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Adrián Uriarte Bermúdez

Alfonso Gumucio en Nicaragua

Uno de los principales desafíos que planteó Alfonso Gumucio Dragon, durante su conferencia —en la Universidad Centroamericana (UCA)—, Comunicación para el Desarrollo: de la teoría a la práctica, es cómo dar estatus a este campo de estudio, para que “los comunicadores no sigan siendo la quinta rueda del carro, de importancia secundaria en las organizaciones para el desarrollo”, (Gumucio, UCA. 16 junio, 2016). La metáfora del boliviano tiene raíces profundas desde un plano ético y formativo, y por lo tanto, debería analizarse con preocupación, desde la academia y las organizaciones que trabajan distintos  enfoques de la Comunicación para el Desarrollo (CPD) en Nicaragua.

La afirmación de Gumucio, supone que todavía prevalece un alto desconocimiento de los fundamentos, metodología y génesis de la Comunicación para el Desarrollo. En Nicaragua, existe una deuda histórica desde la academia. La costumbre ha sido enseñar más periodismo y menos comunicación. Y los que enseñan comunicación, tienen como referente el terreno de los medios de comunicación, más que los procesos de comunicación. Afortunadamente en los últimos cinco años, se han venido dando algunas señales positivas en la currícula a nivel de pregrado y posgrado. En pregrado tres universidades ofertan Comunicación para el Desarrollo, y en posgrado, existe una maestría y una especialización. Sin embargo, la gran mayoría de los pénsum académicos siguen bajo un paradigma corporativista, en sintonía con el modelo de desarrollo extractivista y neoliberal.

Luis Ramiro Beltrán, principal referente de la CPD del siglo XX, afirma que América Latina, pasó una década sin teoría (1950-1960). En el caso de Nicaragua, antes que se incorporaran estos programas de estudios, se había acumulado un récord de más de medio siglo sin contenidos especializados en las aulas de clases. De hecho los primeros saberes son aportes de organizaciones que han promovido seminarios, talleres y conferencias, con especialistas internacionales. Por eso, no es de extrañarse, que los conocimientos pioneros de la CPD en Nicaragua, provengan de profesionales de las ciencias sociales y humanas (trabajadores sociales, sociólogos, psicólogos, economistas, profesores, abogados, feministas) e inclusive ingenieros agrónomos y médicos. Irónicamente ha sido la comunicación, el campo que menos influencia teórica ha realizado.

La preocupación de Gumucio sobre los profesionales que están en las organizaciones que hacen Comunicación para el Desarrollo, obedece a que este campo presenta características multidisciplinar. Esta condición como objeto de estudio, hace crisis en el comunicador. Cuando he conversado con profesionales que trabajan en organizaciones y que provienen de otras disciplinas ajenas a la comunicación, percibo que tienen más claridad sobre la Comunicación para el Desarrollo, no así en los comunicadores que trabajan en ONG, movimientos sociales y cooperación para el desarrollo. Durante el tercer congreso de Comunicación para el Desarrollo  organizado por UCC, recuerdo que una colega con más de veinte años de experiencias, humildemente me compartió que los primeros años de vida profesional, casi pierde su trabajo porque entendía la comunicación bajo el esquema dominante mediacentrista: hacer notas de prensa, hacer conferencia y hacer activismo.

La visita de Gumucio, auspiciada por la agencia de Cooperación para el Desarrollo Suiza en alianza con la UCA, logró que convergieran diversos actores que hacemos Comunicación para el Desarrollo desde la academia, las ONG, movimientos sociales, instituciones públicas y algunos medios de comunicación, por eso, hoy más que nunca se debe seguir articulando, ese diálogo entre todas y todos, para que se fortalezca el estatus epistemológico y metodológico de la comunicación para el desarrollo y cambio social, teniendo siempre presente que el centro de los procesos sean las personas.
El autor es doctorando en Ciencias Sociales y Humanas, UCA.

Opinión
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