A finales del Siglo XIX, Nicaragua vivía en un obscurantismo, sus habitantes analfabetas y degradante pobreza, consecuencia de gobiernos indiferentes al progreso del país y bienestar de su pueblo, con resabios del colonialismo español y terratenientes carentes de sensibilidad social. Toda América Latina después de la independencia había progresado, menos Nicaragua.
Al regresar a Nicaragua el joven José Santos Zelaya López de Francia, viene poseído de la cultura europea y la Revolución Francesa de libertad, igualdad, fraternidad y justicia, leyendo a los ingleses John Locke, David Hume, Adam Ferguson y Adam Smith, expositores de la doctrina liberal, y los franceses Montesquieu, Voltaire y Rousseau cuyos pensamientos ideológicos asimilo. Tiene en su mente hacer realidad en su patria atrasada y empobrecida el progreso. Ingresando al Partido Liberal logra ser el primer alcalde liberal de Managua durante el gobierno conservador del doctor Adán Cárdenas.
Aprovechando las luchas por el poder entre conservadores aceptando el llamado que desde León, la cuna del liberalismo, le hizo el general Anastasio J. Ortiz, encabezó la gloriosa revolución del 11 de julio de 1893
Acompañado del pueblo liberal leonés frente a Catedral y al repicar de campanas encabezando la caballería igual que Alejandro Magno montado en su caballo Bucéfalo salió de Atenas para conquistar el mundo, así Zelaya salió de León para Managua y tras numerosos combates, entró a Managua triunfante el 25 de julio a las 8:00 de la noche, terminando con los treinta años de gobierno conservadores, siendo recibido por el pueblo con vítores de alegría como su salvador. Iniciando la era de progreso, transformando a Nicaragua en uno de los países más prósperos de América Latina, como había soñado.
Fundó escuelas por todas partes, terminando con el analfabetismo vergonzoso y deprimente que reinaba en el país. Durante sus 16 años de gobierno que sus enemigos llaman dictatorial, cruzó el territorio de ferrocarriles, caminos y carreteras, vías telefónicas y telegráficas, fundó empresas navieras en los lagos, para facilitar el comercio, incrementó la agricultura con préstamos, produciendo riqueza. Promovió las artes y la cultura como Grecia en tiempos de Pericles, prototipo del gobernante.
Encargó a ilustres jurisconsultos la modernización de los códigos, varios vigentes. Con leyes favoreciendo al pueblo y beneficios sociales creó la identidad del pueblo nicaragüense como nación.
Concibió la idea de construir el Canal Interoceánico, con potencias extranjeras, rechazando las condiciones leoninas de Estados Unidos. Algún día será realidad su sueño. Su obra grandiosa fue la reincorporación de la Mosquitia hecha por el general Rigoberto Cabezas Figueroa en 1894, destituyendo al rey mosco Robert Henry Clarence, súbdito del Protectorado de Gran Bretaña.
A 123 años de la gesta gloriosa y reivindicadora de los derechos del pueblo de Nicaragua por el general José Santo Zelaya López, apóstol del liberalismo, reformador de Nicaragua, considerado por historiadores el más grande presidente de Nicaragua por sus méritos. Sus hijos liberales están en luchas internas como los conservadores en aquella época, perdiendo el poder que han tenido en varias ocasiones, 73 años más o menos.
En esta fecha gloriosa del 11 de Julio de 1893 pido a mis hermanos liberales que depongan sus diferencias personales y partidistas uniéndose formando solo un Partido Liberal, unidas monolíticamente todas las facciones liberales somos invencibles, volviendo a conquistar el poder para bienestar del pueblo nicaragüense. Zelaya vive. Su liberalismo vive por ser eterno, con su doctrina universal, existente en el mundo moderno, siempre luchando por la libertad, anhelo supremo del hombre.
El autor es Periodista. Miembro de la unión de Periodistas de Nicaragua
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