Las nuevas inversiones en el sector forestal en 2017 están en veremos. Unas 16 empresas que integran la Asociación Nacional de Reforestadores (Confor) no están seguras de reforestar con fines comerciales unas 2,000 hectáreas el próximo año, ante la inseguridad jurídica que afrontan sus inversiones.
El presidente del Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep), José Adán Aguerri, dijo el pasado miércoles que al menos una de estas empresas —que ya tiene una inversión de unos 50 millones de dólares—, ya desistió de sus planes de reforestación el próximo año.
Lo anterior tras la repentina veda forestal que impuso el Gobierno durante 15 días en abril pasado, afectando no solo el abastecimiento de productos maderables a las empresas sino también las exportaciones del sector.
El presidente de Confor, Salvador Mayorga, afirmó ayer que el problema es que el proceso de normalización de las exportaciones de madera aún no se completa, lo que está provocando incremento de costos y hasta dificultades para cumplir en tiempo y forma los pedidos.
Por ejemplo, Mayorga menciona que mientras en Nicaragua hoy se requieren al menos tres semanas para sacar los cargamentos de madera a los mercados internacionales, en otros países de la región con los que compite Nicaragua se necesitan entre dos y tres días.
“Dos o tres semanas (para exportar la madera) implica unos costos extraordinarios por demora. En el último despacho de diez contenedores significaron 5,000 dólares (adicionales), con eso las exportaciones son inviables”, enfatiza.
De ahí es que “los miembros de la asociación es que están observando si se normaliza la situación y tienen en espera los planes de inversión”, reiteró Mayorga vía telefónica a LA PRENSA.
QUIEREN MARCO JURÍDICO SÓLIDO
Pero las empresas reforestadoras no solo están a la expectativa de que se normalice el proceso, sino que también esperan que se diseñe un marco jurídico que les asegure que no se volverá a paralizar a la industria con medidas repentinas, como la tomada por el Gobierno en abril.
“Necesitamos un marco jurídico que sea estable y que dé confianza a largo plazo, cuando se crean situaciones de este tipo (veda repentina, afectación de las exportaciones, etcétera) entonces se crea inseguridad”, afirma.
En sus planes de inversión forestal las empresas tienen en juego unas 2,000 hectáreas de plantas maderables, que es lo que cada año en promedio cultivan para fines comerciales. Castillo estima que eso implica una inversión por 12 millones de dólares.
“El próximo año nosotros deberíamos estar plantando entre 1,500 y 2,000 hectáreas y entre los miembros de la asociación nosotros invertimos entre 10 y 12 millones de dólares anuales que es lo que ha sido en los últimos años”, estima.
DAÑO SE VERÍA INMEDIATO
El presidente de Confor, Salvador Mayorga, dijo que de no darse las inversiones previstas para el próximo año, las afectaciones se verían inmediatas al recordar que las empresas van sustituyendo con nuevas siembras las áreas donde extraen la madera.
Además explicó que los planes de inversión de cada año se preparan con 12 meses de anticipación, y es cuando ahora se están tomando decisiones de cara al 2017.
Recurren a la Presidencia
El presidente del Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep), José Adán Aguerri, dijo que el martes tuvieron que recurrir a la Presidencia de la República para que interviniera en la salida de varios contenedores en puertos que tenían 10 días de estar esperando salida. “Afortunadamente ya al final del día se tuvo el visto bueno para poder exportar, pero a un costo de 5,000 dólares adicionales para esta empresa”. Esto fue lo que provocó que dicha empresa cancelara su inversión forestal para el próximo año. “No podemos mezclar el tema de plantaciones forestales con el tema de lo que es la madera natural, desafortunadamente aquí hay todavía este tipo de obstáculos y que tienen repercusión para la inversión”, dijo.
DIFERENCIAS ENTRE LAS DOS MADERAS
La madera que exportan las empresas reforestadoras proviene de plantaciones creadas por los inversionistas con fines comerciales.
A diferencia de la madera extraída de bosques cuyos rollos son muy gruesos, la que se extrae de las plantaciones es muy delgada porque aún están en la fase de raleo. Además, la cosechada es de especies que no existen en los bosques nativos, son principalmente teca, melina y caoba africana.
Las plantaciones madereras se cosechan y se vuelven a resembrar inmediatamente, para garantizar una producción permanente. Las especies que se están usando en Nicaragua tardan entre diez y 25 años en entrar en su etapa plena de producción.
