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Amor y pintura (Dos)

Alguien voló sobre el nido del cuco, el título de este film, puede dar cuenta del vendaval que destrozó la paz de la pintura

A Herdy y la AlexandraTe miro viendo/Que en tus ojos/Hay estupor/Y a veces desolación.

Alguien voló sobre el nido del cuco, el título de este film, puede dar cuenta del vendaval que destrozó la paz de la pintura, Mathias Grunewald pinta en Flandes una crucifixión patética donde lo pictórico es contenido y lo horrible cadavérico del cuerpo resuelto en carnaciones de gamas verdes, ocres, insinúa la mancha, y la fragmentación tonal de la superficie, el empaste, hasta Van Gogh con las pinceladas delirantes tupidas y lineales como el plumaje de una gallina desplumada por retorceduras del pescuezo, y Gaugin con los colores planos dispuestos en contrastes fuertes, de pura sensualidad, se empieza la pintura a desatar. La imaginación, la loca de la casa que estuvo quieta durante siglos, rompe las amarras con “les fauves”, autodenominados “las fieras”, que mandan los cánones a la chingada, aplican el color directo del tubo, sin mezclar previamente ni madre, manejan los colores primarios, directos haciendo que el golpe del color en la retina viaje veloz al cerebro para producir exaltación, un estado pasional en bruto, salvaje y deleitable.

Mucho se comenta el sufrimiento de las mujeres de Picasso: Margaux, Jacqueline, etc., que se las vieron de a palito. Pendejas, quien les manda meterse con un genio, ¿acaso pensaban manipularlo, chantajearlo con lloriqueos de opereta o lágrimas de cocodrilo, y tener echado a un inútil, bueno para nada, excepto para mantenerlo con la v… y ensartársela cuando quisieran? El monstruo con una potencia sobrehumana recorrió todas las fases de la pintura occidental, produjo como pare una coneja y en el “Guernica”, expone el caos y el horror del pueblito vasco bombardeado por los nazis una noche tenebrosa, todos salen de sus casas a la calle, el toro muge, el caballo relincha y los niños y las mujeres pegan gritos, solo una lámpara proyectando luces como el erizo avienta púas, ilumina los grises, negros y blancos de la escena, pero ojo, el tratamiento técnico no es literal, convulsionado, el cromatismo lo maneja plano, y lo formal, informe o deforme se mete en un orden rigurosamente estructurado, en un todo compositivo con resabios del cubismo.

Y en su ansia por llegar al orgasmo los amantes se rozan con fruición el glande y la vulva, la rajita, el zapotito con el pene bien metido en la vagina y ella igual que la pintura grita, patalea, gime, llora, ríe, le clava las uñas en el culito parado a su novio con las nalguitas tímidas y golpea la pared, después del clímax, respiran calmos y se duermen plácidos, echándose las piernas, el uno al otro. Y así ha oscilado la pintura su movimiento pendular histórico, flujos y reflujos de espuma volátil como el corazón del hombre, tocando extremos bipolares, emociones pintadas en múltiples formas de expresión.

Cultura narracion Nicaragua archivo

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