Como pocas veces en nuestra historia, desde 1990, hemos gozado de uno de los períodos de paz más prolongados en la historia reciente. Ya han transcurrido 26 años, y desde entonces en nuestra patria se acabaron los conflictos bélicos y hemos dejado de autodestruirnos por razones ideológicas que han provocado consecuencias morales, sociales y económicas tan dañinas para el país.
Llegar a ese punto no ha sido fácil, hemos tenido que transitar por diferentes etapas y situaciones que han puesto en riesgo ese logro y nos han persuadido invariablemente, de que no podemos involucionar y regresar al pasado.
Como sociedad, todos hemos aportado un poco para ese resultado y su permanencia en el tiempo, apostando con nuestras acciones a garantizar que no sea solamente un período, sino una cultura permanente de paz la que nos haga construir una nación más próspera y democrática.
Al sector privado le ha correspondido dar su aporte, y ello se evidencia marcadamente en las etapas vividas.
En la década de 1990-2000, hemos dedicado nuestros esfuerzos desde la gremialidad empresarial a reconstruir el país y contribuir a garantizar la paz y la estabilidad económica y social; fuimos un soporte clave para esta gestión en esos años.
Del 2001 al 2006 el reto y los resultados fueron distintos, nos enfocamos desde Cosep a trabajar para abrirnos al mundo globalizado e insertarnos en el mercado, sin descuidar nuestra propia agenda gremial interna a partir de impulsar un nuevo liderazgo y accionar gremial más efectivo e incidente.
En el período del 2007 al 2008 nos propusimos con un nuevo gobierno, no retroceder lo avanzado, continuar trabajando por la unidad del sector privado, consolidar su importancia e incidencia como motor principal de la economía nacional y apuntalar la defensa de nuestros valores y sistema democrático.
Para la etapa del 2009 al 2011, el tema y la agenda gremial empresarial giró alrededor de la institucionalidad democrática y el desarrollo económico y social del país, trabajando para superar los efectos internos de la crisis mundial y garantizar la estabilidad interna necesaria para instaurar un clima de negocios favorable a la inversión.
Del 2012 al 2015, nos propusimos impulsar una agenda que nos situara por la senda del crecimiento, y por ello postulamos y trabajamos en los cinco pilares que debían sustentar un crecimiento sostenible y sustentable que permitieran un mayor bienestar para todos los nicaragüenses.
Y por ello, planteamos la necesidad de fortalecer un marco de gobernabilidad democrática y seguridad jurídica que permitiera la atracción de más inversiones, mejoras en la infraestructura productiva, la creación de nuevos empleos, especialmente formales, la mejora en la capacitación de la fuerza de trabajo, acceso a financiamiento, y la incorporación de tecnología y mejores formas de organización de la producción.
Lo cierto es que hemos avanzado, nuestro esfuerzo y esquema de trabajo, de diálogo y consenso, ha surtido sus frutos. Hemos incidido positivamente en fortalecer la institucionalidad económica.
El reto de todos sigue siendo fortalecer la institucionalidad política, sigue siendo crear una cultura política de tolerancia y diálogo y dejemos de ser una sociedad disociada.
De ahí que continuemos nuestra labor de apostar por una Nicaragua mejor para todos. Que nos hagamos responsables y artífices de los nuevos paradigmas que tenemos como sociedad. Que seamos actores y constructores de una sociedad más inclusiva, sostenible y virtuosa. Y nos aboquemos a ser agentes de cambio y juguemos un papel preponderante en la consolidación de la democracia y en la búsqueda de la justicia social.
Nuestra convicción es que debemos ejercer nuestros derechos, que son sobre todos nuestros deberes, en forma plena, lo que implica que asumamos una participación con una visión integral y sistémica, en la búsqueda de soluciones a los problemas políticos, económicos y sociales que afectan a nuestra sociedad. Que se funde nuestra convivencia humana sobre la base del diálogo y el consenso.
Y es por ello, que el trabajo que estamos desarrollando, la Agenda Cosep 2020, y que estaremos presentando a la nación, contiene los principios democráticos sobre los que regimos nuestro actuar gremial empresarial.
Pero también incluye reformas estructurales en las que se proponen cambios en el marco reglamentario o institucional, proyectos transformadores dentro del marco existente, así como propuestas de gestión estratégica que no requieren cambios legales ni reglamentarios sino de la observancia del marco normativo vigente necesario para impulsar cambios en nuestro entorno de negocios y seguir transitando hacia una Nicaragua más prospera y democrática.
El autor es presidente del Cosep.
