Leonardo Zeledón Rodríguez llegó hace siete días al Hospital Lenín Fonseca con una úlcera en su glúteo derecho y hoy teme que una infección empeore su condición porque en ese centro hospitalario —afirma— “hay un mosquero en el día y en la noche, el montón de cucarachas”.
Ahí, “con costo pasan una o dos veces aseando (las salas de Medicina Interna) para mientras pasan los doctores haciendo la visita (a los pacientes)”, dice Zeledón.
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Para la compra de materiales de higiene de los hospitales y centros de salud, el Ministerio de Salud (Minsa) destinó este año 57.2 millones de córdobas.
Es decir, que el sistema de salud nicaragüense apenas destina el 0.44 por ciento de su presupuesto para la limpieza de sus instalaciones públicas, según el investigador del Instituto de Estudios Estratégicos y Políticas Públicas (Ieepp), Leonardo Labarca.
En el Hospital Lenín Fonseca, uno de los centros asistenciales de referencia nacional, los pasillos lucen limpios y la Sala de Emergencias está recién pintada y reconstruida. Ahí, el olor a cloro, a alcohol y a limpio acompaña a los pacientes y familiares hasta las Salas de Medicina Interna, donde la inversión apenas alcanza para “sacudir” los pasillos dos veces al día y donde los baños lucen asquerosos.
Por lo menos así las describe Marcia Gómez, una de las familiares que ayer estaba en ese hospital —centro, que a pesar de la suciedad, recibe a sus pacientes con afiches del inconstitucional presidente y candidato a la Presidencia de la República, Daniel Ortega, y su esposa, Rosario Murillo, candidata a la Vicepresidencia.
En este centro hospitalario, los familiares no duermen —sobre todo por las noches— por el miedo de que las cucarachas pequeñas entren a los oídos, nariz o heridas de sus pacientes. “Hay cucarachas y las moscas son peores (incluso) alacranes han salido de las camas”, cuenta Dora Pamela Gaitán, otra de las familiares que cuidaba a un paciente en el Lenín Fonseca.
En la tercera sala de varones, en Medicina Interna, hay cuatro hombres, uno de ellos —el más joven—, que prefirió omitir su nombre, cuenta que solo una vez al día se baña, aunque durante el día suda mucho, pues su camilla no tiene sábanas, la colchoneta que le asignaron está forrada de cuerina y cuando el sol “pega fuerte”, sobre todo por las tardes, él suda mucho y se sofoca.
El paciente relata que antes de entrar a la regadera pone una bolsa plástica en el piso porque el baño de su sala —un reducido espacio aproximadamente— despide un intenso olor a orines y los azulejos que una vez fueron color salmón, ahora están curtidos y tienen costras de suciedad por doquier. Además, el inodoro no tiene palanca para descargar los orines o heces de sus compañeros de cuarto. Por eso, dice que le dan “asco” los baños.
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Tampoco hay material del aseo
En el Manolo Morales, la limpieza se hace con más frecuencia en los pasillos y “a veces” en las salas, pero los cuartos de Medicina Interna ya necesitan inversión y baños nuevos, porque los que están, según la señora Jessica Cruz, están sucios y dañados.
Ella cuida a su mamá y aunque reconoce que su sala ahora está más limpia, dice que tiene miedo que su paciente —una señora de casi 70 años— se le caiga en los baños de ese centro hospitalario.
Orinar en botellas o botellones plásticos
Otros pacientes como el esposo de Mariluz Membreño prefieren orinar en botellas de plástico a los que les hacen un hueco y luego depositan los líquidos en los lavamanos de concreto que están en los baños y que ahora son utilizados como urinarios.
Esa opción —reconoce— es mejor que llevar a su familiar recién operado al baño del Manolo Morales, donde ni las puertas se pueden cerrar porque están caídas y donde el hedor sale al pasillo junto con una hilera de hormigas que llegan hasta las camillas de la última sala de varones de Medicina Interna.
Ayer a las 4:00 de la mañana, los trabajadores de la limpieza volvieron a su faena diaria, porque a las 7:00 de la mañana empieza la visita médica y las enfermeras comienzan las curaciones.
A esa hora, las salas y pasillos de los hospitales tienen que permanecer limpios porque los médicos llegan a revisar a sus pacientes. Después de ese “pase de visita”, lo que ahí ocurra “no les importa”, dice la paciente Carmen Zamora.
Baja inversión en medicinas
En Nicaragua, la inversión per cápita en medicinas es de 209 córdobas al año, según el presupuesto del Ministerio de Salud (Minsa), pero esa baja asignación no es lo más cruel del sistema sanitario del país, pues los pacientes —atendidos sobre todo en los hospitales públicos— deben aguantar las cucarachas y moscas que se encuentran en los centros hospitalarios que solo son limpiados “con suerte” dos veces al día, según los pacientes y familiares.
12,644 millones de córdobas es el presupuesto total del Ministerio de Salud (Minsa) destinado para este año. Este ministerio, junto con el de Educación, son unos de los afectados por las reformas presupuestarias.