A las 11:30 de la mañana la profesora de Cristina Casaya Velásquez anuncia las tareas en casa. De inmediato los estudiantes arrugan la cara, susurran entre ellos, se quejan y resignados sacan sus cuadernos para anotar la asignación porque vale puntos.
Esa es la tercera, la cuarta o la quinta tarea que ella y sus compañeros deberán resolver en el día porque “a veces por clases que recibimos nos dejan una tarea”, cuenta la estudiante de undécimo grado de secundaria del Centro Educativo Enrique de Osso.
“Las tareas están destrozando los vínculos familiares… (porque) no todos los padres tienen la disposición de ayudar a sus hijos en el hogar, muchos los ignoran y esto causa discusiones, que los alumnos se cansen, se llenen de frustraciones y no terminen haciendo las tareas… y muchas veces los padres están haciendo las tareas a sus hijos y no están contribuyendo al desarrollo. Quizás son demasiadas y complicadas”, apunta Casaya.
Ese exceso de tareas en casa, según la psicóloga Onelia Alegría, causa estrés y frustración en los alumnos. Por eso, Johana Sequeira, de 9 años, siente dolores de cabeza, estómago y espalda con frecuencia. A veces incluso se duerme en medio de las clases o simplemente no entiende lo que su profesora explica porque está cansada o “estresada”, como apunta la psicóloga.
Sequeira estudia cuarto grado de primaria en un colegio privado de Managua y sus tareas en casa se han convertido en una jornada escolar “extra”, es decir, de 7:30 a.m a 12:30 p.m recibe clases en su escuela y de 2:00 a 5:00 p.m resuelve las tareas en su casa. Y cuando no puede, su mamá las resuelve, dice.
“A veces pasamos tardes o noches enteras haciendo tareas en la casa y no podemos hacer otra cosa, como jugar videojuegos… a veces no solo son las tareas, sino que tenemos una prueba o una exposición”, lamenta Harold García, de 16 años, estudiante del Colegio Pureza de María.
La especialista en Educación, Josefina Vijil, explica que “el objetivo de las tareas es prolongar el espacio de aprendizaje (pero) debería consistir en algo que el niño va a explorar o profundizar… Otro de los ámbitos puede ser reforzar para que el niño lo haga, no para que el padre la haga”.
Pero además, dice Vijil “la tarea debe ser razonable para la edad del niño, tiene que dejar espacio suficiente para que el niño haga otras actividades porque el niño debe jugar… no se puede pretender con las tareas hacer otra jornada de estudio”.
No obstante, Andrés — de tres años y estudiante de primer nivel de preescolar— debe resolver en casa guías de cuatro páginas cuyas asignaciones fueron escritas por la docente porque en este nivel educativo el niño no sabe leer ni escribir.
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Él debe encerrar en círculo la vocal i, formar conjuntos y escribir el número de cada conjunto que forme, señalar los alimentos saludables y los no saludables, y además, su docente dibuja un iglu y le pide que escriba la vocal con la que inicia la palabra.
“Un maestro no debería pretender (porque) no es sano, que un niño pase su jornada y que luego tenga que hacer tres horas de tareas en su casa… para los niños de primaria no es razonable que las tareas que se les dejen le ocupen mucho tiempo porque los niños deben ver el mundo y hacer otras cosas y la otra cosa que no es razonable y no cumple los objetivos es que la tarea sea tan compleja que la tenga que hacer el papá o la mamá”, dice Vijil.
Por su parte, Vanessa Castro Cardenal, especialista en educación infantil, afirma que “si un padre en lugar de apoyar a su hijo, empujarlo en la dirección de sus capacidades y explorar sus potencialidades, sustituís en el hecho de decirle al niño: vos no podés. Las tareas deberían estar en el nivel de esfuerzo que el niño puede llegar y que necesita un poquito de apoyo para eso, pero no que es un desafío imposible de resolver”.
El currículo nacional del Ministerio de Educación (Mined) —basado en competencias—, según el docente Gabriel Ramírez, es tan complejo y cargado que al finalizar el año escolar el maestro no logra impartir un 30 por ciento de los temas.
Oficialmente el Mined no tiene ninguna regulación ministerial para las asignaciones de las tareas en casa, pero los maestros deben cumplir con impartir todos los temas establecidos en el currículo.
Belkis González, del Instituto Nacional de Ticuantepe, comenta “a veces hay temas que los docentes no pudieron enseñarnos en el aula y nos mandan a investigar. Nos dejan responder guías con respuestas largas o exposiciones de temas que no podemos ver en el aula”.
Por eso, al día siguiente González y sus compañeros llegan a la escuela cansados, con sueño y con las tareas a veces incompletas o echas por sus padres. Aún así, ese día nuevamente los estudiantes regresan a casa con tres, cuatro o cinco nuevas tareas porque en el sistema escolar del país los maestros deben cumplir con un currículo académico. Por eso, para los estudiantes, las tareas son una “pesadilla”.
COPIAR Y PEGAR PARA CUMPLIR
Belkis González, del Instituto Nacional de Ticuantepe, asegura que cuando sus maestros dejan muchas tareas en casa para resolverlas un mismo día, tanto ella como sus compañeros deben recurrir al Internet para “copiar y pegar” y así cumplir con las asignaciones.
“Al estar estresado el alumno no puede dar el cien por ciento porque son muchas tareas, muchos trabajos, exposiciones orales de todas las materias que son aproximadamente ocho o nueve materias y eso genera estrés… y cuando tenemos muchas tareas algunos solo copian y pegan de Internet y a veces ni siquiera leen”, apunta González.
Pero además, comenta la docente de secundaria, Martha Zapata, no siempre el maestro tiene la oportunidad o el tiempo de comprobar la procedencia de todo lo que presentan los estudiantes en sus trabajos y tareas en casa.
“Hay chavalos que ni leen, solo vana un ciber y copian y pegan lo que piden en las tareas y ni siquiera leen lo que entregan en los trabajos. Por eso no tiene sentido que dejen muchas tareas que no podemos cumplir en un día”, añade González.