La lente de las cámaras se centra en la personalidad de los dos candidatos, el impredecible y errático Donald Trump y la poco creíble y muy bien preparada Hillary Clinton. Lo que no se trasluce con la misma intensidad es la fiera batalla que se libra por el control del Congreso de los Estados Unidos (EE.UU.).
Establecido en 1787 cuando la Convención Constitucional aprobó la Constitución. Compuesto por dos cámaras, el Senado conocido como la cámara alta y la Cámara de Representantes, llamada cámara baja. El Senado está integrado por dos senadores por Estado, se renueva por tercios cada dos años. De esta manera un senador dura seis años en el cargo, pudiendo ser reelegible.
Los miembros de la Casa de Representantes son electos por periodos de dos años. En la elección que se aproxima está en juego toda la Cámara de Representantes y un tercio del Senado. El Senado tiene varios poderes exclusivos, el más significativo es que el presidente no puede ratificar tratados internacionales o, con raras excepciones, no puede realizar designaciones importantes de autoridades (siendo las de mayor importancia los embajadores, miembros del poder judicial federal, incluyendo a la Corte Suprema y miembros del Gabinete) sin el consentimiento y los consejos del Senado. Siendo la Corte Suprema la cabeza del poder judicial, y estando en este momento integrada por ocho jueces, cuatro de los cuales son republicanos (tres nombrados por los presidentes Bush y uno nombrado por el presidente Reagan) los otros cuatro son demócratas (dos nombrados por Bill Clinton y dos nombrados por Obama).
La elección tiene una enorme trascendencia ya que dependiendo de quién gane, tanto en la Presidencia pero especialmente en el Congreso, serán los que designen al noveno juez, quien indudablemente inclinará la balanza según su pensamiento.
La Cámara de Representantes también tiene varios poderes exclusivos: Proponer leyes sobre impuestos. Decidir si el Senado debe enjuiciar a un funcionario del Gobierno acusado de un delito contra el país. Este proceso se conoce en inglés como impeachment (impugnación).
El presidente de la Cámara de Representantes es el tercero en el orden de sucesión en el caso de la muerte del titular del ejecutivo, según la enmienda número 25 aprobada en 1967.
El fenómeno Trump ha creado para los republicanos una doble tarea, muchos de ellos a la hora de hacer su campaña han optado hasta el momento por distanciarse de Trump. Dos miembros del Congreso que se encuentran en tallada competencia en su nominación, se mostraron incómodos cuando Trump llegó a sus propios estados, el senador Ron Johnson de Wisconsin y el representante David Young de Iowa prefirieron hacer eventos en lugares distintos a los que Trump visitaba.
Tras sus recientes declaraciones en materia económica en la que la mayoría de sus propuestas dañarían a la economía, dejarían un enorme déficit, acelerarían el cambio climático y convertirían a los EE.UU. en un país aislado del resto del mundo, la cosa casi cunde en pánico. Pero para poner “la tapa al pomo” medio centenar de altos cargos en varias administraciones republicanas dijeron recientemente en una carta pública que una presidencia de Donald Trump “pondría en riesgo la seguridad nacional y el bienestar del país”, que Trump “carece del temperamento” para ocupar el cargo y “sería un presidente peligroso”.
La pelea es errática, en Florida la señora Clinton aventaja por más de seis puntos, pero Marcos Rubio lleva ventaja de doce puntos en la lucha por el Senado. Todo es posible, todo es probable, todo puede suceder.
El autor es abogado.
