El pequeño libro 99 palabras de mujer / Microrrelatos (sic) y otras especies (Managua, ANIDE, 2016, 108 p.) contiene 62 microrrelatos – esta es la grafía correcta del término– de veinte escritoras convocadas por Marianela Corriols, presidenta de la Asociación Nicaragüense de Escritoras.
Marianela lo edita y firma la nota preliminar felicitando a sus autoras: una alemana (Ilde Duvel), otra española (Martha García Terán) y las demás nicas, procedentes de seis departamentos (Managua, Carazo, Chontales, Estelí, Granada, Nueva Segovia) y de la Región Autónoma del Caribe Norte.
A esta región pertenece seis: Ana Rosa Fagot (1944), Yolanda Rossman (1961), Margarita Antonio (1963), Silvania Zamora Garth (1962), Mercedes Tinoco Espinoza (1965) y Jacqueline Johana Chollete (1990).
Todas ellas talleristas de las Hermanas de Tinta de ANIDE en dicha región, exactamente en Bilwi. Las restantes se han fogueado en el Taller Virtual del Microrrelato (ojo, Marianela: no prescindas de la indispensable / rr /, usada en medio de dos vocales), facilitado por Linda Báez; pero algunas no son talleristas.
Lo importante es que acometen el género moderno del minicuento, denomidado también minificción, microrrelato o cuento ultracorto, explorando las posibilidades de la prosa breve, o literatura mínima, cuya finalidad es crear un universo con un puñado de palabras destinadas a atrapar al lector en una invención fugaz y fascinante.
Así lo ha estudiado su principal teórico y antólogo a nivel latinoamericano: el mexicano Lauro Zavala. En nuestro país yo tuve el privilegio de editar la selección pionera: Minificciones de Nicaragua / Brevísima antología (Managua, Academia Nicaragüense de la Lengua, 2004). En ella elegí 53 piezas de 37 narradores, entre ellos una sola mujer: Michèle Najlis.
Por eso, y por su intrínseco valor, considero un acierto la ejecución y aparición de este librito saludable, donde se dan cita la imaginación, el humor y la ironía, afirmándose la mujeridad, o las situaciones que deprimen y enaltecen a la mujer.
Nueve ámbitos temáticos, clasificados por Marianela (coeditora de dos anteriores muestras de narrativa de ANIDE en 2013 y 2014) lo integran: 1. Cuentos del paraíso; 2. Amores que matan; 3. Oficios de mujer; 4. Hasta la muerte; 5. Cuentos de hadas; 6. Asuntos de familia; 7. Modernidad; 8. Recetas de cocina; y 9. Maternidad.
He aquí, por orden de edad, las doce autoras que falta consignar: Christian Santos (1941), Ángela Saballos (1944), Ninozka Chacón (1947), Marianela Corriols (1965), Rosa Niní Borgen Blandón (1951), Linda Báez Lacayo (1955), María del Carmen Pérez Cuadra (1971), Martha Cecilia Ruíz (1972), Christianne María Tablada-Bravo (1872), Jessica Solís Lumbí (1979) y Ceshia Ubau Molina (1977). Ilustraron a color la publicación Hilde Duvel, Yolanda Rossman y Martha Cecilia Ruíz.
Tres piezas de Martha Cecilia Ruíz
Precisamente esta inquieta narradora ha elaborado El rito, una pieza denunciatoria: “En la biblioteca me confesó el sueño donde él me besaba los pezones y el ombligo. Allí lo hicimos realidad. Luego me hizo repetirlo en el confesionario, para darme la absolución”.
Al mismo tiempo, se destacan otros dos microrrelatos de Martha Cecilia: Manual para la buena esposa con su remate irónico y T. I. C..
Dice el primero:
“Adelántese a sus deseos. Prepare su cena favorita. Sírvale con atención y escúchelo siempre. No sea impertinente. Hornee el pan en casa. Haga lo que sea necesario para mantenerlo contento. Si nada funciona, condimente con arsénico”. Y el segundo: “El Internet, y sobre todo el correo electrónico, sirven para muchas cosas. A mí, para enterarme que mi marido me engañaba con mi mejor amiga. No lo culpo. Yo también lo engañé. Ella era irresistible”. Sin comentarios.
TRES AMORES, DE MARIANELA CORRIOL Y UN MICRORRELATO DE MARGARITA ANTONIO
Por su lado, Marianela Corriols no se queda atrás en Tres amores, sustentada en el uso lúdico del verbo matar: “Una mujer cuenta que una vez amó a un hombre, quien se mató; a otro hombre, a quien mató; a este hombre que la está matando mientras cuenta su historia”.
Pero el microrrelato que más me ha impresionado es el de Margarita Antonio, Enemigos y hermanos, relacionado con una reciente experiencia histórica del país: “Óscar no recuerda por qué fue a la guerra. Ahora que lo piensa, no sabe bien por qué se fue a la montaña. Solo recuerda que, emboscado en la montaña ve al grupo enemigo acercándose. Ya casi están a su alcance y le toca dar la voz de ataque. Apunta cuidadosamente… Entonces todo se paraliza, cuando en la mira, ve a su hermano que avanza”.
PHOTO OPPORTUNITY, DE ANGELITA SABALLOS
Los anteriores no son, naturalmente, las principales muestras de las microrrelatoras de Anide, todas interesantes. Me hubiera encantado reproducir otras, como la de Ninozka Chancón y Yolanda Rossman. Pero concluyo esta reseña transcribiendo una pieza de Ángelita Saballos, vinculada a una de las ideologías de la segunda guerra mundial: Photo opportunity.
Dice: “Mientras cosía la ropa que entregaría esa tarde, escuchó en la radio que la guerra se extendería a Nicaragua. Hitler lanzaría un cohete para aniquilar niñitas morenas. Así evitaría que se cruzaran con alemanes. Se estremeció por su bebita color canela. Confeccionó un traje espacial; la vistió, y con ella en su regazo, esperó a su marido para preguntarle. Al verlas, él, sonriente, las fotografió. ¡Heil Hitler!- dijo, y disparó. Era el cónsul alemán”.