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Inversión en las niñas y el bono de género

La inversión en las niñas y adolescentes mujeres genera un conjunto de externalidades positivas de amplio alcance, es decir genera beneficios para la sociedad como un todo, más allá de los beneficios para los individuos en los que se invierte. Consideremos algunos de los efectos externos en el plano económico.

La inversión en las niñas y adolescentes mujeres genera un conjunto de externalidades positivas de amplio alcance, es decir genera beneficios para la sociedad como un todo, más allá de los beneficios para los individuos en los que se invierte. Consideremos algunos de los efectos externos en el plano económico.

Los efectos del bono demográfico sobre el crecimiento económico se traducen en que el incremento en la participación de la población en edad de trabajar en la población total, permaneciendo lo demás constante, incrementa la tasa de crecimiento del PIB per cápita.

Pero en esta fase de la transición demográfica no solo se incrementa la población en edad de trabajar como porcentaje de la población total, sino que se produce al mismo tiempo un incremento en la tasa global de participación laboral, la cual obedece, en lo fundamental, a la creciente incorporación de las mujeres al mercado laboral.

De acuerdo con la Encuesta Continua de Hogares, la Tasa de participación Laboral de las mujeres aumentó desde un 55.2 por ciento en el I Trimestre de 2010 hasta el 67.8 por ciento en el IV Trimestre de 2012, para un incremento de 12.7 puntos porcentuales, mientras que la de los hombres solo se incrementó desde un 84.0 por ciento hasta un 88.2 por ciento en el mismo periodo, para un aumento de solo 4.2 puntos porcentuales.

El hecho de que la tasa de participación laboral femenina esté creciendo mucho más rápido, mientras que la de los hombres ha crecido más lento, muestra que es el incremento de la participación laboral de las mujeres la que ha estado impulsando, principalmente, el incremento en la Tasa Global de Participación Laboral. Ello da lugar al denominado bono de género. El concepto de bono de género se refiere al beneficio económico potencial que se obtiene por el incremento de la participación de la mujer en la actividad laboral.

Sin embargo, pese a la creciente incorporación de las mujeres a la actividad económica, su tasa de participación laboral todavía está por debajo de la de los hombres, de manera que todavía existe un amplio margen para que esta se incremente. Esto significa que, en perspectiva, es el bono de género el que tiene mayor capacidad que el propio bono demográfico, de aportar al crecimiento del PIB per cápita.

En el futuro, en que la tasa de crecimiento del porcentaje de la población en edad de trabajar en la población total se desacelere, el crecimiento de PIB per cápita pasará a depender más del aporte del bono de género, es decir del incremento en la tasa de participación laboral de las mujeres, pero la tasa de crecimiento de la productividad media de la economía será el factor clave que determinará si el PIB per cápita crece o no a las tasas requeridas para arribar a la fase de envejecimiento de la población en mejores condiciones.

Pero si el incremento de la tasa de participación laboral de las mujeres resultara cada vez más importante, debe recordarse que un factor decisivo que contribuye a aumentar la tasa de participación laboral femenina es el nivel de escolaridad de las mujeres.

Asimismo, en lo que respecta a la tasa futura de crecimiento de la productividad, es importante retener que la inversión que se efectúe en cada momento en el capital humano de las niñas y adolescentes mujeres, será un determinante de la productividad futura de las mismas, cuando se conviertan en mujeres trabajadoras, y pasen a representar un porcentaje importante de la fuerza de trabajo.

Aquí la inversión en las niñas y adolescentes puede contribuir de manera decisiva a un círculo virtuoso que combine, a lo largo del tiempo, una creciente participación laboral femenina, con altas tasas de crecimiento de la productividad.

*Economista
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