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Un tigrillo margay al que le sacaron el ojo izquierdo de un balazo. Le dejaron los huesos del rostro expuestos. LA PRENSA/ URIEL MOLINA

El Zoológico, en riesgo de “extinción”

El Zoológico Nacional está en crisis. A los problemas económicos se le suma que no hay personas dispuestas a sacrificarse por el bienestar de los animales silvestres. Los actuales directores, el matrimonio de Eduardo Sacasa y Marina Argüello ya se siente cansados tras 21 años de servicio.

A las autoridades del Zoológico Nacional hace poco “les metieron un gol”. Hicieron un trato con un organismo de Alemania mediante el cual de aquí mandaron unos animales hacia el país europeo y a cambio recibieron un león que supuestamente iba a preñar a las leonas que tienen acá. Después descubrieron que al león lo habían castrado. Actualmente no hay un león para reproducción.

A Pipo, el chimpancé, el animal más antiguo de vivir en el zoológico y al que consideran sumamente inteligente, unos estudiantes lo dejaron con crisis de nervios, tan traumado que ahora lo mantienen en una doble jaula. Los chavalos le tiraron una mochila en la que iba una navaja. Pipo tomó el arma y se cortó. Desde entonces está prohibido que los estudiantes entren con mochilas porque hasta licor metían en ellas, explica Eduardo Sacasa, encargado del zoológico.

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El chimpancé Pipo, uno de los dos animales más antiguos de vivir en el Zoológico Nacional. LA PRENSA/ URIEL MOLINA

En el zoológico los animales consumen a diario unas 300 libras de carne. Hace poco, cuenta Sacasa, hubo algunos problemas en los mataderos que apoyan al zoológico y no llegaba carne. Había unas 1,500 libras de carne de reserva y se fueron. No dieron abasto y se tuvo que matar dos ovejas y un búfalo. Sacasa tuvo que pedirle dos caballos a unos amigos para destazarlos.

Los mataderos San Martín y Nuevo Carnic le regalan fetos de las vacas al zoológico, pero han surgido obstáculos porque esos fetos ahora los muelen y los convierten en concentrados, y también los chinos y los japoneses los están comprando. “Si el día de mañana (los mataderos) nos dicen no vamos a poder ya seguirles dando, al día siguiente se cierra el zoológico”, dice Sacasa.

A veces hay problemas hasta para almacenar la carne que se consigue porque el cuarto frío y los freezers que tienen están muy viejos y se dañan con frecuencia.

En realidad, los problemas que amenazan al zoológico son múltiples. Eduardo Sacasa y su esposa Marina Argüello se hicieron cargo de él en septiembre de 1997 y ya se están cansando. Tienen que andar corriendo para conseguir la comida de los animales. Además de las 300 libra de carne, otras especies se alimentan de 35 quintales de concentrado mensuales. Sin contar las grandes cantidades de verduras y frutas que también se deben comprar.

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Un búho pigmeo. Está recién llegado al Zoológico Nacional y se encuentra en el centro de rescate. LA PRENSA/ URIEL MOLINA

Sacasa y Argüello han estado buscando personas que los releven en la conducción del zoológico. Pero no hay. A los estudiantes de Veterinaria y de Biología hasta les da asco recoger excremento de animales para llevarlos a los laboratorios y los veterinarios quieren ganar mucho dinero por trabajar en el zoológico. “Nosotros no tenemos sueldo. No hay con qué nos paguen”, dice Sacasa.

El presupuesto siempre ha sido y sigue siendo el problema más grave del zoológico. El actual que el Estado le asigna al zoológico es de cuatro millones 200,000 córdobas al año. Solo sirve para los gastos básicos. Por ejemplo, el zoológico paga una factura anual en energía eléctrica de aproximadamente 780 mil córdobas, casi un millón. Además, se pagan al año unos 72,000 córdobas de agua, gracias a que existe un convenio con Enacal si no la factura fuera mucho más alta.

También se paga teléfono, combustible, salarios a 32 empleados, dos vehículos que se están pagando en un banco y reparaciones en los utensilios viejos que tiene el zoológico.

