“Fue, pues, allí, donde, en el continente se quiso primero ser libre de la dominación española”… Una frase de Rubén Darío que nos expresa un alto sentido de identidad y orgullo nicaragüense. Se encuentra en su artículo sobre Nicaragua, escrito en la Revista Mundial Magazine, editada desde París y de la cual Rubén era su Director Literario. Es el número 21, enero 1913, página 807.
La expresión es a propósito de referir en su citado artículo los hechos históricos relacionados con la fundación de la entidad jurídica territorial que conocemos como Nicaragua, presentándonos una perspectiva poco visibilizada por la historiografía nacional sobre la rebelión de los hermanos Contreras contra la Corona Española, al apreciarla como una precursora acción emancipadora, cuando escribe: “los famosos hermanos Contreras hablaron los primeros de libertad en el siglo décimo sexto”. Lo interesante de su enfoque, es que, más allá de la valoración que se tenga del violento carácter guerrero y conquistador de la administración de Pedrarias y sus descendientes Contreras, Darío destaca el hecho de que los nietos de Pedrarias fueron de los primeros en luchar por la soberanía del territorio que empezaba a conocerse como Nicaragua y Nuevo Mundo. O sea, reivindica para Nicaragua pioneras acciones independentistas de las colonias europeas en el continente americano. En párrafos adelante del mismo escrito, afirmando su postura nacionalista, Rubén expresa: “Nicaragua tiene, como página principal de su historia, la segunda independencia, cuando se vio libre de la usurpación del filibustero yanqui William Walker”.
En su libro, El Viaje a Nicaragua e Intermezzo Tropical, escrito en 1909, a raíz de su retorno triunfal a Nicaragua, nuestro héroe cultural ratifica el amor a su solar patrio. En el poema VII, Retorno, nos regala frases que con el tiempo pasaron a ser constitutivas de nuestra identidad nacional, así dice:
“Pueblo vibrante, fuerte, apasionado, altivo;/Pueblo que tiene la conciencia de ser vivo,/Y estrofas adelante, los célebres versos de autoestima patria:/“Si pequeña es la patria, uno grande la sueña.
Mis ilusiones, y mis deseos, y mis/ Esperanzas, me dicen que no hay patria pequeña”.
Y con vocación cívico pedagógica, en el Capítulo I, nos lega un mensaje de autoestima y espíritu de superación nacional: “Yo deseo que la juventud de mi país se compenetre de la idea fundamental de que, por pequeño que sea el pedazo de tierra en que a uno le toca nacer, bien puede dar un Homero si es en Grecia, o un Tell, si es en Suiza”. O un Darío, si es en Nicaragua, agrego yo.
Expresa su satisfacción por el progreso alcanzado en el país, en esa primera década del siglo XX, el cual constata al sólo arribar: “Haber desembarcado en Corinto, dulce puerto por siempre, de una manera europea, por su muelle y comodidades.
Perfila rasgos de la identidad nicaragüense, en el capítulo III, citando a Gómara: “Y nunca indio a lo que alcanzo, habló como él a los españoles”, destaca Rubén un testimonio primigenio de la historia escrita nicaragüense: un diálogo de altura conceptual, un Teyte Nicaragua inquisitivo, que busca entender al enemigo con el que se enfrenta; que confronta su sabiduría, su cosmovisión, con la del extraño que le requiere sumisión o guerra.
Rubén, se revela profundamente nicaragüense. Al asumir su puesto de Embajador de Nicaragua en España, se encontró que su trabajo periodístico tenía contradicciones con su nuevo cargo: “Resulta que aquí, en los diplomáticos no está bien visto que escriban en los periódicos. Ya veré como arreglo eso, aunque sea adoptando un seudónimo”, podemos leer en carta que dirige a su amigo dominicano Fabio Fiallo, fechada en Madrid, el 20 de junio de 1908. Y, el seudónimo que adoptó fue: “Ni Ka”.
El autor es Psicólogo Social.