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La clave está en la economía colaborativa

La inclusión de personas con discapacidad o en riesgo social a los negocios, el encadenamiento productivo, la asociatividad de pequeñas empresas con otras pequeñas para abastecer a los mercados, son solo algunos aspectos que componen el modelo de economía colaborativa.

La inclusión de personas con discapacidad o en riesgo social a los negocios, el encadenamiento productivo, la asociatividad de pequeñas empresas con otras pequeñas para abastecer a los mercados, son solo algunos aspectos que componen el modelo de economía colaborativa.

En Latinoamérica, Brasil, México, Argentina y Perú son los países con mayor número de iniciativas de economía colaborativa o consumo colaborativo, mientras que en el resto de naciones, incluida Nicaragua, aún este modelo no echa raíces. El desconocimiento en los negocios donde puede desarrollarse este modelo, el acceso a financiación y la desconfianza de los clientes-usuarios, son los mayores desafíos para el desarrollo de estas iniciativas, arroja el estudio Economía Colaborativa en América Latina, elaborado por IE Business School de Madrid y el Fondo Multilateral de Inversiones (Fomin), miembro del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

Pero aún así, quienes participan a título personal en este sistema basado en intercambiar y compartir bienes y servicios a través de plataformas electrónicas u otros canales mueven a nivel mundial, según la revista Forbes, más de 3,500 millones de dólares.

La ventaja de este modelo económico, según la investigación, es que crea nuevas formas de economía, mejora la calidad de vida de las personas, mejora la economía local, crea nuevos puestos de trabajo, aumenta el valor de las marcas, reduce el consumismo, incrementa la cuota de mercado, promueve el uso de la tecnología, entre otros.

Si bien en Nicaragua la economía colaborativa aún está en “pañales” o muy poco se habla de esta tendencia mundial, el sector empresarial ha desarrollado algunos proyectos que se acercan a ese modeloTT a través del intercambio de experiencias y conocimiento entre las pequeñas y medianas empresas, algunas de las cuales se asocian para suplir las necesidades del mercado.

La experiencia, sin embargo, aún es incipiente. El acceso limitado a la plataformas digitales es una barrera en Nicaragua.

“La rapidez en la adopción de tecnologías durante estos últimos años y la popularización de las plataformas para estructurar relaciones tradicionales de intercambio suponen una importante plataforma de lanzamiento para estas iniciativas”, señala el estudio al referirse a las razones de cómo la economía colaborativa ha florecido en los países antes mencionados.

UN RETO DEL PAÍS

Guillermo Jacoby, presidente de la Asociación de Productores y Exportadores de Nicaragua (APEN), explica que sí existen iniciativas que han aportado al desarrollo inclusivo entre las empresas, tal es el caso de aquellas exportadoras que han jugado un rol de anclas y que apoyan en ese sentido al fortalecimiento de cooperativas productoras y les acercan a los mercados internacionales.

“Ese es un buen ejemplo del sector exportador sobre el modelo de economía colaborativa, pues las grandes empresas que ya tienen los contactos acercan a las pequeñas a esos nuevos mercados”, expresó Jacoby.

Para Brigit Helms, gerente general del Fomin, la economía colaborativa tiene el potencial de generar numerosos beneficios en la región, reduciendo la huella ambiental, promoviendo el acceso a nuevos servicios y productos y facilitando una distribución más equitativa de la riqueza.

“Fomenta valores sociales positivos de intercambio y colaboración a través de la innovación y la tecnología. Con una regulación adecuada y una supervisión adaptada a los nuevos modelos de las plataformas digitales además que puede suponer un complemento y estímulo para sectores de la economía tradicional, fomentando la competencia, ampliando la oferta y promoviendo alternativas innovadoras para el consumidor”, expresa en la introducción del estudio la gerente general del Fomin.

PYMES JUEGAN GRAN PAPEL

Helms añade que los emprendedores y las pequeñas y medianas empresas juegan un rol fundamental en la creación de valor compartido, como protagonistas, pero también como fuentes de información, liderando las nuevas tendencias de desarrollo colectivo a través de plataformas digitales, que abarcan ámbitos distintos.

En ese sentido el presidente del Consejo Nicaragüense de la Micro, Pequeña y Mediana Empresa (Conimipyme), Alejandro Delgado, dice vía telefónica que los esfuerzos por ser negocios inclusivos se han vuelto una prioridad.

