La leche es una mezcla perfecta de proteínas, carbohidratos, grasas, vitaminas y minerales. Cocinar con leche y productos lácteos es delicioso y nutritivo. Pueden utilizarse como ingredientes o como alimento principal en postres, bocadillos, platos salados y bebidas.
El yogurt proporciona mayor concentración de calcio y proteínas, es fácilmente digerido, aún por personas intolerantes a la lactosa.
Se emplea como sustituto de crema y de mantequilla. Leche y yogurt descremados, por su aporte de calcio y proteínas, contribuyen a controlar la presión arterial, por eso se recomiendan en la dieta DASH y en planes de reducción de peso, porque dan sensación de saciedad.
Por su contenido de bacterias benéficas (probióticos), el yogur ayuda a regular la flora intestinal, colaborando con la prevención y control de diarreas.
Las proteínas del queso también son de fácil digestión. Se usa para gratinar, espesar salsas y sopas, se combina con papas, pastas, otros vegetales, tortillas o panes, ya sea fundido, rallado o en trocitos.
Evite quesos saldados y sin pasteurizar. Una onza de queso (un trocito como una cajita de fósforos) aporta la misma cantidad de proteínas que media taza yogurt o una taza de leche.
Aproveche la riqueza nutricional de estos productos.