El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, dijo que lo hecho por Recep Erdogan, presidente de Turquía, después del fallido golpe militar del 15 de julio, “es cosa de niños” comparado con lo que él haría si la oposición venezolana intentara un golpe de Estado.
Maduro se refería a la terrible represión que el presidente de Turquía desató, no solo contra los militares que supuestamente intentaron el golpe de Estado, sino también y principalmente contra la oposición civil ajena a tal hecho, los medios de comunicación y periodistas independientes, académicos universitarios, artistas y trabajadores de la cultura, sectores religiosos, empleados públicos que no pertenecen al partido oficialista, etc.
Maduro lanzó esa amenaza en reacción a la convocatoria de la opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) de la “marcha sobre Caracas”, que se realizará este 1 de septiembre. La movilización opositora será absolutamente cívica, legal y pacífica. El propósito es demandar que no se sigan poniendo trabas al referendo revocatorio del mandato presidencial de Maduro.
El referendo revocatorio es el mecanismo democrático previsto en la Constitución de Venezuela, para remover por medio del voto popular a cualquier funcionario electo, incluyendo al presidente de la República, cuando no da la talla ni tiene dignidad para seguir ejerciendo el cargo público, como evidentemente es el caso de Maduro. Inclusive el mismo Maduro sería beneficiado con la revocación de su mandato presidencial, pues le quitaría de encima la compleja responsabilidad de resolver los enormes problemas de Venezuela para lo cual evidentemente carece de talante, inteligencia y capacidad.
La oposición venezolana es netamente democrática, no tiene interés en un golpe de Estado, más bien rechaza esa posibilidad porque sería un remedio peor que la enfermedad. Ya un sector del Ejército, asociado con una parte de la oposición política y de la clase empresarial venezolana, intentó por ese medio derrocar a la dictadura de Hugo Chávez, en el año 2002, pero el golpe fracasó y el régimen chavista más bien resultó fortalecido.
La oposición venezolana está completamente clara de que si el chavismo tomó el poder por medio del voto popular, del mismo modo electoral debe de ser desalojado del gobierno, para que se pueda reconstruir la economía, recuperar la armonía nacional y recuperar la institucionalidad democrática del país.
En Venezuela los únicos que pueden dar un golpe de Estado son el Ejército, o parte de él y el mismo Nicolás Maduro, quien podría simularlo para —como ha hecho Erdogan en Turquía— desatar una represión generalizada y sangrienta con el fin de aplastar a la oposición, inclusive liquidando físicamente a sus dirigentes.
Algo de eso debe estar temiendo el secretario general de la OEA, Luis Almagro, quien ha apremiado que si Maduro no permite el referendo revocatorio en este año, “las sanciones más drásticas deberán ser tomadas al respecto por la Organización (la OEA) y por las demás organizaciones regionales y subregionales”.
Maduro es capaz de hacer lo peor y hay que detenerlo.
