Cada mañana, la mayoría de las personas, tras levantarse de la cama, se dirigen al baño para hacer sus necesidades fisiológicas y bañarse, pero ¿qué pasa cuando no existe un baño o un inodoro?
En al menos cuatro comunidades de San Rafael del Sur, las familias no tenían baños e inodoros, sino champas plásticas y letrinas. Sin embargo, desde hace año y medio, esa realidad ha ido cambiando con la construcción de ecobaños que ha realizado en ese municipio Hábitat para la Humanidad Nicaragua.
Hace unos diez años, en algunas comunidades de San Rafael del Sur ni siquiera había agua potable, las personas tenían que agarrar agua y bañarse en ríos cercanos.
Esa fue la realidad de Ana del Socorro Gutiérrez quien tiene 73 años y toda su vida ha vivido en la comunidad Gutiérrez Norte, una de las beneficiadas con los ecobaños de Hábitat Nicaragua.
“Antes no teníamos agua potable, cuando yo nací, pero al tiempo vino el proyecto de agua potable, pero casi todo el tiempo era al río, íbamos al río a lavar, ahí nos bañábamos, acarreábamos agua del río. Cuando vino el agua potable, íbamos al río siempre pero tomábamos agua de la potable, teníamos el bañito aparte y la letrina”, contó doña Anita, a como es conocida en Gutiérrez Norte.
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Ahora, y gracias al trabajo de seis mujeres, tres hombres y el suyo propio, doña Anita pudo cambiar su baño construido de plásticos y cuatro palos y su letrina, por un ecobaño donde podrá estar protegida del viento y la lluvia, y sentirse segura al hacer sus necesidades y bañarse.
Y es que Hábitat ha venido apostando por las personas en San Rafael, ya que son ellos mismos quienes construyen sus unidades sanitarias luego de recibir un taller con arquitectas e ingenieras, quienes enseñan el proceso de construcción y funcionamiento. Además, estos ecobaños son completamente subsidiados por la organización.
Para Rosa Margarita Dávila, de 24 años y madre de dos niños, ir al baño ella o llevar a sus hijos para hacer sus necesidades era toda una odisea. La letrina donde hacían sus necesidades quedaba a unos cincuenta metros de su casa y era utilizada por unas veinte personas más, quienes son familiares de su esposo.
En total, eran tres familias las que utilizaban la misma letrina.
Según Patricia Paniagua, ingeniera de Hábitat, “la caseta da privacidad y confort porque las personas aquí están bajo el sol, la mayoría de las personas tienen sus letrinas sin techo, casi al aire libre”.
¿Qué significa el “eco en los baños de Hábitat?
Las unidades sanitarias diseñadas por Hábitat consisten en un inodoro, un baño y un lavandero. Como en muchas comunidades siguen habiendo problemas de abastecimiento de agua potable, los inodoros no cuentan con un tanque, por lo que las personas deben echar entre 1 y 1.5 litros de agua para que se produzca la descarga.
Esta descarga pasa a un biodigestor. Con la acumulación de las heces en el biodigestor, se generan bacterias aeróbicas y anaeróbicas. Estas bacterias se comen entre sí y generan una especie de lodo que puede ser utilizado como fertilizante para plantas ornamentales.
Luego, el agua residual generada por el baño y el lavandero, se junta en una caja de registro y pasa por varios filtros de rocas volcánicas, que la limpian y matan los malos olores, hasta que finalmente vuelve a infiltrarse, ya libre de contaminación.
Al pasar por este proceso, todos los desechos tanto líquidos como sólidos no contaminan sino más bien se integran al ecosistema.
¿Por qué en San Rafael del Sur?
Francy López, coordinadora de Desarrollo Comunitario de Hábitat Nicaragua, aseguró que desde hace seis años esta organización llegó a San Rafael del Sur para trabajar con la Alcaldía de ese municipio y otras organización en la construcción y mejoramiento de viviendas en las comunidades Masachapa y La Gallina.
A partir de este primer proyecto, realizaron varios diagnósticos comunitarios y se abordó el tema del agua.
“Eso nos llevó a una necesidad, como es mejorar la parte de saneamiento, porque resulta que cuando entramos con el proyecto del agua, se hizo estudio a los pozos y se determinó que todos los pozos en Masachapa y La Gallina estaban con Escherichia coli (bacteria que se aloja en el intestino y puede causar diarreas y vómitos), incluyendo el agua de la tubería de agua potable de la red de Masachapa”, aseguró López.
Esta contaminación está relacionada con que las letrinas de las comunidades estaban contaminando el manto acuífero.
Frente a este problema, Hábitat planteó la idea del ecobaño para la comunidad.
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“Tengo un baño seguro”
Los primeros ecobaños construidos en San Rafael del Sur fueron en la comunidad de San Cayetano. Una de las beneficiadas fue doña Estela Calero Sánchez, de 57 años y madre soltera. Su ecobaño ya tiene año y medio de haber sido construido.
“Yo tenía mi letrina en muy mal estado, con pedazos de lata, de cartón, de plástico, de tela y si era la parte de arriba el techo estaba todo roto. Mi baño también lo tenía tapado con plástico, era un baño inseguro. Ahora tengo mi baño más cerca y me siento muy contenta porque tengo un baño seguro, un inodoro que no lo tenía seguro y me siento con más comodidades tanto como para mi lavada como para mi baño y mi servicio”, aseguró emocionada doña Estela.
Trabajo en San Rafael del Sur
Hábitat para la Humanidad Nicaragua ha desarrollado en San Rafael del Sur proyectos en ocho comunidades. Algunos de estos proyectos, como la construcción y mejoramiento de viviendas, han sido con el apoyo de contrapartes como la Alcaldía de ese municipio y el Instituto de la Vivienda Urbana y Rural.
Francy López, coordinadora de Desarrollo Comunitario, detalló que los ejes de trabajo en ese municipio se han enfocado en: Agua y Saneamiento, Mejoramiento Habitacional y Empoderamiento. Porque recientemente han iniciado a dar capacitaciones a jóvenes para que estos se animen a emprender sus propios negocios.
“Para hacer mis necesidades iba donde mi suegro, en la letrina que usamos tres familias, pero ahora no. Me siento contenta, alegre, porque ahora lo tengo cerca mi ecobaño. Antes a veces en la noche no iba porque me daba miedo, pero gracias a Dios vino esa ayuda y ahora tenemos nuestro ecobaño”. Rosa Margarita Dávila, habitante de la comunidad Gutiérrez Norte, en San Rafael del Sur.