“Nos hemos dado cuenta que eso ayuda a las personas que están en las comunidades donde las pymes están presentes, aporta a su desarrollo y en el caso del apoyo que se le permite a jóvenes en riesgo, se les ingresa a la sociedad como futuros emprendedores o mano de obra en proceso de calificarles”, expresó el representante gremial.

Otro aspecto que según Delgado evidencia el modelo de economía colaborativa entre las mipymes, es cuando varias del mismo sector se unen para responder a pedidos a gran escala.

“En ocasiones el sector textil vestuario y el cuero calzado han unido esfuerzos para proveer a los ingenios un solo uniforme que responda a sus necesidades. En definitivo para este sector es muy importante trabajar coordinados y establecer relaciones de negocios. Por ejemplo las avícolas proveen a los abarroteros y esos dos grupos les venden a los negocios turísticos”, ejemplifica Delgado.

Economía colaborativa
LAPRENSA/ARCHIVO
LA OPORTUNIDAD PARA UNA ECONOMÍA EN DESARROLLO

Ricardo Pérez, profesor de Innovación Digital y Sistemas de Información y director del Programa Máster en Gestión y Negocio Digital en IE Business School, en Madrid, España, explica que la economía colaborativa presenta enormes oportunidades para países en desarrollo, desde el punto de vista de optimización de recursos, generación de empleo, maduración del uso de tecnologías más ligadas al contexto socioeconómico real que a una globalización forzada.

“Hay una oportunidad para el desarrollo local de este tipo de iniciativas en este momento, aun embrionario. Pero necesitamos contar con un ecosistema favorable, desde el Gobierno y por parte de la ciudadanía”, afirma.

Pérez agrega que las instituciones tienen un papel crucial en este momento de desarrollo de una cultura de economía colaborativa.

“Su posible impacto en la creación de redes de pequeñas empresas, en la colaboración y mejora de condiciones económicas de pequeñas comunidades, en el desarrollo de capacidades relacionadas con internet y tecnologías móviles, convierten a este tipo de iniciativas en una herramienta de transformación social”, afirma.

Idea Conceptual Drawing on Blackboard
LAPRENSA/ARCHIVO
EDUCAR E INNOVAR

La economía colaborativa también incentiva el emprendimiento, de ahí su auge en el mundo. Por eso para el director del Joseph Business School (JBS) extensión Nicaragua, Martín Sequeira, es importante que en el país se fortalezca la educación entre los estudiantes y se les prepare para emprender y no necesariamente para administrar los recursos de otras personas.

“Para poder innovar hay que ser creativos y eso está muy ligado al propósito de vida de una persona, cuando se conecta el propósito con la pasión, entonces vienen las ideas nuevas y eso trae impacto a la sociedad donde crece”, asegura Sequeira, quien afirma que lo importante de ese modelo de economía colaborativa es dejar a un lado el egoísmo que ha preponderado en la cultura empresarial.

“La innovación va desde la creación hasta la transformación de procesos o productos, pero nace en la creatividad de una persona que quiere algo nuevo, que puede estar cansada de lo mismo, y que transforma un pensamiento en una acción y lucha para alcanzarlo”, expresó vía telefónica el director de la JBS en Nicaragua.

INICIATIVAS JÓVENES

La economista Adela Ubau afirma que las iniciativas de economía colaborativa en Nicaragua “son jóvenes”, la gran mayoría han sido creadas en los últimos cinco años y están ligadas a la generación de milénicos con el uso compartido de las nuevas tecnologías.

“En América Latina todavía no son muy comunes y muchos negocios todavía desconocen sus ventajas y uso eficiente para innovar y pasar de modelos tradicionales a dar el salto hacia nuevas actividades que pueden hacerlos más competitivos”, manifestó la economista.

LA POSICIÓN DEL PAÍS

108 es la posición de Nicaragua en el Índice Global de Competitividad 2015 que elabora el Foro Económico Mundial y que evaluó a 140 economías.

130 fue la ubicación de Nicaragua el año pasado en el Índice Mundial de Innovación, que publica la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) y que tomó como referencia a 141 países.

110 es la posición del país en el Índice Global de Emprendimiento 2016 que realiza el Instituto Global de Emprendimientos y Desarrollo y que tomó como referencia a 132 economías.

Economía Economía colaborativa Nicaragua archivo

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