Yo he visto a la vida y muy parecida a un juego de ajedrez
campos de interminables cuadros
con un lugar en el tiempo y espacio
¿crees confiar en los muros o torres de Jericó?
y el bíblico Josué a marcha y grito de guerra
a escombros dejó.
Caballos de galopes apocalípticos
que pudiendo estar aquí o pudiendo estar allá
en un solo movimiento y recuerdos solo quedarán
el alfil eclesiástico rezando sus divinas plegarias
en la diagonal celestial terminan en una oblicua terrenal.
pobres peones con la peor parte
otros creyéndose generales, nos son más que desdichadas piezas
en manos ajenas y nunca propias
la mujer más poderosa “la reina”
defendiendo hasta la muerte a su rey
ojalá que en cada movimiento hubiese gobernado la razón
pero más que la razón dirigiese esta lucha el divino amor.
Yo soy aquel peón que nací para morir como rey,
esperando el llamado celestial o terrenal de: jaque mate.
La vida como un juego de ajedrez
Yo he visto a la vida y muy parecida a un juego de ajedrez campos de interminables cuadros con un lugar en el tiempo y espacio ¿crees confiar en los muros o torres de Jericó? y el bíblico Josué a marcha y grito de guerra a escombros dejó.