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Cartas al Director

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Con esto de la globalización algunas compañías nicaragüenses han decidido hacer uso de una empresa externa, a fin de que esta se haga cargo en parte de sus actividades principales o secundarias.

Empleos con modalidad de “tercerización”

Con esto de la globalización algunas compañías nicaragüenses han decidido hacer uso de una empresa externa, a fin de que esta se haga cargo en parte de sus actividades principales o secundarias. Es a través de la modalidad de “tercerización” (outsourcing) aspecto que considera como eje principal la subcontratación de empleados, primordialmente en el país las empresas adscritas bajo este modo trabajan para asistir en actividades de servicios generales, tales como: conserjes, jardineros, guardas de seguridad, amas de llave (ayudantes del hogar), personal de limpieza, plomeros, responsables de mantenimiento, exterminadores de plagas y recolectores de basura, entre otros.

Mi  llamado es para los empresarios que deciden apostar a la “tercerización” para que cada persona que contraten goce de las prerrogativas establecidas en la ley laboral tomando en consideración los salarios mínimos establecidos para cada una de las ocupaciones, con equilibradas jornadas laborales.

Asimismo, se debe tener cuidado, cuando el interés supremo de la empresa contratada no pretende agregar valor a la calidad de vida de los subcontratados, y no puedan estos tener un entorno familiar  y ameno, en ese caso, no es oportuno contratar a una entidad externa.

Me viene a la memoria la historia que leí acerca del huevo con tocino, ya que para comer tocino, es obvio que el cerdo se tuvo que morir (compromiso), mientras que la gallina puso el huevo (involucramiento) y se fue cacareando y anunciándolo al mundo entero. Por lo que sugiero como estrategia de dos vías: 1) Empresarios asumiendo con Responsabilidad Social Empresarial (RSE) una obligación de mejor trato y salario justo al trabajador; 2) Los trabajadores adjudicándose compromiso con la empresa en sus tareas y responsabilidades.

En Nicaragua, no existe una ley específica para atender la “tercerización”, ya que desde el año 2009 duerme en la Asamblea Nacional una propuesta normativa y según están las cosas no van aprobarla los “honorables” diputados. Este vacío legal de momento genera condiciones para que algunos empresarios cometan abusos, los que cuentan además, con el respaldo del Ministerio del Trabajo (Mitrab) el que juega a hacerse el ciego, sordo y mudo de las arbitrariedades. Las razones son por aquello de que el Gobierno central necesita mantener el “equilibrio” en las relaciones públicas, asimismo evitar el divorcio del gran capital con el comandante Ortega, quien de manera burda se hace el “bobo” a pesar de las múltiples quejas de los trabajadores agremiados e independientes.

Finalmente, los empresarios deben reflexionar sobre el ámbito del desarrollo personal, a fin de tecnificar y ampliar los conocimientos de quienes subcontraten, para que en sus costes operativos reflejen la contratación de un staff de técnicos y profesionales de las diferentes ramas; para dar inicio a módulos de formación y capacitación, esto como medida  para la actualización profesional.

De la misma manera el empresario, conseguirá el apoyo del Instituto Nacional Tecnológico (Inatec), en cuyo caso certificará el cumplimiento de las horas/clases, otorgamiento, certificación y  supervisión del proceso de aprendizaje.
Salomón Samuel Mendoza Suárez. Municipalista.

Características de un dictador

Algo propio de los dictadores es que sufren de envidia, que la podemos definir como un dolor emocional que sienten al ver que alguien está progresando, mientras que el envidioso no ha podido tener éxito. Algunas características de los envidiosos son:

1) El dolor. Al envidioso le duele no poder tener lo que anhela, por lo tanto, hará lo que sea con tal de amargarle la vida al que lo superó. Por ejemplo, un tirano que perdió las elecciones presidenciales en 1990, declaró que “gobernaría desde abajo”, es decir, que iba a sabotear al gobierno de la presidenta electa democráticamente porque el envidioso hace todo lo posible para arrebatarles a otros lo que él desea.

