Para disfrutar de la revelación de Dios en nuestra vida necesitamos ser como niños. Porque Dios esconde sus secretos a los llenos de sí mismo y se los revela a los humildes. Mateo 11:25. Un médico me comentaba que cada vez que leía el evangelio según San Juan, no contenía las ganas de llorar. Al preguntarle desde cuándo le sucedía tal cosa, él respondió que había sido después de un retiro espiritual. Su conocimiento en la ciencia era el mismo de siempre, lo que había cambiado era que sus oídos estaban abiertos a la voz del Señor.
Dios es un padre bondadoso y misericordioso que ha querido darse a conocer a sus hijos y por eso mismo se ha revelado. La Biblia es la Sagrada Escritura, que Él nos ha dado como un carta de amor que nos guía por siempre. Por ello Pablo afirma: “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia”, 2 Timoteo 3, 16.
Mientras vayamos leyendo la Biblia nos damos cuenta que necesitamos de la presencia del Espíritu Santo de Dios para discernir el mensaje que tiene el Padre para nosotros. Por eso, lo único que se nos pide es que con sencillez de niños nos dejemos guiar por el Espíritu Santo, quien nos va llevando a toda verdad.
Pero, ¿cuál es el propósito de la Biblia en nuestra vida? Muchos la asocian a un libro de historia, otros como una obra literaria, sin embargo, la Biblia es la voz de Dios que se manifiesta para salvarnos.
En los tiempos antiguos Dios se mostró a su pueblo, muchas veces y de muchas formas. Ahora, en estos últimos tiempos, nos ha hablado por su Hijo, Él es el resplandor glorioso de Dios, la imagen visible del Padre. Con la aparición de Jesús en la historia de la humanidad, se nos presenta la revelación definitiva de Dios. Todas las anteriores eran para prepararnos para este momento culmen de la historia.
Para muchas personas la Biblia sigue siendo algo oculto, sin descubrirse. Muchos como Martha, la del evangelio, quieren quedar bien con Jesús pero sin la Biblia en la mano, sin consultarla. Pero el Señor les sigue hablando a todos los que son como “Martha”: “Aprende a tu hermana María, ella escogió la mejor parte”. Porque María, la hermana de Lázaro, cuando Jesús llegó a su casa suspendió toda actividad y se sentó a sus pies para no perderse ni una sola palabra del Señor.
Mientras no tomemos la Biblia como un libro que alimenta nuestro espíritu, donde se nos revela Dios como nuestro Padre Celestial, donde fortalecemos la comunión con su Hijo Jesucristo y logramos depender más de su Espíritu Santo, definitivamente, como Martha, nos estamos perdiendo la mejor parte. Porque nos estaremos privando conscientemente del libro de Salvación, que nos revela la voz de Dios que nos provoca fe, conversión y eternidad.
El autor es presidente de la Asociación Cristiana Jesús está Vivo