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El calvario juvenil tras un empleo

Datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) muestran que solo el 37 por ciento de los jóvenes latinoamericanos cotiza en la seguridad social y apenas un 29 por ciento lo hace al sistema de pensiones.

Con 22 años y recién egresado de la carrera de Derecho, Jesús Martínez ha salido con tres copias de currículos a buscar empleo en despachos jurídicos, pero siente que la falta de experiencia, que las empresas están solicitando, es la principal limitante para optar a un puesto.

“No ha sido fácil. Es triste saber que no hay muchas oportunidades en este campo y que solo te ofrecen pasantías cuando uno lo que necesita es percibir al menos una pequeña cantidad de dinero y salir adelante en la vida”, cuenta Martínez vía telefónica.

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La situación de ese joven de 22 años, quien vive en un barrio del distrito cinco en Managua, es solo una entre alrededor de 1.4 millones de jóvenes que en Nicaragua forman parte de la Población Económicamente Activa (PEA), según datos de la Encuesta de Empleos publicada en 2011 por el Instituto Nacional de Información de Desarrollo (Inide).

Situación que no solo se experimenta en Nicaragua, sino que se replica a nivel mundial: 73 millones de jóvenes entre 16 y 24 años se encuentran desempleados y se ha vuelto una cifra que se ha incrementado seis por ciento desde 2007 y que parece no tocar fondo, explica el jefe regional para Latinoamérica del Grupo Adecco, David Herranz, y que publica en su portal informativo el Foro Económico Mundial.

“En Latinoamérica esta problemática se manifiesta con especial crudeza. Los desempleados junior representan más del 40 por ciento, proporción muy superior a la registrada, por ejemplo en Europa”, expone Herranz.

Los datos del Inide muestran que hasta 2011 la mayor población joven vista por región territorial se concentraba en el Pacífico de Nicaragua, donde se registraron 935,000 jóvenes; le sigue con 565,000 el Centro Norte del país y en menor proporción el Caribe de Nicaragua, con 267,000 jóvenes.

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La cifra de "ninis" representa el 19.3 por ciento del total de jóvenes en la región, y es especialmente elevada en Centroamérica, México y Colombia. LA PRENSA/Archivo
Universitarios en Nicaragua. LAPRENSA/ARCHIVO
LA PRINCIPAL NECESIDAD

Para Amaru Ruiz, coordinador de la RedLocal, el acceso a un empleo de calidad —que cumpla con las prestaciones sociales— es una de las principales demandas que los jóvenes les han manifestado durante cabildos realizados en diferentes municipalidades.

“Los jóvenes piden acceso a una plaza laboral que cuente con salarios que cubran el costo de la canasta básica y la calidad en esos empleos, es la preocupación que más repunta entre sus preocupaciones”, agrega Ruiz.
Mario Silva tiene 21 años y egresó de la carrera de Economía, y a diferencia de Jesús Martínez, insertarse en el mercado laboral fue menos difícil.

“Pero no hay duda que las empresas te piden una serie de requisitos que para cumplirlos hay que esforzarse mucho.

Te piden otro idioma, experiencia mayor a dos años y es ahí donde la persona encuentra una limitante, porque las empresas en su mayoría no están abiertas a los jóvenes y quieren profesionales que tengan bagaje”, explica Silva.

“Hay algo más estructural en este tema y obedece al cumplimiento de las expectativas del empleador y el posible colaborador. Se reportan muchos abusos y los elevados requisitos para entrar a una empresa, por muy pequeña o grande que sean, son demasiados”, explicó el coordinador de RedLocal.

VULNERABLES A LA INFORMALIDAD

Y aunque esas cifras ya son preocupantes, hay una realidad que se torna aún más grave: según Herranz existe otro escenario cuando consiguen empleo, “seis de cada diez lo hace bajo la informalidad, en la economía sumergida, lo que se traduce en empleos sin contrato, derechos ni protección social”, refiere.

Datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) muestran que solo el 37 por ciento de los jóvenes latinoamericanos cotiza en la seguridad social y apenas un 29 por ciento lo hace al sistema de pensiones.

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“Esta realidad conduce al desaliento a muchos jóvenes latinoamericanos, que ante la falta de expectativas profesionales, deciden no estudiar ni buscar trabajo, exponiéndose de forma muy directa a la exclusión social.

