CoLa Corte Internacional de Justicia busca primero establecer soberanía sobre la base de título. Solo en ausencia de título buscan establecerla sobre la base de los derechos históricos evidenciados por actos posesorios o “efectivitès”. En la parte C. Actos posesorios; Arto 66 de la sentencia del 19 de noviembre de 2012, Nicaragua vs. Colombia, la Corte expone: “Habiendo concluido que ningún título sobre los accidentes marítimos en disputa puede encontrarse a partir del tratado de 1928 o el uti possidetis iuris, la Corte entrará a preguntarse si pueden establecer soberanía sobre la base de actos posesorios”. O sea que los actos posesorios que Costa Rica se ha inventado, tales como declaratorias de humedales en Ramsar solo tendrían algún valor para establecer soberanía si no hubiera título.
El título claro lo establecen el Tratado Jerez-Cañas, el Laudo Cleveland y el Laudo Alexander V, que expone.
Tratado Jerez-Cañas: Arto II. “Del punto en que ella” (la línea divisoria paralela a la rivera del Lago) “coincide con el Río Sapoá, el que por lo dicho, debe distar dos millas del Lago, una recta astronómica se trazará hasta el punto céntrico de la Bahía de Salinas… donde quedará terminada la demarcación de territorio de las dos Repúblicas contratantes”. El paréntesis es del autor, porque Alexander añadió una frase de su cosecha como si fuera del texto.
Arto IV. “La Bahía… de Salinas, serán comunes a ambas Repúblicas, y por consiguiente lo serán sus ventajas…”.
Laudo Cleveland: 2. “El punto céntrico de La Bahía de Salinas ha de fijarse trazando una línea recta que cierre la boca de la Bahía, y determinando matemáticamente el centro de la figura geométrica que resulte circunscrita por dicha línea recta y la orilla de la Bahía en la baja marea”.
“3. Debe entenderse por punto céntrico de la Bahía de Salinas el centro de la figura geométrica formada como queda dicho”.
“El límite de la Bahía hacia el Océano es una línea recta tirada desde la extremidad de Punta Arranca Barba, yendo casi directamente hacia el Sur verdadero hasta la parte más occidental de la tierra inmediata a punta Zacate”.
“Por el Tratado (Coronel)-Matus–Pacheco, hecho en San Salvador el 27 de marzo de 1896, dicho Laudo fue adoptado como ley para esta comisión”.
Laudo Alexander: “… las funciones de esta Comisión está limitadas a definir y amojonar la línea divisoria entre las repúblicas. El carácter legal de aquella porción de la línea del agua y tal vez algunas dudas de jurisdicción, que puedan ocurrir, están, por lo menos, fuera de la presente discusión, la cual se reduce simplemente a localizar el centro de la Bahía de Salinas, como está descrito en el laudo del presidente Cleveland”. (Énfasis del autor).
Alexander concluye que la línea divisoria termina en tierra. Por lo tanto, el centro de la bahía es un punto imaginario de utilidad temporal que sirve únicamente para determinar la dirección de la línea divisoria en tierra y, la línea divisoria no se extiende al agua. Los instrumentos pertinentes coinciden que la Bahía de Salinas será de uso común a ambas repúblicas.
Si la bahía es de uso común, los accidentes dentro de la bahía: islas, cayos y piedras, también son de uso común. “Accesorium non ducit, sed sequitur suum principalei”. O sea que lo accesorio sigue la suerte de lo principal.
Si las partes contratantes hubieran querido dar a la Isla Bolaños un tratamiento diferente al del resto de los accidentes geográficos dentro de la Bahía, lo hubieran consignado taxativamente. En resumen, Nicaragua debe centrarse en demostrar el título, y subsidiariamente reforzar su argumento con actos posesorios propios. Los derechos históricos que arguye Costa Rica, nacidos de supuestos actos posesorios, son argumentos débiles puestos en duda aún más por la reciente decisión de la Corte Permanente de Arbitraje, sobre el Mar del Sur de la China.
El autor fue Canciller de Nicaragua (2002–2007)
