizar (…) un proceso electoral presidencial absolutamente transparente y honesto (…) abierto irrestrictamente a observadores de instituciones nacionales y extranjeras”.
Como han dicho los obispos, los planteamientos de la CEN en aquella carta se mantienen vigentes. Sin embargo, ante el autoritario pronunciamiento de Ortega descartando la observación electoral independiente, y en vista de los otros actos recientes del régimen para tratar de cerrar la posibilidad de que las elecciones del 6 de noviembre próximo puedan ser confiables, los obispos deberían volver a pronunciarse colectivamente sobre este tema crucial, es decir, no solo a título personal sino también como Conferencia Episcopal que es la autoridad oficial suprema de la Iglesia católica de Nicaragua.
Se conoce que los obispos de las distintas diócesis del país se reunirán la próxima semana para debatir temas pastorales. Pero ante la grave declaración del titular del Ejecutivo rechazando la observación electoral internacional y negando el derecho democrático de elecciones libres y transparentes, por el interés del pueblo católico y de todos los demás nicaragüenses la Conferencia Episcopal de Nicaragua debería pronunciarse oficialmente y pedirle a Ortega que rectifique su posición.
