No hay una cifra exacta de cuántos existen en Nicaragua, pero solo basta con viajar de un departamento a otro para encontrarse continuamente con reductores de velocidad en las vías pavimentadas.
Esta colocación, que es desarrollada por las alcaldías de cada municipio y que en teoría busca disminuir los accidentes de tránsito, ha creado malestar en el sector del transporte interurbano y en los conductores particulares porque están por todos lados, incluso en puntos donde van en contra del sentido común.
Luis Jiménez, presidente de la Cooperativa de Transporte del Atlántico (Cotlántico), criticó que en vez de poner agentes de Tránsito con radares en las carreteras donde se ameritan, midiendo la aceleración que llevan los conductores, se coloquen más reductores de velocidad.
Además, “hay gente que en los poblados solicitan los reductores no por evitar accidentes sino para que la gente compre en su negocio. Por ejemplo, en la Carretera a Boaco, donde venden miel”, sostuvo Jiménez.
Por su parte, el titular del Ministerio de Transporte e Infraestructura (MTI), Pablo Fernando Martínez, aclaró que “realmente no” pueden regular a los alcaldes en su afán de colocar los dispositivos donde crean que se necesitan para que los peatones estén más seguros.
“La estructura de costos se está disparando por las locuritas de que han puesto en las carreteras reductores de velocidad, han proliferado y esto afecta las llantas y esto ha causado algunos accidentes porque la llanta a medida que va pasando por esos reductores se va abriendo la parte metálica, de alambres que lleva adentro”, aseguró Jiménez.
Es por tal razón que el sector —manifestó Jiménez— le ha planteado la problemática al MTI, tratando que se controle y deje de ser un antojo de las autoridades locales.
DIPUTADO SANDINISTA CUESTIONA LA CANTIDAD DE REDUCTORES
El diputado sandinista Douglas Alemán, miembro de la Comisión de Producción, Economía y Presupuesto, se refirió al tema luego de una visita que hizo el martes Martínez a la Asamblea Nacional.
“Ya no son solamente reductores, son prácticamente murallas. En Las Cruces (antes del Empalme de Boaco) acaban de poner cuatro obstáculos que tienen como 40 centímetros de alto, ahí cualquiera se mata o quiebra su vehículo. Es un irrespeto de las alcaldías a la autoridad que debe ejercer el MTI, que es el rector de las carreteras en nuestro país, las alcaldías que hacen eso definitivamente están abusando”, aseveró Alemán.
MODIFICAN BANDAS SONORAS
Ingenieros viales independientes consultados por LA PRENSA que solicitaron anonimato, explicaron que los reductores de velocidad construidos por las municipalidades son una modificación de bandas sonoras, cuya función es advertirle al conductor que entrará a una zona poblada al emitir un sonido por el cruce de las llantas, pero sin afectar la dirección del vehículo.
Técnicamente, explicaron los ingenieros viales, deberían de colocarse solo 500 metros antes de los poblados y no en cualquier parte de las carreteras.
En cuanto a las bandas sonoras, estas tienen una altura de cinco milímetros y los reductores que construyen en las carreteras son de cinco centímetros. También, en vez de ser de asfalto, son de material termoplástico.
4,000 kilómetros pavimentados tiene Nicaragua. En la mayoría de las carreteras se han colocado reductores de velocidad como medida preventiva de accidentes de tránsito.
RESISTENCIA CON LOS REDUCTORES
El Ministerio de Transporte e Infraestructura (MTI) ha intentado quitar reductores de velocidad en varios puntos de las carreteras y no siempre lo ha logrado. Luis Jiménez, presidente de la Cooperativa de Transporte del Atlántico (Cotlántico), recordó que en el municipio de San Benito se quisieron retirar, pero que los pobladores no lo permitieron. En este lugar se justifica la existencia de estos, pero en otros no.