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La Porra, Jinotega, Nicaragua

La construcción de caminos es una de las necesidades que tienen los comunitarios. Además de dificultar el acceso de vehículos, afecta la atención a los cultivos. LA PRENSA/ S. RÚIZ

Comunidad La Porra no quiere ser olvidada

A 40 kilómetros del municipio de Jinotega se encuentra la comunidad de La Porra, en Mancotal, donde todos sus habitantes buscan la manera de salir adelante

A 40 kilómetros del municipio de Jinotega se encuentra la comunidad de La Porra, en Mancotal, donde todos sus habitantes buscan la manera de salir adelante por su cuenta, pues ya son más de seis años que recibieron ayuda con un proyecto comunitario.

Los que viven en esta comunidad se ganan la vida produciendo café, frijoles y maíz, sin embargo, estos se quejan de la poca importancia que les ha dado el gobierno, pues ni siquiera el Plan Techo llega hasta los hogares donde no hay luz ni agua.

A pesar de que las familias de esta comunidad viven en casas lejanas, los deseos de superación los han reunido para tratar de solucionar sus problemas con el aporte de todos, de esta forma es cómo consiguieron hacer los caminos que los unen de manera más segura, sin embargo, estos se arruinan por las lluvias y tienen que hacer uso de los mismos gastos sin apoyo de la Alcaldía de Jinotega.

“Mis hijos mayores no asistieron a la escuela, los caminos no estaban hechos y era peligroso para ellos caminar dos horas de las 5:30 de la mañana hasta que llegaban a Mancotal”, recuerda Josefa del Rosario Blandón, y añadió que hasta que los mismos pobladores hicieron el camino, sus demás hijos pudieron salir adelante.

El mismo relato se repite entre las familias de La Porra, en donde habitan más de doscientas personas de todas las edades, quienes en un esfuerzo para poder sacar sus cosechas tuvieron que invertir más de medio millón de córdobas. Sin embargo, el camino que siempre se descompone dos o tres veces al año a causa de las lluvias es solo uno de los problemas que tiene esta comunidad.

“Con lo que ganábamos del café íbamos reuniendo en toda la comunidad el dinero para alquilar un tractor. Nos cobraban 1,500 córdobas por hora para emparejar el terreno y que pudieran meterse vehículos y caminar tranquila la gente, después tuvimos que comprar balastro que costaba 3,000 córdobas, más la acarreada hasta aquí”, comentó Simeón Blandón López, productor de la comunidad.

Varios de los caminos tienen piedras de una de las quebradas del sector. Los pobladores que apoyaron en la construcción del camino llevaron las piedras para evitar que los vehículos se atoren o se resbalen, comentó José Saúl Herrera, quien recalcó que a pesar de que intentaron pedir ayuda a las alcaldías, sus peticiones no fueron escuchadas.

La Porra, Jinotega
En esta comunidad, la mayoría de los pobladores hacen fecalismo al aire libre porque no disponen de letrinas. LA PRENSA/ S. RUIZ

 

Ya tenemos cartas y las vamos a meter para que nos pongan la luz, es peligroso para las familias que están ‘pegadas al poste’ y a los que no, la necesitamos para nuestra vida diaria”. Josefa Blandón, pobladora de La Porra.

 

LA COMUNIDAD NO TIENE ELECTRICIDAD

Al igual con los caminos, la falta de energía eléctrica en la mayoría de los hogares afecta al desarrollo de la comunidad, entre risas ante la situación, los pobladores explican que si quieren comerse un helado deben caminar dos horas para tenerlo, pues son muy pocas las familias que tienen electricidad.

Tal es el caso de la familia Villarreina, quien al igual que varias, tiene luz gracias a pegarse a los sistemas que pasan por el empalme, sin embargo, ellos no se encuentran a gusto teniendo el servicio de esa manera, por lo que también piden que la empresa de energía eléctrica llegue hasta su comunidad.

“Nosotros vivimos cerca de la salida del empalme, lo que queremos es que nos vengan a legalizar la luz, aquí todos queremos que pongan la luz, en otros lugares cerca de aquí la han puesto y eso que no tienen buenos caminos, no sé por qué nos tienen abandonados”, comentó José Villarreina.

Los pobladores dicen también que el último proyecto ejecutado en la comunidad lo hizo la organización CARE Internacional y fue hace más de seis años. La comunidad necesita un centro de salud y letrinas en el único preescolar que tiene La Porra.

NO TIENEN TRANSPORTE

El preescolar de La Porra está en una casa prestada y es el único centro educativo que se encuentra en la comunidad. Para seguir sus estudios de primaria y secundaria, los estudiantes deben caminar dos horas para llegar a la escuela de Mancotal, que queda a unos cuatro kilómetros de distancia. A esta misma distancia queda el centro de salud más cercano.

Si una persona se enferma tienen que ir a casa de Simeón Blandón, el único de la comunidad que tiene camioneta y la pone a disposición para sus vecinos, según Saúl Herrera. Ahí no hay camiones o buses que cubran la ruta y comunique a los pobladores de La Porra con las escuelas o centros de salud de la comunidad Mancotal.

Para la gente de La Porra, la falta de estos centros en la comunidad y la distancia de acceso para llegar a ellos, serían otros de los problemas que fácilmente se resolverían si se les diera un camión pequeño a modo de ruta para que no tengan que caminar dos horas en el sendero desierto que los divide con Mancotal.

Todos estos problemas también afectan los cultivos en la comunidad, pues la falta de inversión en los caminos dificulta la atención de las siembras.

La Porra, Jinotega
Los comunitarios se están organizando para enviar cartas a las autoridades locales y pedir que ejecuten proyectos para el mejoramiento de La Porra. LA PRENSA/ S. RUIZ
HACEN LETRINAS “RÚSTICAS”

En la comunidad La Porra, para mantener el aseo y ante la falta de letrinas, la gente opta por hacer huecos en la tierra y cerrarlos con plásticos para depositar los desechos y así evitar enfermedades.

Los pobladores de la comunidad están buscando cómo ser visibles ante las instituciones del Estado. Por eso ya enviaron cartas a la Alcaldía de Jinotega para que los incluyan en los proyectos de mejora de carreteras, acceso al agua potable y luz.

“Nosotros seguimos luchando solos, queremos que nos escuchen, aquí no hay un centro de salud cerca y tenemos que pedirles a los pocos que tienen vehículo que nos lleven. Para sacar el café muchas veces nos ponemos a tuto la carga y caminamos dos horas hasta el empalme”, recalcó Alfonso Antonio Vallecillo Blandón, quien añadió que la comunidad no quiere desaparecer del mapa de Nicaragua.

Las familias que tienen luz en la comunidad aseguran que es de manera artesanal que se “pegaron al poste”, sin embargo, ellos mismos admiten que es un peligro por los rayos, pues ya hubo un incidente en el que varios resultaron golpeados porque el cable que pasa por varios árboles fue impactado por uno, en ese momento quienes estaban conectados a celulares cargando resultaron lesionados.

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