La tecnología puede ser la mejor aliada y al mismo tiempo la peor enemiga. El uso excesivo de las nuevas formas de comunicación digital amenaza con desconectar a todas las personas del mundo real.
Este abuso puede resultar una condena para la sociedad, porque se vuelve más individualista, que va perdiendo la habilidad de socializar y compartir con el entorno, alejándolas de las metas y proyectos para una vida integral.
La tecnología no es mala, malo es el uso inadecuado que le dan las personas. Es muy común ver que los padres le den a sus hijos celulares, tabletas o cualquier tipo de aparato tecnológico para mantenerlos tranquilos, ocupados, distraídos o como dicen muchos para que no estén molestando, sin ver esto como una oportunidad para conocer más a sus hijos, compartir con ellos, saber los que están viviendo o lo que les está pasando en sus vidas.
De igual forma el uso inadecuado de la tecnología permite que se vaya perdiendo la habilidad de la comunicación con las personas que están a nuestro entorno, ahora es preferible enviar un correo electrónico o un mensaje, dejando a un lado una plática amena. Recuerde que el hecho de compartir saliendo a caminar para ponerse al día con esa persona querida es lo que une mucho más la relación entre ambos.
También es importante mencionar, cómo la tecnología puede perjudicar la salud física y emocional de las personas, sumergiéndolas en enfermedades como la depresión, ansiedad y baja autoestima por no permitir desarrollar las habilidades necesarias para demostrar las cualidades y herramientas con las que cada uno cuenta.