Además que pueden acabar trabajando en la precariedad o incluso retirándose del mercado laboral. Una situación inadmisible, no solo desde el punto de vista ético, sino también económico, siendo las nuevas generaciones nuestro motor de futuro”, expone Herranz en el portal del Foro Económico Mundial.

Para la economista independiente, Adela Ubau, se debe tener claro que para mejorar es necesario una combinación entre lo que aprende el estudiante en el aula de clases con la formación en el lugar de trabajo o lo que demanda el mercado laboral.

“El mercado de trabajo presenta un problema estructural de largo alcance, relacionado con los jóvenes y la forma de organización de la transición de la academia al mundo laboral, porque existe un desajuste entre la cualificación de las personas y las competencias profesionales que demandan las empresas”, sostiene Ubau.

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María del Rosario Peña (Honduras); Jaime Gutiérrez (Nicaragua); Miguel Becerra (Bolivia); Beatriz Mejía (El Salvador); Irvin Orozco (Guatemala). LA PRENSA/CORTESÍA
Universitarios en Nicaragua. LAPRENSA/ARCHIVO

La economista agrega que para ello es necesario la estrecha colaboración entre gobierno, empleadores, sindicatos e instituciones de formación y tener presente la relevancia de una alianza.

“Esa alianza es fundamental y debe adaptarse a las circunstancias económicas y sociales a fin de ayudar a los jóvenes a superar la llamada trampa de trabajo-inexperiencia debido a que el recién egresado tiene muchas ventajas para el mercado laboral, porque tiene ideas nuevas, conoce las demandas del consumidor, adopta tecnologías con facilidad y se adapta a un mercado cada vez más diverso”, explica la economista.

Mientras tanto, el egresado en Derecho Jesús Martínez dice que no dejará de ser positivo en la búsqueda de un empleo que cumpla con todas las condiciones sociales y que le ayude a seguir adelante en la vida.

“Aún con todo ese entorno duro, no te podés echar atrás ni desanimar, porque aunque no niego que es cansado, uno debe saber perseverar en esta vida”, comparte.

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Informalidad laboral en Nicaragua. LAPRENSA/ARCHIVO
EN CIFRAS

3.1 millones de personas conformaban en Nicaragua la Población Económicamente Activa, según la Encuesta de Empleo que publicó en 2011 el Instituto Nacional de Información de Desarrollo, de esa cantidad 1.4 millones son jóvenes.

40 % se estima la tasa de desempleo juvenil en Nicaragua.

58 % del total de la juventud nicaragüense se encuentra en una situación de subempleo, según las estadísticas nacionales.

Mayor claridad

Para la economista Elizabeth Membreño es necesario que se brinde a los profesionales un espacio de inserción laboral que puede ser paulatina y “con reglas claras”, sobre lo que necesita la empresa y el aporte del profesional a la misma.

“Es importante inclusive que hubiese una bolsa de empleo nacional para que se canalice la demanda de empleos y así se orienten las tendencias que la cultura de empresarios necesita como fuerza laboral y el joven recién egresado pueda saber dónde acudir”, manifestó Membreño.

“Son solo algunos aspectos que, por muy sencillos que sean, aportan a que en el país disminuyan los niveles de desempleo que actualmente experimentamos y de ahí la necesidad de trabajar en una fuerte articulación con las empresas para que no formen a estudiantes con el mismo perfil, sino conforme a la demanda del país y las tendencias que a mediano y largo plazo puede dirigirse el esfuerzo nacional”, expresó la economista.

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Managua es una de las tres ciudades centroamericanas que forman parte del ranking de los cien mejores destinos para hacer outsourcing. En la gráfica, instalaciones de SPi Global, en Invercasa. LA PRENSA/ J. TORRES
Managua es una de las tres ciudades centroamericanas que forman parte del ranking de los cien mejores destinos para hacer outsourcing. LA PRENSA/ J. TORRES
Faltan políticas

El jefe regional para Latinoamérica del Grupo Adecco, David Herranz, sostiene que una medida para reducir los niveles de desempleo juvenil en la región es necesario tener políticas que fomenten soluciones de formación por empresas.

“Paralelamente a la necesidad de crear oportunidades para jóvenes, de ganar habilidades técnicas o prácticas para trabajos concretos, resulta esencial complementarlas con competencias generales para la búsqueda de empleo. Aspectos básicos como preparar la candidatura, elaborar un currículum, poner en valor las propias fortalezas o enfrentarse a una entrevista de trabajo”, expresó.

Economía Desempleo Empleo Juvenil Nicaragua OIT archivo

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