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Dilma Rousseff, Brasil, Rousseff

Dilma Rousseff en su defensa ante el Senado.

Dilma Rousseff defiende mandato en Senado

La presidenta suspendida brasileña, Dilma Rousseff, presentó este 29 de agosto en el Senado sus últimos alegatos en el proceso que le puede costar el cargo

La presidenta suspendida brasileña, Dilma Rousseff, presentó este 29 de agosto en el Senado sus últimos alegatos en el proceso que le puede costar el cargo y soportó un bombardeo de preguntas de senadores que piden su destitución y que, según sus palabras, sabían a “injusticia”.

Rousseff compareció ante el Senado por primera vez desde que, el 12 de mayo pasado, se instauró el juicio político y fuese suspendida del cargo.

Michel Temer, vicepresidente de Rousseff, asumió la presidencia y seguirá en el poder si ella finalmente es destituida esta misma semana.

El esperado discurso de Rousseff ante los legisladores se caracterizó por la misma actitud desafiante que ha mostrado durante el proceso del juicio político en su contra, el cual ha dividido al país de mayor población en América Latina. “Sé que seré juzgada, pero mi conciencia está limpia. No he cometido delito”, declaró la presidenta suspendida a los senadores que la escuchaban atentamente, en contraste con la estridencia habitual de esa cámara.

NIEGA IRREGULARIDADES

Rousseff pronunció un denso y sereno discurso, en el que también apeló a lo emocional y en el que solo por momentos se le quebró la voz. Negó de cabo a rabo las irregularidades fiscales que le achaca la acusación y aseguró que, en el ejercicio de su mandato, cumplió con rigor con el “compromiso de defender la Constitución” y las leyes.

Dijo que sentía “el gusto amargo y áspero de la injusticia” y avisó a los senadores —que luego la interrogarían— que no esperaran de ella el “obsequioso silencio frente a los cobardes que pretenden atentar contra el Estado de Derecho”.

En su discurso y en el interrogatorio posterior, por momentos pareció dar por perdida la batalla y hasta se refirió en pasado a su gestión, como cuando repasó las mejoras sociales que “se alcanzaron y ya no podrán continuar”.

También pareció entregada cuando denunció que el país está “a un paso de un golpe de Estado” y manifestó su temor a la “muerte de la democracia”.

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RESISTENCIA

Sin embargo, tuvo algunos momentos para la resistencia y llegó a espetarle a un senador que dio por hecho su destitución que no la condenara antes de tiempo.

“No me condene de antemano, porque eso es una afrenta al derecho del debido proceso”, le respondió al senador social-demócrata José Aníbal Peres, quien le insinuó que podía haber renunciado y evitar así el “trauma” del juicio.

Rousseff, quien llegó al Senado arropada por su antecesor y padrino político Luiz Inácio Lula da Silva, respondió con serenidad y sostuvo una y otra vez que su “lucha” no es por un mandato, ni por vanidad ni poder, sino por “la democracia, la verdad y la justicia”.

AGRADECE APOYO

En varias de sus intervenciones, Rousseff agradeció el respaldo que ha recibido de los movimientos sociales, que sin embargo casi no fueron vistos en Brasilia, donde se había convocado marchas en favor de la mandataria y “contra el golpe”.

También hubo pequeñas protestas en otras regiones del país, en la mayoría de los casos sin incidentes, salvo en Sao Paulo, donde hubo algún choque entre policías y manifestantes que además de “condenar el golpe” gritaban: “¡Fuera Temer!”.

En Sao Paulo, la mayor ciudad brasileña, unas 2,000 personas, según la Policía —20,000 según la Central Única de los Trabajadores (CUT)—, se movilizaron a favor de Rousseff en una convocatoria que terminó con una intervención de la Tropa de Choque, un grupo antidisturbios de la Policía Militarizada, que impidió el avance de la protesta.

HASTA POR LA MADRUGADA

Hasta nuestro cierre de edición habían participado 33 senadores en la ronda de preguntas, de los 51 que se inscribieron —en total son 81 senadores—, por lo que se calculaba que la audiencia se prolongaría hasta entrada la madrugada de este martes.

Una vez que concluya el interrogatorio, se abrirá en el Senado un espacio de debates y, entre el 30 y 31 de agosto, se prevé que será realizada la votación que finalmente decidirá la suerte de la mandataria.

Rousseff perderá su cargo si así lo decide una mayoría calificada de 54 votos, que representan los dos tercios de los escaños y que, a tenor de los discursos de los senadores, parece estar consolidada.

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