Masaya inició sus bullangueras fiestas patronales que, en honor a San Jerónimo, se celebran por tres meses. Ayer la iglesia del mismo nombre estuvo a reventar, mientras la concurrencia resistía la presión del calor que causaba el ardiente sol que se imponía sobre el cielo de esta ciudad.
Desde el mediodía la parroquia fue recibiendo a los asistentes, algunos con candelas de sebo encendidas, otros pagando promesas y algunos llegaron para pedir algún milagro. Todos los presentes llegaron a bailar al son de los filarmónicos la bajada de “el doctor que cura sin medicina”, que es el santo patrono oficial de los masayas.
La misa inició y los cánticos de alabanzas acompañaron los ritos religiosos, propios de la eucaristía. “En este contexto festivo y gozoso para Masaya, como es celebrar a su santo patrono, es momento para hacer un alto en el camino, cumpliendo las tradiciones religiosas, folclóricas y culturales, venimos aquí para rogar a San Jerónimo por algún favor o agradecer por alguna concesión por alguna intercesión ante el Señor o simplemente venimos por esa devoción inculcada por nuestra familia, por nuestros padres. Venimos aquí a celebrar la eucaristía, que es el centro para la vida de todo creyente”, dijo el padre César Castillo, durante la homilía.
Reflexión
Luego de la eucaristía la imagen de San Jerónimo fue bajada al son de los chicheros, quema de pólvora y los aplausos de la concurrencia. El bullicio ensordecedor fue el detonante para que los presentes acompañaran al santo hacia la salida del templo en donde esperaban otros miles de personas que agitaron sus pañuelos como signo de saludo a la mediana imagen que hará bailar a toda Masaya durante los meses venideros.