Las pretensiones de instalación de una base militar en comunidades del territorio Li Aubra, Río Coco Arriba, en el Caribe Norte de Nicaragua genera suspicacias entre los comunitarios.
Según el presidente territorial, Exequiel Chow, ellos acordaron permitir la instalación de la base militar porque consideraron importante su instalación “para tener un control”.
Y aunque la posición inicial de los indígenas fue que la instalaran en el Cerro Mokoil, Chow asegura que los representantes del Ejército que llegaron desde Waspam, dijeron que preferían en Waspukta, porque allí hubo una similar durante la época del dictador Anastasio Somoza.
En las discusiones entre las comunidades y el Ejército a lo largo del presente año, los comunitarios planteaba que cuando tuvieran problemas ellos les iban apoyar, pero con el incidente de la semana pasada con el secuestro y posterior asesinato de dos comunitarios, cuando los soldados les negaron el apoyo para la búsqueda, los líderes y los indígenas en general “se están disgustando”, dijo Chow.
SIN RESPUESTA DEL EJÉRCITO
LA PRENSA consultó al vocero del Ejército de Nicaragua, coronel Manuel Guevara Rocha, quien prometió brindar una respuesta, pero no respondió.
Hasta ahora el Gobierno no ha establecido los mecanismos para implementar las medidas de protección para las comunidades miskitas, establecidas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
Juana Bilbano, directora ejecutiva de Centro por la Justicia y Derechos Humanos de la Costa Atlántica de Nicaragua (Cejudhcan), quien viajó a la zona en la presente semana, expuso que confirmó la situación de zozobra que viven los indígenas de La Esperanza, tras el secuestro y posterior asesinato de dos comunitarios, cuyos cuerpos siguen sin aparecer.
12
comunidades miskitas de Waspam han sido beneficiadas con medidas de protección establecidas por la Comisión Intreramericana de Derechos Humanos (CIDH).
Lea también: CIDH extiende medidas de protección a comunidades miskitas
POCA AYUDA
Juana Bilbano, directora ejecutiva de Cejudhcan, afirmó que también verificaron la situación de los refugiados, que cruzaron el río a territorio en Honduras.
Ese organismo conoció testimonios de las miskitas refugiadas que les indican que huyeron de sus comunidades porque los colonos les cazaban como animales.
A casi un año de permanecer en comunidades hondureñas los indígenas expusieron a Cejudhcan que nadie les está ayudando y sobreviven por lo poco que les pueden les brindar los vecinos de Sují.