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Humberto Belli Pereira

El sector privado en la encrucijada

Cosep enfrenta un momento definitorio. Por diez años vio complacido como se aprobaban por consenso leyes que lo afectaban y no alzó la voz cuando el comandante socavaba la institucionalidad democrática. Influyó en su actitud el miedo. Sin marcos legales independientes y confiables, los empresarios estaban en manos de Ortega.

Muchos aceptaron entonces, la propuesta implícita del comandante: “hagan negocios, pero no se metan conmigo en política”. Albergaban también cierta esperanza de que, si el país prosperaba y cultivaban la amistad con el poder, habría la oportunidad de influir para girar hacia la institucionalidad.
Ortega giró, pero en sentido contrario. En cuestión de tres meses rechazó la observación, anuló la verdadera oposición, expulsó visitantes y desaforó 28 diputados. Evaporó así las esperanzas de cambio y cosechó un rechazo, nacional e internacional, no registrado antes y en aumento: a la fuerte crítica de Estados Unidos —y de otras muchas fuentes— se acaba de sumar Méjico.

No así Cosep. Su presidente reconoció en un artículo que estamos en “un camino sinuoso en el campo político”, pero gastó más palabras en culpar a la oposición que al principal causante del problema. Luego llamó a participar en las elecciones. INDE, su asociado, anunció una campaña para promover el voto juvenil. El Nuevo Diario, expresión de otro grupo empresarial, mantuvo su posición de solo ver lo bueno y nunca lo malo que hace el gobierno. Uno de sus editorialistas, Adolfo Miranda, llamó a votar, alegando, entre otras cosas, que el PLC de Alemán es, ¡verdadera oposición!

Son posiciones difíciles de justificar. Antes de que Ortega terminara de sacar las uñas podía ser más o menos tolerable que Cosep callara ante sus desafueros y se concentrara exclusivamente en los aspectos económicos. Pero ahora ya no es posible continuar la actitud gallo gallina sin dañar seriamente su prestigio y dignidad.

Es cierto que atemoriza hacerlo ante un dictador. Pero no hacerlo expone a Cosep a serios riesgos: ser percibido como cómplice de un autócrata sin escrúpulos —empeñado en restablecer una absurda dinastía; perder peso en negociaciones internacionales y que le cierren puertas— como ya efectivamente ha ocurrido; alimentar deseos de revancha en sectores que eventualmente podrían llegar al poder —porque Ortega no es eterno y su reinado podría terminar antes de lo esperado—.

El giro dictatorial de Ortega conlleva otros riesgos de la incumbencia de Cosep: producir recortes en la cooperación internacional y, particularmente, en la norteamericana, tan crucial; entumecer las inversiones; aumentar la corrupción y la inseguridad jurídica; e invitar tarde o temprano a la violencia, porque si fue legítimo conspirar contra Somoza, por dictador y continuista, ¿por qué no hacerlo con su moderna réplica?

Cosep puede ganar más siendo valiente. El empresario aislado es muy vulnerable pero unido tiene un tremendo peso (leverage) ante cualquier gobierno y, particularmente ante Ortega, que ha hecho de su alianza con ellos el eje de su política económica y un elemento importante de su aceptabilidad. Ortega no es invulnerable: depende muchísimo del sector privado y de las buenas relaciones con Norteamérica.

El empresariado debe reflexionar sobre el momento actual sin minimizar su gravedad y decidiendo en coherencia con los principios democráticos que dice profesar. Lo ha hecho varias veces. Como cuando confrontó a Somoza en la convención de 1974, y al gobierno sandinista durante los ochenta. Actitud que ha costado cárcel y, en el caso de Jorge Salazar y Arges Sequeira, muertes. Es hora de honrar estos líderes, y este legado, siendo claros y valientes en defensa del derecho y la libertad.

El autor fue ministro de Educación en el gobierno de doña Violeta Barrios de Chamorro.
[email protected]

Opinión cosep Daniel Ortega archivo

COMENTARIOS

  1. Edmund Dantes
    Hace 8 años

    Apoyo en su totalidad el planteamiento de Humberto Belli. Es mas, visto mercantilmente, el sector privado no debe contentarse con tener suficientes clientes-consumidores con ingresos-disponibles-para-consumo para poder gozar utilidades que les permitan vivir bien, sino deben promover el marco del sistema juridico-politico donde existen, por ser la unica via de poder lograr mas clientes-consumidores con mayores-ingresos-disponibles-para-consumo que les compren mas productos.

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