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Charytín Goyco impulsó la carrera de Franz Muñoz como maquillista y asesor de imagen. LAPRENSA/CORTESÍA

Charytín Goyco impulsó la carrera de Franz Muñoz como maquillista y asesor de imagen. LAPRENSA/CORTESÍA

Un sueño de brochas y labiales

Franz Muñoz es un migrante nicaragüense que han maquillado a Gloria Trevi, Lili Estefan, Bárbara Bermudo y otros famosos. Revista Domingo le cuenta su historia.

La historia de Francisco Muñoz comienza en el barrio Cristo del Rosario, de Managua, donde vivió junto a sus cuatro hermanos y su abuelita hasta el año 2000. Unos años antes su mamá se fue ilegal a Estados Unidos (EE.UU.), en busca de más ingresos económicos y cuando le aprobaron la residencia se llevó a vivir con ella a sus dos menores: Francisco y Ernesto. En ese tiempo él tenía 19 años y ya estaba luchando por convertirse en maquillista profesional; había tomado unos cursos y estaba muy decidido a lograr su meta.

Ahora Francisco, de 35 años, es conocido como Franz Muñoz, un popular maquillista de famosos y consultor de imagen en Miami, la ciudad hacia donde emigró. Sus manos han maquillado a artistas como Lili Estefan, Gloria Trevi, Maribel Guardia, Ednita Nazario y Charytín Goyco, de quien es íntimo amigo. Y en sus 14 años de carrera ha participado como comentarista de alfombras de Premio Lo Nuestro, Latin Grammys, Premios TV y Novelas y también ha sido editor de grandes revistas estadounidenses.

Su agenda casi siempre está llena. Hay veces en que su día de trabajo comienza a las 4:00 de la mañana y acaba hasta las 10:00 de la noche. Y los días que no tiene citas aprovecha para descansar al lado de su familia y amigos.

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Franz ha trabajado con la mayoría de artistas que llegan a Univisión. LAPRENSA/CORTESÍA.
Talento nato

Cuando Franz era niño le gustaba peinar y maquillar a sus primas, les hacía trenzas y en una ocasión hasta le cortó el pelo a una de ellas. De adolescente ingresó a un grupo folclórico donde aprendió más del maquillaje, porque en cada presentación que hacían debían lucir maquillados. Estos fueron los primeros acercamientos a lo que él llama “el arte de maquillar”.

Estudiaba su bachillerato cuando decidió tomar un curso de cosmetología. Su mamá lo apoyó con la condición de que no dejara los estudios y así lo hizo. Luego de un semestre de iniciada la carrera de Administración Turística y Hotelera, decidió abandonar la universidad.

“Unos amigos me ofrecieron trabajo como maquillista en un club nocturno de Guatemala. Me dijeron si quería entrar a trabajar y yo le dije que sí. Yo sabía que ahí iba a explotar mi arte, por eso me fui”, confiesa.

Su estancia en Guatemala fue solo de un año, pero ahí descubrió que su pasión estaba tras los pinceles, las brochas y los labiales. Veía cada rostro como un lienzo en blanco al que debía darle vida. Solo tenía 19 años y ya sabía que quería hacer de su vida.

El sueño americano
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Antes de convertirse en maquillista profesional y asesor de imagen, trabajó vendiendo hamburguesas, acarreando ladrillos en una construcción. LAPRENSA/CORTESÍA.

“Cuando regresé de Guatemala a Nicaragua, me doy cuenta que a mi mamá le aprobaron su residencia estadounidense y como mi hermano menor y yo teníamos menos de 21 años, nos fuimos a vivir con ella. Yo aún tenía mi sueño de ser maquillista, pero cuando llegué allá me di cuenta que no era como en Nicaragua, ahí tenés que tener licencia para trabajar en la belleza, tenés que saber sobre las leyes, los químicos, las mezclas, es una carrera prácticamente”, cuenta por teléfono desde Colombia, en donde realiza un curso de cosmetología.

En ese momento pensó que sería difícil cumplir su sueño y como necesitaba trabajar para ayudarle a su mamá con los gastos, aceptó un empleo que le ofrecieron en una construcción como ayudante.

“Mi primer trabajo fue cargando ladrillos en una construcción, ahí me ofrecieron cien dólares al día y sin pensarlo mucho acepté. Yo decía son 500 dólares a la semana, ¿quién se gana 500 dólares a la semana en Nicaragua?”, recuerda entre risas.

Después de eso trabajó en dos lugares más: en un restaurante de comida rápida y luego en una fábrica donde hacían colchones. Fue en este último lugar donde decidió estudiar un curso de cosmetología para obtener una licencia y comenzar a trabajar como maquillista en EE. UU.

“El curso de cosmetología duraba dos años, mi profesor era uno de los mejores maquillistas de Miami y vio que yo era buen estilista y al poco tiempo me convertí en su asistente, aunque no tuviera mi licencia. Estuve con él por tres años, hasta que decidí trabajar por mi cuenta”, afirma.

Como maquillista independiente trabajó con una casa productora que hacía reality shows con protagonistas de telenovelas de Telemundo. Ese fue su primer acercamiento directo con los famosos. Luego trabajó en Univisión y conoció a Charytín Goyco, cantante y conductora de televisión, quien impulsó su talento a nivel nacional, y desde entonces son muy amigos.

“Ella fue la que creyó en mí, todos vieron mi talento y ahí comencé con mi carrera. Ya tengo 14 años trabajando con ella y le digo que es como mi hermana, tenemos una relación muy bonita”, confiesa emocionado.

Desde entonces Franz ha trabajado con la mayoría de artistas que llegan a Univisión. Incluso, ayudó a Nastassja Bolívar, Miss Nicaragua 2013, a prepararse para Miss Universo.

Actualmente está trabajando en el programa Despierta América y continúa actualizándose. También está lanzando una línea pequeña de maquillaje llamada MakeUp by Franz, la que según dice es su hijo. Otra de sus metas está en Nicaragua, pues aquí planea realizar cursos de belleza donde las mujeres puedan aprender que el mundo de la belleza también es una carrera.

Nastassja Bolívar, Miss Nicaragua 2013
Franz ayudó a preparse a Nastassja Bolívar, Miss Nicaragua 2013, cuando ella iba a concursar en Miss Universo. LAPRENSA/CORTESÍA.

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