2) Baja autoestima. Dado que el que envidia sufre de baja autoestima, trata de obtener su valor como persona de lo que posee (dinero, posición, bienes). Por eso un déspota no puede permitir que le quiten la silla presidencial, porque sin ella se siente un don nadie.

3) La codicia. Una persona codiciosa nunca está contenta ni satisfecha con lo que tiene sino que siempre está desesperado por el poder, el reconocimiento, la plata, etc. El origen de pobreza (durante la juventud) de un tirano centroamericano lo estimula a siempre codiciar el erario público porque tiene terror de volver a sus inicios de miseria y escasez. No deja de abusar de los bienes públicos porque su codicia es insaciable y es un barril sin fondo.

4) Frustración. A medida que pasa el tiempo y alguien no alcanza sus metas, la decepción crece y se frustra la ambición y los deseos, entonces comienza a aparecer la envidia. Pasar 16 años fuera del poder no es fácil para un dictador porque se siente disminuido al ver que otros triunfan en el gobierno. Su frustración no la causa el éxito de los demás, sino, sentirse como un fracasado.
José Ramón Quiñónez.

Ratas de ratas

Estoy de acuerdo con lo expresado por el presidente de la República en su discurso del pasado 19 de Julio, donde se refiere a las “ratas” que saltaron del barco en febrero de 1990.
Pero, existen “ratas” de “ratas”. Algunas “ratas”,  viendo que la calle estaba dura, decidieron trabajar con el gobierno entrante en 1990, otras viéndose en medio del “naufragio”, al mejor estilo de La Metamorfosis de Kafka, decidieron trabajar con los gobiernos neoliberales, volviendo al barco que habían despreciado en el 2006.

Existen “ratas” peores que las anteriores, las que sentían desprecio por la actual familia gobernante, lo cual me recuerda la obra La Divina Comedia, de Dante Alighieri, cuando Dante pasa por el Octavo Círculo, que es el de los fraudulentos, donde sufren torturas diversos rufianes y aduladores, los hipócritas, los ladrones, los malos consejeros, los charlatanes y falsarios, divididos en tres grupos: usurpadores de la personalidad ajena, monederos falsos y calumniadores.

Estas “ratas” hoy en día convertidas en “ratas-serpientes”, se arrastran al poder convirtiéndose en bufones, serviles y aduladores de la actual clase gobernante, olvidándose que un día se expresaron de forma soez de algún miembro de la familia presidencial.
Julio León Báez.

Reflexión  vital

Es agradable acostumbrarse a vivir mirando a los ojos a la muerte. Habituarse a su presencia clara, para nada agresiva, y poder ver bajo la ridiculez del atuendo macabro con que la ha vestido la ignorancia, algo que buscamos afanosamente a lo largo de la vida: el sosiego.
Pero exigimos que el descanso que buscamos todos los días sea temporal, condición limitante que no deseamos para la felicidad, la salud, la riqueza, el amor…  No queremos quedarnos dormidos para siempre, a pesar de que durante el sueño han desaparecido todos nuestros sinsabores. Algo insensato. El descanso, breve, pasajero, para luego volver al torbellino de contratiempos y  dolores.  Y siempre temiendo que llegue la paz absoluta y duradera.

¿Por qué una certidumbre que debiera ser deseable, o al menos tolerable con buen ánimo, es fuente de terror? ¿Por qué nos empeñamos en ignorar que durante un tiempo que ni siquiera podemos cuantificar, carecimos de vida?

Antes de nacer, ni siquiera es preciso señalarlo, no existimos, no fuimos, igual que ocurrirá cuando nuestra vida haya terminado.
No lucharé contra la tentación de expresar un contrasentido que puede aterrorizar a muchos: ¡Viva la muerte!
Ramón Barreda.

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