Cuatro días después del asesinato de dos mujeres nicaragüenses contratadas para sostener relaciones sexual en un hotel de San José, el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) no tiene claro el móvil del hecho y aún espera resultados de exámenes sicológicos para determinar si el sospechoso, también nicaragüense, sufría de trastorno personal o tenía alguna motivación para ejecutar a sus víctimas.
El jefe de la oficina de Planes y Operaciones del OIJ, Michael Soto, dijo esta mañana que Rónald Núñez Rubí, fue capturado la tarde del viernes anterior a unos 3 kilómetros de la frontera con Nicaragua, mientras intentaba huir del país en compañía de su hermana a bordo de un taxi pirata.
Núñez fue capturado tras un operativo de la Fuerza Pública y el OIJ en la zona norte costarricense, luego de la divulgación de fotografías y características del sospechoso, que ahora deberá descontar 3 meses de prisión preventiva dictadas por el Juzgado Penal de San José.
Núñez ingresó a eso de las dos de la madrugada del jueves 4 de agosto a una habitación hotel Avenida Segunda, en el centro de san José, acompañado de sus coterráneas Meli Moreira Castillo, de 46 años y María Elena Centeno Rugama, de 32.
Núñez salió a las 6:30 de la madrugada del hotel y tres horas después un trabajador del lugar, al observar que las mujeres no salían de la habitación que había alquilado por unas horas, las encontró debajo de la cama a las dos yafallecidas.
De acuerdo con Soto, las investigaciones preliminares indican que las mujeres fueron contratadas por el sospechoso para servicios sexuales casual, en un bar de San José. Por lo tanto, dijo el funcionario, las víctimas fueron seleccionadas al azar y no con determinación.
Morera Castillo murió por asfixia y Centeno Rugama por estrangulamiento, de acuerdo con detalles de la autposia mencionados por Soto.
Soto añadió los investigadores judiciales presumen que Núñez primero dio muerte dentro del baño a Morera Castillo, asfixiándola con la cortina. Probablemente por el ruido del chorro de agua de la ducha o haberla agarrado desprevenida, no generó ningún ruido que generara sospechas a la otra mujer o a los empleados del hotel.
En tanto, Centeno Rugama fue posteriormente. “El hotel es usado para tener encuentros sexuales ocasionales y se alquila por horas. No es extraño escuchar ruidos de algún tipo, pero gritos (desesperados) o algo extraordinario como súplica de ayuda no manifiestan (los empleados del hotel haberlos escuchado”, según Soto.
Quedan pendiente en análisis de pruebas toxicológicas para determinar el tipo de sustancias que los tres pudieron haber consumido previo a los asesinatos, para determinar con claridad las circunstancias de los hechos.
Así mismo, Soto añadió que al sospechoso se le aplicó exámenes sicológicos, cuyos resultados están pendientes, para verificar si sufría algún tipo de trastorno que lo llevara a cometer los asesinatos.
El sospechoso fue identificado por información confidencial, recibidas por el OIJ en el hotel del crimen y el bar donde contrató a las mujeres.
Núñez Soto vivía como inmigrante indocumentado en la zona de Alajuelita, barrio del sur de San José, junto con otros compañeros de trabajo y la hermana con la cual fue ubicado el día de la captura.
A pesar de su condición migratoria, laboraba como guarda de seguridad en una empresa al parecer, no regulada por ley, que contrata a extranjeros sin exigir mayores requisitos.
El OIJ hizo le decomisó un celular que el sospechoso tenía, propiedad de una de las víctimas.
