En un foro científico denominado Bosawas de Nicaragua y la Amazonía Peruana, comparación de dos casos de ecosistemas tropicales latinoamericanos, realizado en Managua esta semana, se anunció que la Reserva de Bosawas está condenada a muerte.
Fue el científico ambientalista nicaragüense, doctor Jaime Incer Barquero, quien durante su participación en el mencionado evento organizado por la Universidad Centroamericana (UCA), expresó categóricamente que “La deforestación, el avance de la frontera agrícola, el tráfico ilegal de madera y la ganadería, darán como resultado, y siendo optimista, que en 15 años no habrá Bosawas”.
El doctor Incer Barquero sabe muy bien lo que dice. Es autor de numerosos libros y ensayos sobre la geografía y la naturaleza de Nicaragua; ha sido ministro del Ambiente y los Recursos Naturales y en la actualidad es asesor presidencial para los asuntos medioambientales, aunque, como él mismo lo ha dicho en varias ocasiones, sus estudios y recomendaciones no son tomados en cuenta.
Fue precisamente por el esfuerzo del doctor Incer Barquero, que a fines de 2001 se creó mediante ley la Reserva Natural de Bosawas, en un territorio de casi 20 mil kilómetros cuadrados del noreste de Nicaragua (incluyendo la zona de amortiguamiento), la que en 1997 fue declarada Reserva de la Biosfera mundial por acuerdo de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, (Unesco por su sigla en inglés). En aquel momento Bosawas era la reserva forestal más grande de Centroamérica y la tercera del mundo, uno de los principales ejemplos de bosque tropical húmedo y bosque nuboso y uno de los pulmones del planeta, por lo cual debía ser protegida con la mayor responsabilidad.
Pero no es eso lo que ha hecho el régimen de Daniel Ortega, que se distingue como un depredador total. En lo político ha depredado las instituciones democráticas y los derechos humanos y civiles de los nicaragüenses, y en lo medioambiental ha depredado o permitido la depredación de las reservas naturales, especialmente la de Bosawas.
Lo que ocurre en Bosawas es una “complacencia política”, respecto al problema de las invasiones y la creciente deforestación que afecta a la mayor reserva de bosque tropical húmedo y de nebliselva que posee Nicaragua, expresó el doctor Incer Barquero en el foro científico de la UCA. Y precisó que en la última década “un tercio de la reserva ha sido invadida y destruida”, a lo cual hay que agregar que eso ha causado incluso muertes entre los indígenas guardianes de la Reserva, según denunció en el evento un representante de las comunidades de Bosawas.
“Bosawas no es solo árboles, pájaros, es el futuro de la vida en Centroamérica”, señaló por su parte el doctor Eduard Müller, encargado de Reservas de Biosfera de la Unesco, quien también intervino en el foro de la UCA e informó que se ha perdido hasta el 52 por ciento de la biodiversidad centroamericana.
El sombrío pronóstico del doctor Incer Barquero, de que por la depredación humana Bosawas terminará en quince años, se cumplirá inevitablemente si Daniel Ortega logra perpetuar su dictadura. De allí que el cambio de régimen sea una necesidad vital para la protección del medioambiente y la sobrevivencia de los nicaragüenses.