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Managua 17 Agosto 2011,Visita al colegio Pedro Joaquin Chamorro donde niños de scundarias ocupan fasiculos que salen en Diario Hoy como herramienta de estudio.Foto LA PRENSA/Bismarck Picado

Zona de Strikes: José Fernández, un pelotero muy singular

Los números y los títulos hacen a un atleta grandioso, pero son las imágenes y sentimientos, los que lo vuelven realmente memorables. José Fernández pertenece a ambas categorías.

Los números y los títulos hacen a un atleta grandioso, pero son las imágenes y sentimientos, los que lo vuelven realmente memorables. José Fernández pertenece a ambas categorías.

Armado de un poderoso arsenal, temple de acero y una sonrisa apreciable incluso desde el espacio exterior, el cubano no pasó inadvertido a pesar de su brevedad.

Batalló tanto para subir a la cima del juego que todo le supo a gloria. En el triunfo o la derrota, siempre encontró una razón para deleitarse, para gozar y contagiar con su alegría.

Y quizá lo más admirable es que su fulgurante talento, capaz de introducirlo a la élite del picheo, palidecía comparado con la historia que le rodeó a través de su vida.

Hablamos del mejor lanzador de los Marlins (16-8 y 2.86), Novato del Año en el 2013 y dos veces All Star en cuatro años en las Mayores. Toda una leyenda en construcción.

Pero a la vez, alguien que se lanzó tres veces al mar antes de llegar a EE. UU. en un cuarto intento, que cayó preso en Cuba, que fue asaltado en México y que salvó a su mamá durante la travesía.

Era sobreviviente de una cirugía Tommy John que lo alejó 14 meses del beisbol. Quizá por ello parecía tan contento sobre el box. Dio la impresión de sentir gratitud por su talento y por tener la oportunidad de usarlo.

Y lo más triste es que solo tenía 24 años, pero a veces es así. Llevaba 38 éxitos, pero solo tuvo dos campañas completas.

A los 24 años, Pedro Martínez llevaba 48 triunfos, pero sin operación. Juan Marichal 37 y Denis Martínez 31. José iba como un cohete.

Hay imágenes que van a perdurar, como la vez que disfrutó su primer jonrón y eso molestó a Brian McCann. Bravos y Marlins se agarraron a golpees, pero al lado del tumulto, él sonreía. No dejaba que nada apagara su entusiasmo.

Mi imagen favorita es una de Allison Williams de ESPN, viendo los fuegos artificiales tras un partido en el Dodger Stadium, sentado en una silla que llevó al terreno de juego.

“Es un big leaguer, pero en su corazón es un niño”, escribió la reportera. Quizá eso explicaba tanta pasión, tanto entusiasmo.

Habrá jugadores con un arsenal eléctrico como el de Fernández, pero no es tan sencillo juntar talento y pasión como lo exhibía el cubano, a quien se le extrañarán sus victorias, pero sobre todo esa sonrisa con la que iluminó el juego.

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