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Langosta

Pesca debe frenar a los “mojados”

En el Caribe nicaragüense la necesidad de adquirir un ingreso obliga hasta a hombres sin experiencia en pesca a meterse “mojados” en las embarcaciones.

En el Caribe nicaragüense la necesidad de adquirir un ingreso obliga hasta a hombres sin experiencia en pesca a meterse “mojados” en las embarcaciones. Nadie se responsabiliza por ellos. Además los pescadores artesanales reclaman un seguro.

“Salida de zarpe autorizada” es la señal que reciben los tripulantes de las embarcaciones para iniciar su faena de captura de langosta, en cuyas embarcaciones pueden ir hasta cincuenta hombres cuando estas son industriales.

El pasado 18 de julio, a unas sesenta millas náuticas al sureste de Bilwi, Puerto Cabezas, en el Caribe Norte, un ola de unos diez metros de altura volcó a la embarcación Capitán Charlie. En esta iban a bordo 74 hombres, 73 de ellos rescatados con vida, solo Noel Carrillo, de 34 años, falleció.

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Esta era la primera vez que Carrillo pretendía ganarse la vida de esta forma, expresaron sus familiares. Su oficio era taxista, él y otros 12 no estaban en la lista oficial de zarpe que entregaron a la Fuerza Naval, no figuraban ni como cayuqueros, ni como buzos o marineros. A personas como Carrillo en la Costa Caribe se les conoce como “mojados”.

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LAPRENSA/ARCHIVO

DE DÓNDE SALEN  LOS “MOJADOS”

“Bajo ningún momento pertenecen a la lista, se montan de una forma sigilosa, ilegal, sin ninguna autorización del capitán ni las autoridades de puerto. Su misión es ganar dinero en intercambiar algún producto con langosta que después la bajan de forma ilegal para venderla al mercado local”, aseveró Alberto Woo, presidente de la Asociación Pesquera del Atlántico Norte (APAN).

Esto no es nuevo, sucede más frecuentemente de lo que se cree, pero nadie logra intervenir. Es un fenómeno “que tenemos que ir terminando en conjunto con las autoridades y que la población tome conciencia sobre los riesgos que se corren”, continúa el representante de APAN.

Los líderes de las empresas pesqueras están al tanto de esta realidad y la han abordado en las reuniones gremiales, pero hasta hoy no han encontrado una solución para evitar que personas no autorizadas aborden las embarcaciones.

Armando Segura, director ejecutivo de la Cámara de la Pesca de Nicaragua (Capenic), afirma que “una vez que uno le entrega el barco al capitán, es el amo y señor del mar, ellos pasan por las comunidades y a veces alguien se monta, no son tripulantes no van en el de la capitanía”.

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Al menos en Puerto Cabezas existen 18 embarcaciones industriales. En cada una de ellas trabaja un estimado de setenta hombres, entre marinos cayuqueros y buzos, que para el presidente de la Federación Nicaragüense de Pescadores Artesanales (Fenicpesca), Cairo Laguna, excede la capacidad.

“Hay una norma técnica que fue aprobada desde hace mucho tiempos y si mal no recuerdo lo más que debería de andar una tripulación son veinte personas y eso llega hasta setenta y a veces van 50 o 60. En la actualidad no se tiene un registro oficial de las embarcaciones artesanales”, explicó Laguna.

En la pesca artesanal no se necesitan de buzos, solo se captura langosta con “nazas”, una especie de trampa que se arroja al mar en los bancos de pesca y que posteriormente llegan a levantar. Durante ese proceso la cantidad de personal es menos por el tamaño de la embarcación.

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CREAR UN FONDO

Todos los entrevistados coincidieron en que esta situación debe tratarse con seriedad porque cuando suceden las tragedias, como la del 18 de julio, los familiares de las víctimas demandan remuneración, pero la pregunta es ¿a quién la deben pedir?

La Asociación Indígena de Pescadores de la Costa Caribe (Apcapnic) ha demandado el pago de 14 dólares por la libra de langosta colocada en las empresas acopiadoras, para que con parte de esta paga se cree un fondo de emergencia para garantizar una especie de compensación a los pescadores que trabajan por cuenta propia.

George Wrigth, presidente de Apcapnic, explica que de crearse ese fondo por ahora unos 9,600 pescadores agremiados en esta asociación serían beneficiados.

Sin embargo, según estimaciones de Laguna, a nivel nacional habrían unos 17,000 pescadores artesanales que no tienen seguro.

Wrigth se ha reunido con representantes de la empresa privada para conversar sobre este tema, pero hasta el momento no ha habido avance en las negociaciones porque el precio de este producto del mar lo decide el mercado internacional, explica el presidente de Capenic.

En la actualidad se paga a los productores 10 a 11.12 dólares la libra, dependiendo de la calidad de la langosta.

Según datos del Centro de Trámites de las Exportaciones (Cetrex), hasta el 22 de julio de este año las exportaciones en volúmenes de langosta acumulan un crecimiento de 62.7 por ciento, comparado con similar periodo del año pasado. En valor, los ingresos han repuntado 48.26 por ciento, pese a que el precio promedio por kilogramo ha caído 2.82 por ciento.

Sergio Zamora, especialista en derecho laboral, explica que una alternativa para asegurar a los pescadores artesanales es el facultativo, al recordar que este tipo de beneficio está diseñado para todo trabajador que lo haga por cuenta propia, es decir que no cuente con un contrato de un empleador.

“La mayoría de ellos no son parte del sistema de seguridad social porque trabajan por cuenta propia y el tipo de seguro que cabe es el facultativo, en el caso de los pescadores que son contratados por las empresas les corresponde el seguro obligatorio”, especifica.

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EN CRECIMIENTO 

Para este año, la Cámara de la Pesca de Nicaragua (Capenic) prevé que la producción de langosta crezca un 10 por ciento respecto a lo que se logró el año pasado. En 2015 el sector superó la producción de tres millones de libras de langosta capturada, una cifra récord.

Las ventas de este producto del mar generarían de 65 a 70 millones de dólares, según estimaciones de Capenic.

Los que se dedican a este negocio consideran que un buen invierno traerá más producción de langosta. “La salida del fenómeno de El Niño permite que se instale el fenómeno de La Niña, que es todo lo opuesto a El Niño, las temperaturas oceánicas bajan y las especies marinas vuelven a su hábitat normal, en todo caso estas especies estaban ausentes por el calentamiento de las aguas”, explicó Cairo Laguna.

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MÁS DATOS SOBRE EL SECTOR

Un barco industrial tiene la capacidad para 70 hombres y a través del buceo se puede capturar en langostas unas 35 mil libras por embarcación, según Alberto Woo, presidente de la Asociación Pesquera del Atlántico Norte (APAN).

Nicaragua necesita un puerto certificado para la exportación directa del producto, lo que es considerado uno de los grandes retos del sector, precisa.

Además señala que en unos 250 mil dólares está valorada una embarcación industrial con todos los equipos necesarios.

En la Costa Caribe la mayoría de las familias sobreviven de la pesca, minería y maderería.
Aunque hasta la fecha se exporta más langosta entera, se está iniciando el proceso de envío de este animal marino vivo.

Los productos capturados en Nicaragua son enviados a Puerto Cortés en Honduras y Puerto Limón en Costa Rica para su exportación.

 

Economía langosta pesca riesgos vulnerabilidad archivo

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