Tres sucesos de gran trascendencia política tuvieron lugar en días pasados que me gustaría comentar en esta columna semanal en orden cronológico inverso, es decir, lo más reciente, primero. Ellos son: el amparo de los diputados destituidos; el pronunciamiento de la Coalición Nacional por la Democracia; y el anuncio de Eduardo Montealegre de tomarse una tregua en la política.
El día de ayer, martes 16, en horas de la tarde, los diputados que fuimos arbitrariamente destituidos presentamos ante el Tribunal de Apelaciones de Managua (TAM) un recurso de amparo, elaborado por varios juristas destacados y con sólidos argumentos al haberse violentado tres derechos fundamentales.
El primer derecho que se violentó es el debido proceso, porque se tramitaron ante el Consejo Supremo Electoral y ante la Junta Directiva de la Asamblea Nacional dos resoluciones sin informarnos, es decir, de manera clandestina, violentándose así un derecho fundamental, que es el derecho a ser informado y a la defensa.
El segundo derecho que se violentó, es el derecho a elegir y ser electos, pasando por encima de la voluntad de los electores, porque al destituirnos se redujo el término de conclusión del período al cual fuimos electos, por lo tanto se lesionó un principio básico de la democracia representativa.
El tercer derecho que se violentó es el derecho de legalidad, el cual establece que ningún organismo puede arrogarse funciones que la ley no les faculta, por tanto, el Consejo Supremo Electoral, solo puede destituir a los diputados que cambien de opción electoral, lo cual nunca ocurrió. Esto es lo que pudo haber alegado la Junta Directiva de la Asamblea Nacional, en lugar de emitir la segunda resolución complaciente, dando por aceptada la insólita destitución de 16 diputados suplentes y 12 propietarios el pasado 28 de julio.
Aunque es dudoso que el TAM le dé curso a este amparo, tiene tres días para mandar a suspender el acto recurrido (la destitución de los diputados) y otros tres días para tramitar el expediente a la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia que es la que termina decidiendo el caso.
El segundo tema es el pronunciamiento de la Coalición Nacional por la Democracia (CND) dado a conocer el lunes 15 por la mañana llamando a la población a repudiar la farsa electoral, ejerciendo el derecho de una abstención activa y demandando verdaderos comicios con sufragio libre y secreto.
La CND en vista a la negativa del régimen a la observación electoral y más tarde, el cierre dramático del espacio cívico a la oposición verdadera al despojar al PLI de sus autoridades legítimas e ignorado las demandas del Partido Acción Ciudadana (PAC), exhorta a la ciudadanía a repudiar la farsa no acudiendo a las urnas el 6 de noviembre y a los empleados públicos forzados a ir, a anular su voto.
“La abstención activa como en nuestro caso, y por esta ocasión, es la respuesta legítima y democrática para frenar la destrucción de la República y la negación de nuestros más elementales derechos ciudadanos”.
“La ausencia masiva de ciudadanos a las urnas electorales este 6 de noviembre es el mensaje más contundente que los ciudadanos podemos enviar a la dictadura y exigir que se nos restituya el derecho de elegir libremente”, lee el pronunciamiento en sus partes medulares.
Finalmente, me quiero referir brevemente al anuncio de Eduardo Montealegre. Quiero ante todo reconocer el camino andado por Montealegre con hidalguía, con principios y sin claudicar, ante halagos ni amenazas. Aún no se han cumplido los objetivos, pero ningún otro dirigente político contemporáneo ha estado más cerca de lograrlo.
Ese esfuerzo y sacrificio de Montealegre merece el reconocimiento de todos los que en este país amamos la democracia, la libertad y queremos que nuestro país vuelva a ser una República, con poderes independientes y alternabilidad en el poder público.
Si después de tantos sinsabores, traiciones y de bregar contra la corriente, Montealegre quiere tomarse una tregua, o incluso, si quisiera retirarse de la política —lo cual según sus declaraciones no es el caso— tiene todo mi respaldo. ¿Qué han hecho algunos “líderes cibernéticos”, aparte de criticar en las redes sociales?
Ojalá surjan otros líderes más jóvenes: porque el futuro es de ellos. Que asuman su responsabilidad y los secundaremos, nosotros ya hicimos lo propio.
El autor es periodista, exdiputado del PLI destituido arbitrariamente.