Algunas personas le llaman al tejido suave y brillante, como satín, sin embargo cuando nos dirigimos al diccionario puede aparecer una sorpresa porque satín alude a una madera, no a una tela.
Así aparece este término en el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE): “Madera americana semejante al nogal”, mientras satén alude a: “Tejido parecido al raso”, cuya etimología viene del francés satín que a su vez procede del latín seta.
Sin embargo otros autores consideran que llega del nombre de un puerto chino antes llamado Zaytun, desde donde comenzó a exportarse este tipo de telas en la Edad Media.
Con respecto al raso es una tela artificial, que puede estar compuesta por una combinación de tres materiales: poliéster, nylon, y seda. Los satenes tienen una textura más densa que los tejidos cruzados, su principal característica es la suavidad que se logra pasando los hilos de urdimbre encima de unos cuantos de trama, con un entrelazado mínimo; y es la exposición de la luz en los hilos libres lo que produce su brillo particular.
Como ven, como hablamos español y no francés, debemos decir satén y no satín, como acostumbran a hacerlo algunas personas. Es igual que la palabra carnet, así se escribe en francés, pero en español se llama carné, con una tilde en la “e” y sin una “t” al final.
Son cosas del idioma que debemos considerar cumplirlas para hablar con propiedad y conservar sano y frondoso el idioma español.