La actriz estadounidense Elle Fanning da vida en The Neon Demon a una modelo de 16 años que viaja a Los Ángeles a probar suerte. Al llegar, su juventud y belleza son la envidia de todas las maniquíes veteranas.
Esos recelos despiertan en su personaje una oscuridad que nada tiene que ver con los papeles que hasta ahora había interpretado o con su verdadera personalidad: la de una “adolescente feliz”, como ella misma se definía en el estreno de la película el pasado mayo en el Festival de Cannes.
“Todo el mundo tiene un lado bueno y uno malo, y fue divertido explorar ese lado malo”, explicó. Además, como rodaron cronológicamente, pudo “comprobar cómo iba convirtiéndose en una narcisista total”.
Algo en lo que Elle Fanning no se reconoce, a pesar de estar trabajando en Hollywood sin parar desde los dos años cuando en el rodaje de Yo soy Sam (2002) necesitaron a alguien para interpretar a la versión más pequeña de su hermana mayor, Dakota Fanning.
Dakota fue quien abrió el camino, quien quiso ser actriz e hizo a la familia mudarse de su Georgia natal a Los Ángeles cuando empezó a conseguir trabajos. Fue entonces cuando Elle Fanning comenzó a seguirla por todos esos rodajes, “por un mundo de sueños” en el que ha crecido.
Algo que la animó, “porque era lo más lógico”, a seguir los pasos de su hermana, con la que dice que no compite. “Ella no lee mis guiones ni yo leo los suyos, pero sí vemos nuestras películas una vez acabadas”, dice.
“Creo que no ha pasado nada malo porque empecé recibiendo educación en casa, pero después le pedí a mi madre que me llevara a un colegio normal, y pude hacer todas las cosas normales, tuve amigos de mi edad y no estaba rodeada de adultos todo el tiempo”, explica en una reciente entrevista en el Vogue británico.
FUTURO
Toda su adolescencia ha compaginado esa vida normal con papeles en películas adultas. En Somewhere, el filme de Sofia Coppola que la catapultó, tenía solo 11 años y perdió su último diente de leche cuando viajaba a Venecia a recoger el gran premio. Si se ha perdido cosas de una “adolescencia normal” no lo lamenta porque sabe que su futuro está en el cine y por lo tanto, todo lo que ha hecho ha merecido la pena.