Hasta hace dos años pensar que Saúl “El Canelo” Álvarez tenía oportunidad frente a Gennady Golovkin parecía ser una peregrinación al vacío. Primero porque Golovkin mantenía una línea explosiva que bombardearía al mexicano carente de credibilidad, se creía que el púgil azteca no era un actor principal de la telenovela de boxeo, la gente sin el velo en el rostro lo tachaba como un simple actor de reparto. Sin embargo, el tiempo le ha dado un espacio dentro de las consideraciones, al punto que muchos dudan de un resultado en un enfrentamiento ante el kazajo.
“El Canelo” tuvo fácil lo que muchos peleadores mueren sin tener, una atención mediática inimaginable, se trata de un boxeador ungido por la mano de Oscar De La Hoya, uno de los más grandes pugilistas taquilleros de la historia, el hombre que volteó las miradas de las mujeres hacia un deporte encarnado de hombría.
Poco a poco Álvarez fue ganando seguidores y consiguiendo victorias importantes, como vencer al cubano Erislandy Lara, destruir al débil James Kirkland, vencer en un mar de incógnitas al boricua Miguel Cotto, triturar al inglés Amir Khan y derrotar por la misma vía a Liam Smith, para convertirse en el nuevo campeón de la Organización Mundial de Boxeo (OMB).
Durante esas victorias del mexicano ha demostrado la clave de su éxito: su pegada. El muchacho de 26 años siempre tiene el tiempo a su favor, por más que lo vayan derrotando o realizando una pelea complicada, el poder de sus puños es capaz de desjarretar un toro o estrangular un león como lo haría Caupolicán.
No obstante, hay una duda en el pupilo de De La Hoya, a diferencia de los peleadores pegadores que su instinto animal despierta cuando miran sangre, ya sea de ellos o del rival, “El Canelo” no le gusta perder el encanto de su rostro, es muy cauteloso e incapaz de verse arriesgando todo buscando el nocaut.
¿Cómo es posible que su única herramienta efectiva sean sus puños y no sea lo suficientemente valiente para entrar en el fuego del volcán y beberse la lava? La pegada sin valentía es como el amor sin corazón, no significa nada.
Si “Canelo”, como ha demostrado tener la pegada, quiere hacer algo más frente a Golovkin, quien se vio por momentos vulnerable al golpeo de Kell Brook, sabiendo que la única manera de vencerlo es sacando chispas en los puños, mandíbula y estómago, tendrá que olvidar por completo el ser cauteloso, ese estilo es para los derrochadores de recursos como Floyd Mayweather, porque los que nacieron con cloroformo en los puños como Rocky Marciano, después de la pelea deben verse en el espejo y reconocerse, pero triunfan a lo corajudo. Golovkin ya demostró ser capaz de beberse su sangre con tal de conseguir victorias destacadas.
DETALLES
Saúl “El Canelo” nació el 18 de julio de 1990 en el pueblo de San Agustín. Comenzó a boxear los 13 años de edad, después de presenciar el debut profesional de su hermano mayor Rigoberto Álvarez.
En 2004 Saúl ganó la medalla de plata en el Campeonato Nacional Juvenil realizado en Sinaloa. Un año después, ganó la medalla dorada en la Olimpiada Juvenil de 2005, efectuado en Tuxtla Gutiérrez.
Golovkin nació en Karagandá, (miembro de la URSS, actual Kazajistán); siendo uno de cuatro hermanos de padre ruso, quien trabajaba en una mina de carbón, y de madre coreana, la cual era asistente en un laboratorio químico.
Golovkin en amateur casi consiguió todo, menos el oro olímpico.