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La escasa tecnificación del campo limita a la agricultura familiar. LAPRENSA/ARCHIVO

Producen alimentos, pero sufren hambre

Aunque producen casi la totalidad de los alimentos, generan gran parte del empleo rural son pieza fundamental en la conservación del suelo, el agua y la agrobiodiversidad, paradójicamente los agricultores familiares son el segmento poblacional más afectado por la pobreza y el hambre en la región.

Aunque producen casi la totalidad de los alimentos que se consumen en los países, generan gran parte del empleo rural y desde sus distintas formas y expresión son pieza fundamental en la conservación del suelo, el agua y la agrobiodiversidad, paradójicamente los agricultores familiares son el segmento poblacional más afectado por la pobreza y el hambre en la región.

Y aunque comparten situaciones similares en todos los países de América Latina y el Caribe, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por su sigla en inglés) son los de Bolivia, Honduras y Nicaragua, los más afectados por la pobreza y el hambre; y los de Chile y Brasil los que más han mejorado sus condiciones en los últimos años.

“Brasil y Chile han demostrado que este sector tiene un enorme potencial inexplorado, y que con las políticas correctas la agricultura familiar pasa a ser parte de la solución al problema del hambre en lugar de ser parte del problema”, dijo Raúl Benítez, representante regional de la FAO durante una reunión de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) realizada recientemente en República Dominicana.

El funcionario llamó a los Gobiernos de la región a “impedir que quienes producen nuestros alimentos estén entre los que más sufren hambre y pobreza en la región”.

En el caso de Nicaragua y quizás del resto de países la situación que enfrentan es causada por un problema estructural que ha limitado el acceso a los recursos para producir mejor y prácticas culturales que han impedido la asociatividad entre ellos, dice María Auxiliadora Briones, gerente general de la Fundación para el Desarrollo Tecnológico Agropecuario y Forestal de Nicaragua (Funica).

SUBSIDIOS NO SOLUCIONAN

“Por tener parcelas pequeñas y no tener medios de producción tampoco pueden acceder a financiamientos, solo a programas sociales subsidiados por los Gobiernos. En el caso de Nicaragua en el Mefcca (Ministerio de Economía Familiar Comunitaria, Cooperativa y Asociativa) hay un montón de programas, pero son subsidios que aunque facilitan algunas situaciones no necesariamente generan desarrollo por tanto no pueden sacar a esta gente de la pobreza”, afirma.

Por su parte Estela Alemán, representante del Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (Catie) considera que la agricultura de patio es un componente fundamental en la agricultura familiar. Sin embargo en el país no se está potencializando su uso como elemento complementario en la provisión del alimento que la finca no es capaz de suplir.

Esto porque “el manejo de la producción de patio se hace de forma tradicional, la interacción de los diferentes componente (hortalizas, enramadas, árboles y animales) obedecen a circunstancias intuitivas y no necesariamente a procesos discutidos y planificados por las familias que destaquen arreglo espacial, asocios y productividad”, detalla Alemán.

No obstante, para la representante del Catie desde el Gobierno, organismos no gubernamentales, universidades y hasta organizaciones de apoyo técnico “se está apoyando la capitalización de los medios de vida de las familias con la provisión de materiales e insumos como aves, cerdos, semillas y ganado mayor y se está fortaleciendo las capacidades y habilidades de los agricultores familiares”.

Según Alemán muchas de las políticas, programas y proyectos de desarrollo territorial, que promueven estos actores, contemplan acciones que apuntan a la promoción de la diversificación productiva de patio y finca, como estrategia para que las familias puedan disponer de mayor cantidad y diversidad de alimentos en la unidad familiar.

SON LOS MÁS VULNERABLES

Para Briones esto no es suficiente y la clave sería promover el acceso a servicios como asistencia técnica y financiamiento y además propiciar que los sistemas de investigación no se limiten a generar innovaciones únicamente para la producción a gran escala o de exportación, sino también dirigidas a la agricultura familiar.

Otro aspecto fundamental es que por ser el grupo más vulnerable a los efectos del cambio climático, requieren que se desarrollen políticas públicas para ayudarles a adaptarse a las nuevas condiciones climáticas.

En este sentido, dice Alemán, se desarrolla en el país el MAP-Noruega (Programa Agroambiental Mesoamericano) con enfoque de Territorios Climáticamente Inteligentes (TCI), que contempla acciones para fortalecer la agricultura familiar, a través de desarrollo de proceso de aprendizajes con al menos 2,500 familias.

“Entre ellas se desarrollan prácticas adaptadas al clima para mejorar productividad, adaptación y mitigación; el componente de investigación es otro elemento coadyuvante que nos ha permitido de forma conjunta con los actores.

LOS GRANDES RETOS

Para Sayra Taleno, especialista en desarrollo rural del Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza, los principales retos que enfrentan los agricultores familiares de Nicaragua y el resto de la región son: la falta de acceso a los mercados, precios bajos para los alimentos que producen, falta de acceso a información del clima que permita la toma de decisiones más oportunas, sistemas de producción y manejo tradicional y sin diversificación, poca iniciativas para dar valor agregado a sus productos que eviten pérdidas poscosechas y competencia desleal.

Para contrarrestarlos, necesitarían usar tecnologías como cosecha de agua, sistemas de riego, manejo y reproducción de material genético local e introducido y planes de manejo de finca y patio, entre otras.

MILLONES EN LA REGIÓN

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura calcula que en América Latina y el Caribe existen 16.5 millones de explotaciones de agricultura familiar y que estas representan cerca del 80 por ciento del total de las explotaciones agrícolas.

Al ocupar a más de sesenta millones de personas en la región la agricultura familiar se convierte en la principal fuente de empleo agrícola y rural.

Según el Cuarto Censo Nacional Agropecuario (Cenagro, 2011) de los 261,321 productores individuales registrados 122,146 poseen entre media y cinco manzanas de tierra, que es el área promedio en la que se desarrolla la agricultura familiar.

SE REALIZA EN PEQUEÑAS PARCELAS

La agricultura familiar incluye todas las actividades agrícolas y está vinculada a diversos ámbitos del desarrollo rural de las comunidades, municipios y regiones al formar parte de las dinámicas económicas territoriales y nacionales, dice Sayra Taleno, especialista en desarrollo rural del Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (Catie).

Tiene como particularidad que este sector produce alimentos en pequeñas fincas de entre tres y cinco manzanas.

“Considerando lo anterior, el subsistema patio es una de las forma de agricultura familiar más utilizada por las familias rurales, en el cual, sus diversas formas, arreglos y uso, contribuyen a la mejora continua del sector”, dice Taleno.

Añade que en este tipo de Agricultura las mujeres tienen un rol relevante tanto en la producción como en la toma de decisiones de cuánto vender y cuánto guardar para el auto consumo.

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