El zoológico solo tiene 2.7 manzanas de extensión, en donde están unos 400 animales en exhibición. Pero el Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS) les arrienda otras 2.5 manzanas en donde está el centro de rescate, donde tienen a otros 400 animales en rehabilitación, los cuales han sido decomisados, los donan o llegan enfermos.

El zoológico le paga 3,000 córdobas mensuales al INSS por el alquiler de ese terreno, por el cual tienen firmado un contrato firmado de cinco años. Se venció en diciembre pasado y Sacasa está preocupado porque las autoridades del Seguro Social no lo han querido renovar. Ahí, producto de donaciones, el zoológico tiene unos 150 mil dólares invertidos.

Normalmente, explica Sacasa, un zoológico necesita unas 60 manzanas de extensión para que los animales puedan andar libres, como en otros países, pero no hay recursos para eso. “Tan siquiera que fuera cuatro veces más grande de lo que es actualmente”, dice Sacasa.

LOS POLÍTICOS Y LOS ANIMALES

A pesar de que esos cuatro millones 200,000 córdobas resultan se poco, es bastante en comparación con lo que se recibía antes. Sacasa recuerda cuando Enrique Bolaños era vicepresidente de la República y le llegó a pedir que hablara con el presidente Arnoldo Alemán para que el gobierno apoyara. Bolaños llamó a Alemán y este respondió: “Venite mañana con él”. Les asignó 25 mil córdobas. Era poco, recuerda Sacasa, pero a ellos les pareció bastante. Además, el presupuesto fue subiendo conforme pasaba el tiempo.

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Un jaguarundi, una especie de puma. Cuando se le acercan comienza a rugir para alejar el peligro. Habita en Centroamérica y América del Sur. LA PRENSA/ URIEL MOLINA

Cuando Bolaños llegó a la Presidencia, Sacasa pensó que “la habían hecho”. Bolaños era “su amigo”, “su hermano”. Antes de ser candidato, Sacasa llegaba a la casa de Bolaños sin avisarle y desayunaba con él. A la semana de haber asumido Bolaños, les “cortaron todo”. Sacasa se fue donde Bolaños. “Les estoy haciendo un favor, tal vez las empresas privadas se levantan y les ayudan”, recuerda Sacasa —entre risas— que le dijo Bolaños.

Bolaños se defiende. “Encontramos un país quebrado”, dice el expresidente, quien explicó que cuando asumió el Gobierno los más optimistas calculaban dos meses para que el Estado entrara en banca rota y la mayoría solo le daban un mes. No había dinero para el zoológico por todo el derroche que se dio durante la anterior administración, la de Arnoldo Alemán, reitera el exmandatario, quien dice no acordarse de la plática que revela Sacasa.

Tiempo después, con los sandinistas ya en el poder y sin tener amistad con ellos, Sacasa buscó a dos diputados rojinegros. Les aprobaron un presupuesto de un millón de córdobas. Poco después Sacasa se enfermó y tuvo que viajar a Estados Unidos precisamente cuando tenía que ver lo del presupuesto en la Asamblea Nacional. Llamó a Wilfredo Navarro. Había estudiado con él en el colegio Primero de Febrero y lo llamó por su apodo de entonces, “zurdo”. “Aló, aló, aló, no oigo, no oigo, no oigo”, decía Navarro.

Sacasa tuvo que llamar a un amigo de Bayardo Arce y este último lo llamó: “No se preocupe, estese tranquilo, yo sé que usted está hospitalizado, el presupuesto va, le doy mi palabra que va”, le dijo Arce. Cuando se asignó el presupuesto, le habían aumentado al zoológico.

“Yo ahora soy apolítico. Nunca he sido sandinista, pero sí reconozco que el zoológico se ha mantenido por el Frente Sandinista, es la realidad. Si no hubiera sido el Frente Sandinista esto estuviera cerrado”, dice Sacasa.

Un político que sí ha apoyado al zoológico es el ex vicepresidente Jaime Morales Carazo. Él era directivo del Banic, el banco que creó el zoológico en 1978 para recreación de las familias de los trabajadores. En 1979, con el triunfo de la revolución, el zoológico pasó a manos del Estado.

