Demiurgos designadores de ilusiones nuevas, esquizofrénicos ecuánimes configurados de destinos conquistadores en libertad de tiempo, planificando y proyectando vida, con estilo propio, marcando razones con procesos y métodos generadores de ideas creativas, fluyendo espontáneamente, atiborrados de alegrías, así, intervienen el mundo los individuos diseñadores de grandes visiones tangibles, descifrando dilemas cotidianos con percepciones propositivas, optimistas y entusiastas, con una óptica de las dificultades que se transforman en oportunidades. “Todos estamos en las alcantarillas, pero algunos miran hacia las estrellas” (Oscar Wilde).
“Por definición, cuando se investiga lo desconocido no se sabe lo que se va a encontrar”. (Ley de Murphy). Es lo que sucede a los emprendedores de instintos con pensamientos divergentes, forjadores de inventivas conscientes y benignas sin restricciones en planos múltiples y simultáneos, con perspectivas distintas frente a los retos y problemas removiendo supuestos, desarticulando esquemas, flexibilizando posiciones y produciendo nuevas conexiones. Originan vestigios, proyectos con pensamientos ilimitados que exploran y abren caminos, frecuentemente insólitos, originales con alternativas y posibilidades creativas (diferentes) para el desarrollo de firmas que forjan marcas.
La creatividad, según Sutton, implica no solo llegar a ideas innovadoras, sino también saberlas vender y comunicarlas de forma adecuada. Discrepar de lo convergente en la búsqueda de alternativas o posibilidades diferentes, encarando el acto de subsistir, coexistir, apostando en el día a día por un legado con estándares que ansían buscar nuevas vías para consolidar respuestas efectivas —el apetito acariciador del logro: el resultado—. Como decía Edward de Bono, “la creatividad exige que rompamos con los cánones establecidos, de forma que podamos mirar alternativas de diferentes modos”. El pensamiento divergente no es algo hermético, estático o definitivo, más bien es todo lo contrario, es decir, podemos mejorar, adaptar una idea, emprendimiento, problema o situación provocando cambios de recursos en un área de baja rentabilidad a una de alta productividad… la decisión de que suceda algo; convirtiendo intangibilidades en obras concretas acometidas, la realización con energía y entusiasmo, aprovechando oportunidades con metas, bajo la llaneza de asumir riesgos, sin temores, enarbolando la bandera de la creatividad e innovación.
“La creatividad simplemente consiste en conectar cosas” (Steve Jobs). Los cuestionamientos, las incógnitas hay que visualizarlas transversalmente, con un enfoque inventivo, de manera diferente de las tendencias de seguir los métodos usuales con los que se han transmitido tradicionalmente. Hoy en día la creatividad en el desarrollo es lo que se necesita, desplegar ideas nuevas en las empresas, compañías, instituciones, designadas con pensamientos originales atiborrados de percepciones, argumentos, reflexiones, arquetipos divergentes; así es como surgen líneas de negocios de punta que rebasan el progreso. Romper los paradigmas en pro de objetivos definidos, sorprendiendo a través de gestiones generadoras de posibilidades discordantes logrando así dentro de los procesos transformaciones eficaces y eficientes. Todo esto se logra con flexibilidad, con el discernimiento de adaptación, esta es la vía factible de los start ups. Un emprendedor escucha un sinnúmero de juicios para no iniciar su negocio: demasiado riesgo, podes endeudarte, no dormís, te quedas sin vida social, y más. A pesar de las incertidumbres, atrae el cosmos emprendedurista, la fuerza que empuja por el proponer y trascender. “Un hombre con una idea nueva es un loco hasta que la idea triunfa” (Mark Twain).
El autor es consultor Publicista, Diseñador Creativo