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Buscando pleitos en el vecindario

Se ha informado que el gobierno del inconstitucional presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, provocó una fricción política y diplomática con el gobierno de Guatemala, al boicotear que este país asuma la presidencia de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (Celac).

Según informó LA PRENSA el viernes pasado, basándose en reportes del diario guatemalteco El Periódico y declaraciones de funcionarios y personalidades políticas de Guatemala, la oposición de Ortega fue porque, dijo, “existen allí violaciones a la democracia, derechos humanos e injerencia de Estados Unidos”.

En Guatemala hay elecciones libres y limpias, la oposición trabaja sin presiones ni represiones y en el Estado se lleva a cabo una limpia judicial de personas corruptas, pero Ortega acusa a su gobierno de hacer lo que él hace en Nicaragua. Eso se llama desfachatez.

Sin embargo no es casual que el régimen orteguista provoque conflictos externos y tenga problemas con los países vecinos. Uno de los rasgos distintivos de toda dictadura es buscar pleitos con los gobiernos democráticos de los países vecinos, involucrarse en disputas internacionales aunque no tenga nada que ver con ellas y provocar conflictos exteriores para fortalecerse agitando internamente las emociones nacionalistas. En cambio, las democracias resuelven de manera discreta y amistosa las contradicciones que son inevitables en las relaciones entre vecinos e internacionales en general.

Daniel Ortega ha sido en el pasado y es ahora un buen ejemplo del dictador que busca pleitos con los vecinos y se mete en los conflictos internacionales. Lo hizo en los años ochenta del siglo pasado, cuando el gobierno sandinista trataba de exportar la revolución a los demás países centroamericanos, y lo sigue siendo ahora provocando tensiones y querellas con los gobiernos democráticos de América Central y el Caribe.

Como dice el expresidente y académico ecuatoriano, Rodrigo Borja, en su Enciclopedia de la Política, la dictadura surgió en la antigua Roma como una institución jurídico-política para enfrentar situaciones de contingencia. Los dictadores eran nombrados para que resolvieran emergencias como la subversión interna, las guerras civiles y los conflictos armados con otros países. Con el paso del tiempo, hasta llegar a la actualidad, los dictadores ya no fueron líderes nombrados para resolver graves contingencias internas o exteriores, sino aventureros políticos, hombres codiciosos de poder y de riquezas que asaltan o toman de cualquier otra manera el poder, para desmantelar las instituciones democráticas y beneficiar económicamente a familiares y compinches.

Borja advierte que hay quienes hacen acrobacia intelectual hablando de dictablanda, dictadura constitucional, dictadura limitada e incluso de “democracia autoritaria”.

“Pero estas distinciones son equívocas —dice el enciclopedista político ecuatoriano—. La dictadura es, por esencia, un gobierno autoritario ejercido al margen de la ley. No puede concebirse una dictadura que no tenga estas características”.

Tal es el caso de Daniel Ortega, quien por su talante dictatorial se empecina también en buscar pleitos con los gobiernos —vecinos o no— que son democráticos.

Editorial Daniel Ortega Guatemala Nicaragua archivo

COMENTARIOS

  1. Justo
    Hace 7 años

    Tambien es totalmente normal que no solo busque pleitos con los vecinos, sino, que los busque o invente cada vez que hay elecciones para asi desviar la atencion del agudo problema que vive el pais.

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