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En el Zoológico Nacional, además de observar a la fauna, también se puede disfrutar de un ambiente de paz. LA PRENSA/ URIEL MOLINA

Según Sacasa, Morales Carazo es el único diputado que ha destinado parte de los más de 400 mil córdobas que tiene como fondo social para apoyar al zoológico. Ayudó a construir un mariposario. Además, gestionó con la Cementera Nacional para construir pasillos de adoquines.

UN ZOOLÓGICO SIN FUTURO

Además del poco presupuesto, el zoológico enfrenta otros problemas graves. “No le veo futuro al zoológico. Han pasado cualquier cantidad de personas y querés dejar a alguien, nos da tristeza que todavía no has podido dejar a alguien”, dice Sacasa, refiriéndose que a pesar de que existen muchas personas que declaran en la redes sociales que aman a los animales, y de jóvenes que se meten a estudiar Veterinaria o Biología, todavía no se ha encontrado a alguien o personas que se quieran hacer cargo del zoológico.

“El trabajo en el zoológico cansa. Ya ambos (su esposa y él) estamos llegando al cansancio. A como están las cosas yo creo que este es el último año, ya hicimos lo que pudimos, casi 21 años luchando”, explica Sacasa, acusando también la falta de apoyo de la empresa privada.

Hace poco llegaron unos estudiantes de quinto año de Veterinaria de la UCC al zoológico. Sacasa los puso a recoger excremento de animales para llevarlos al laboratorio. No tenían que hacer contacto con las manos porque estaban enguantados y con una bolsa plástica. No lo hicieron. Les dio asco. “Yo los tuve que correr. Siento mucho, ustedes se equivocaron de profesión, mejor se me van, no quiero perder tiempo con ustedes les dije. Eso da tristeza”, recuerda Sacasa.

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En el Zoológico Nacional no solo hay animales de la fauna silvestre de Nicaragua, sino también de otros países, como los leones y los tigres de bengala. LA PRENSA/ URIEL MOLINA

Y los veterinarios no quieren trabajar por el salario que ofrece el zoológico. “Quieren mucho dinero. Aquí se les paga 6,000 o 7,000 córdobas, no hay para más. Hemos tenido un hombre y cinco mujeres. No les gusta trabajar con este tipo de animales silvestres, porque también ocurren accidentes, pero aquí se necesita un veterinario que sea capaz de absorber toda la clínica. El que no es clínico fracasa”, dice Sacasa, refiriéndose a que se debe trabajar con mucha pericia porque a veces no se pueden obtener exámenes de laboratorio fácilmente para determinar con exactitud qué enfermedad tiene el animal.

Una vez Sacasa tuvo que mandar el excremento de una leona con el nombre de su esposa para que se lo aceptaran en un laboratorio. Después él lee esos exámenes y los “traduce” a los “títulos” de animales porque son diferentes de los humanos. Y en otra ocasión envió unas heces de toxoplasmosis al Minsa y le dijeron que los resultados del examen estarían listos en 28 días. “De aquí a ese tiempo se me muere el animal”, explica Sacasa.

UN LUGAR IMPORTANTE

En el zoológico los animales viven dentro de jaulas lo más extensas posible, de acuerdo con la capacidad del lugar. En una de ellas dos coyotes andan y andan sin parar. “El coyote es un animal nervioso”, indica Sacasa, quien dice que a él no le gusta ver un animal encerrado, pero “cuando nosotros llegamos ya estaba esto”, justifica.

El zoológico, explica Sacasa, se ha convertido hoy en día en un centro educativo donde las personas vienen a conocer a los animales, las familias se recrean sanamente y también es una oportunidad para que estudiantes y científicos realicen estudios sobre la fauna. Sacasa se quedó asombrado de que un niño que llegó al zoológico en una excursión de estudiantes de Nueva Guinea, estaba absorto viendo a los monos. El niño nunca había visto un mono en su corta vida, le confesó a Sacasa. “Estamos mal”, reflexionó Sacasa.

