Cada vez que el comerciante de calzado Walter Cisneros escucha los truenos y la inminente llegada de la lluvia, se sostiene la cabeza porque es momento de cerrar el negocio, pues las fuertes corrientes de aguas pluviales invaden toda la zona del sector calzado, ropa y artesanías.
Los manjoles se rebasan, las corrientes se estancan y el mal olor se expande. No hay espacio para que las personas entren o salgan de este centro de compras. Los comerciantes corren para proteger la mercadería. En estación lluviosa todo es movimiento pero para sacar las aguas de los tramos. Esta situación tiene cansados a los comerciantes de la zona pues son días perdidos.
“Fijate que cuando llueve pasan las grandes corrientes, entonces es momento de suspender las ventas, porque nadie puede entrar aquí al mercado y la gente que anda adentro busca la forma de salir e irse para sus casas. Ya hemos expuesto esta situación a las autoridades municipales, incluso ya hemos hablado con la vicealcaldesa (la sandinista Jacaranda Fernández), con la intendente (Elieth Murillo), pero siempre dicen que van a buscar soluciones a este problema, pero nunca hacen nada”, señaló Cisneros.
El comerciante apuntó que ha habido una mala coordinación en las anteriores administraciones municipales porque los alcaldes dispusieron vender las áreas verdes de este mercado, para darle paso a la construcción de tramos, ocasionando que las corrientes de agua no encuentren salida.
“Entonces por eso se forman las grandes inundaciones, sin embargo insisto en que hay que buscarle una solución a este problema, porque cada año se acrecienta más. Considero que debe de haber una coordinación entre el alcalde (el sandinista Orlando Noguera), la Intendencia y la directiva central de comerciantes y así planificar una solución para paliar esta problemática que nos afecta a todos”, añadió.
Se intentó conocer la versión de la Intendencia, pero no fue posible.
A guardar en bolsas
El comerciante Mauricio Guzmán agregó que al momento de las lluvias tiene que correr para guardar la mercadería en bolsas plásticas y que no se dañe, ya que esto le genera pérdidas económicas.
“Cuando cae la lluvia, los clientes ya no vienen porque saben que todo el mercado se inunda y no hay entrada por ningún lado. La mayoría de los tramos tienen aceras bajas y tienen que estar lidiando con las corrientes y hay pérdidas. Sería bueno que la municipalidad tome en serio este problema porque es todos los años”, agregó Guzmán.