En el Zoológico las personas, especialmente los niños, pueden ver a los animales en vivo y no disecados o en fotos, dice el trabajador del Zoológico Nacional, Germán Mercado. LA PRENSA/ URIEL MOLINA
En el Zoológico las personas, especialmente los niños, pueden ver a los animales en vivo y no disecados o en fotos, dice el trabajador del Zoológico Nacional, Germán Mercado. LA PRENSA/ URIEL MOLINA

El zoológico sirve también para la reproducción de especies que están en peligro de extinción. A veces Sacasa llega al zoológico a las 5:00 de la mañana y se va hasta las 3:00 de la mañana del día siguiente, especialmente cuando un animal está por parir. Eso le pasó esta semana con la danta o tapir Rosita. Los tapires están en alto riesgo de extinción en el país.

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El encargado del Zoológico Nacional, Eduardo Sacasa, revisando a la danta Rosita, a punto de parir después de 400 días de embarazo. LA PRENSA/ URIEL MOLINA

Un estudio extranjero determinó que en Nicaragua solo hay unos 500 tapires actualmente. Los cálculos de Sacasa, quien se ha hecho experto en estos animales, es que hay unos 800 en todo el país, pero los están matando por mitos, como que la carne de este animal tiene “siete sabores”. La gestación de estos animales es de 400 días, es decir, nacen pocos en comparación con la frecuencia con que los están matando.

“Estamos cumpliendo solo con una mínima parte” de los objetivos de un zoológico, dice Sacasa con tristeza. Si dejara de existir, el zoológico sería una gran pérdida para el país, finaliza Sacasa.

LES ESTÁN DESTRUYENDO SU HOGAR

En Nicaragua todavía no se ha extinguido un animal. Se pensaba —explica el veterinario Eduardo Sacasa, encargado del Zoológico Nacional—, que el oso perezoso grande ya no existía en tierras nicaragüenses, pero se han avistado al menos cuatro de ellos en los últimos meses, especialmente en la zona del Caribe Sur.

“A pesar de que matamos tantos animales, hacemos tantas quemas, tenemos una fauna que parece que se esconde de día pero en la noche la ves. Algunos animales que son diurnos se están convirtiendo en nocturnos”, dice Sacasa.

El veterinario explica que los animales se están extinguiendo en el país porque los están matando para comérselos o simplemente por matarlos. Sacasa todavía recuerda cuando de pequeño cazaba con tiradoras y se arrepiente. Con su esposa y otras personas han conseguido mochilas, gorras y camisetas para cambiárselas a los niños por las tiradoras.

Además, a los animales les están destruyendo sus hogares. Sacasa menciona lugares en los que antes se podía soltar animales y ahora ya no existen, como las reservas naturales y algunos cuerpos de agua como Tisma.

LA REHABILITACIÓN

En un zoológico lo normal es que haya una pareja de cada especie. Pero en el Zoológico Nacional de Nicaragua hay varios animales de una misma especie. Por ejemplo, hay 11 pumas. Eso ocurre principalmente por dos causas: algunos animales ya no se pueden liberar porque les sería difícil sobrevivir o también porque la gente los mata. La otra razón es que a veces pasan tiempo en rehabilitación en el centro de rescate.

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Muchos son los animales que llegan enfermos al Zoológico. El proceso de recuperación muchas veces es largo y costoso. LA PRENSA/ URIEL MOLINA

A un águila negra le desgraciaron la vida porque le pegaron un balazo en una de las alas y nunca más podrá volar. A un tigrillo margay le pegaron un balazo en el ojo izquierdo y le dejaron el hueso expuesto. Hay animales que llegan casi degollados porque la gente los amarra con alambre. Y así, hay casos de casos.

Reportajes animales Zoológico Nacional de Nicaragua archivo

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COMENTARIOS

  1. Oreja
    Hace 8 años

    Esos Sacasas eran antenones y orejas en tiempos de Tacho Somoza, famosos por poner el dedo.

  2. Ruben
    Hace 8 años

    A esos turistas que se van al mar.. vallan al zoologico navional y donen que los animalitos tambien comen.

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